Diario de Valladolid

DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA CIUDAD / EL ALCALDE

Puente celebra la vuelta a la ‘normalidad’ tras los años de «oscurantismo» del PP

Destaca el giro en política social y pone este año al frente del Ayuntamiento como ejemplo de que «se puede gobernar de otra manera»

Puente saluda a la tribuna de invitados antes de comenzar el debate sobre el estado de la ciudad.-PABLO REQUEJO

Puente saluda a la tribuna de invitados antes de comenzar el debate sobre el estado de la ciudad.-PABLO REQUEJO

Publicado por
Fernando Martín
Valladolid

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El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, celebró ayer el «cambio histórico» que se produjo en el Ayuntamiento hace un año, pero recordó que «lo que hoy parece normal fue durante mucho tiempo excepcional o no fue», en alusión a los 20 años de gobierno del PP. Empezando, dijo, por el pleno extraordinario sobre el estado de la ciudad celebrado ayer, solicitado en reiteradas ocasiones por el PSOE cuando estaba en la oposición, pero «con la negativa por respuesta».

Puente quiso, en su intervención sobre el debate del estado de la ciudad, -el primero que, como tal, se celebra en el Ayuntamiento- fijar la perspectiva y puso el retrovisor para saber de dónde se viene y comparar, un año después, en qué han cambiado las cosas en Valladolid.

Fue un discurso que ya anticipó el tono agrio, incluso bronco, por el que discurriría el debate, solicitado por el PP, y que volvió a demostrar lo difícil que está recomponer las relaciones con el principal partido de la oposición.

Para ilustrar el cambio y demostrar que «se podía gobernar de otra manera» frente al «oscurantismo» del PP, entre al retahíla de asuntos que ahora son normales pero antes eran excepcionales o no se contemplaban, citó la publicación tanto de su agenda como la de los concejales del equipo de gobierno, la apertura de la puerta principal a todos, cuando antes sólo era accesible para el regidor y los ediles, la creación de la comisión de control de la contratación o la asistencia del primer edil a las manifestaciones de trabajadores o en defensa de la libertad sexual.

Como ejemplo también de esta vuelta a la normalidad, recordó que mientras antes sólo oficiaba bodas en el Ayuntamiento el alcalde o aquél en quien delegase, aunque nunca si los contrayentes eran del mismo sexo, ahora puede hacerlo cualquier edil de cualquier grupo y con independencia de la tendencia sexual de la pareja.

Consciente de que la principal crítica de la oposición es su política de gestos de cara a la galería en este primer año de mandato, pero sin entrar en la ‘chicha’, Puente quiso demostrar que, más allá de este cambio en las formas, el giro se nota también en los contenidos. Y aquí echó mano de la que ha sido la principal baza del equipo de gobierno a la hora de defender su gestión durante este primer año:la política social. Como prueba de la nueva política instaurada en el Ayuntamiento, dijo que el presupuesto de acción social creció en tres millones y recuperó «en un sólo ejercicio» el 60% del recorte aplicado por el PP «en el momento en que más necesidades había».

En el somero repaso que realizó por áreas, destacó el fin del urbanismo «al servicio de los intereses privados», anunció la «inminente» firma del convenio del consorcio del parque agroalimentario y, cómo no, no se olvidó de la final de rugby celebrada en el estadio Zorrilla el pasado 17 de abril, «un ejemplo de gestión», pero también «el mayor éxito deportivo y de posicionamiento de ciudad de este año de gobierno».

En esta primera intervención pasó casi de puntillas sobre los asuntos más espinosos como el soterramiento del tren o el Campus de la Justicia, pendientes y sin una salida clara, al menos el primero.

En este estado de la ciudad que pintó Puente, destacó también la renovación de la flota de autobuses, la gratuidad del bus para los niños de 0 a 10 años y anunció que el Ayuntamiento destinara 11 millones a políticas de empleo en 2016 para crear 3.000 empleos.

Admitió que queda «casi todo por hacer», la única concesión a la autocrítica en su intervención, agradeció la entrega de su equipo de gobierno, para el que no ahorró elogios, y añadió que en este año «no ha caído en el menor atisbo de sectarismo». La prueba, según el alcalde, de que se podía gobernar de otra manera.

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