Diario de Valladolid

Redacción de Valladolid

El monstruo que la mató

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«TE ENSEÑAN a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo. Ese es el problema». Lo escribió en un tuit Laura Luelmo, esa joven zamorana de 26 años violada y asesinada en un pueblo de Huelva por Bernardo Montoya, un monstruo sin escrúpulos que demuestra una vez más la cara del horror y nos recuerda el fracaso de esta sociedad contra la infame violencia machista.

Querida Laura: puedo imaginar lo que habrías sentido si esto le hubiera ocurrido a otra mujer. Sobre todo, porque has dejado pruebas de tu sensibilidad feminista en las redes sociales. Hoy no puedes indignarte por lo que te ha sucedido a ti. Un bárbaro ha llenado de tristeza a tu familia, a tus amigos, a tus alumnos y a millones de personas de este país que no están dispuestas a que el miedo gane la batalla por la igualdad en la que estabas involucrada.

Hoy no echaré la culpa a políticos ni a jueces. Sí al monstruo Montoya. Siento también cada vez más que la responsabilidad de ese odio a las mujeres que originan estos crímenes es en parte de todos y cada uno de nosotros. De aquellos que miramos para otro lado cuando se ataca a la dignidad de una mujer. De aquellos que reímos los chistes machistas de la cultura que las humilla. De aquellos que soportamos impasibles comentarios que culpan a las mujeres por salir de noche o vestir como les plazca. De quienes las marginan. De aquellos que olvidamos con demasiada frecuencia que ser mujer es hoy más difícil que ser hombre.

«Salir a correr solas no puede ser un deporte de riesgo». Miles de personas están saliendo a la calle estos días para decir una vez más ¡basta! Y me temo, querida Laura, que no será la última vez que la indignación se haga necesaria en las calles.

Nada me gustaría más que tener una receta para acabar de una vez con este tipo de masacres. Mientras escribo esta columna pienso en el infierno que sufriste y en la tragedia que padecen a diario miles de mujeres en la calle y, sobre todo, en sus propios hogares.

«Laura ya no puede venir», lamentaban este miércoles tus alumnos del Instituto Vázquez Díaz en Nerva, a los que apenas conociste tras ese peregrinaje de 500 kilómetros desde tu pueblo, Villabuena del Puente.

Un depravado sesgó tu futuro. Estoy seguro de que la huella del dolor y de la indignación por lo que hizo este caníbal se convertirá en una semilla de conciencia y esperanza para esos alumnos que te han escrito decenas de mensajes a las puertas del que iba a ser tu instituto y que proclamaron con cariño «todos con Laura Luelmo».

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