66 SEMINCI
Malcolm McDowell defiende en Valladolid ‘La naranja mecánica’ como “una comedia negra sobre la importancia de la libertad de elección"
El actor británico presenta en Valladolid el documental ‘La naranja prohibida’, que recuerda el controvertido estreno del film de Kubrick en el festival en 1975
El actor británico Malcolm McDowell, inolvidable protagonista de ‘La naranja mecánica’ de Stanley Kubrick, presentó esta mañana en Valladolid ‘La naranja prohibida’, un documental dirigido por Pedro González Bermúdez para TCM, que recuerda el controvertido estreno del film en la Seminci en 1975 (cuatro años después de su premiere internacional). McDowell pone la voz en off al documental, que trufa algunos de sus recuerdos personales del rodaje con los testimonios de varias personas que vivieron en persona el acontecimiento en la pequeña y efervescente ciudad de provincias que era Valladolid entonces.
En su encuentro con los medios, el actor británico aplaudió al equipo del documental, y aseguró que ‘La naranja prohibida’ “es brillante” y “va más allá” de la película de Kubrick. ‘La naranja mecánica’, apuntó, “fue muy importante para España, especialmente para esta ciudad, y es parte de la historia de Valladolid”. Al explicar cómo recibió la oferta para poner voz a las imágenes del documental, señaló que su agente Jeff le llamó y le habló del proyecto. “Yo no conocía nada de lo que había pasado en España entonces, porque era un país cerrado por el régimen franquista. Nunca había escuchado esta historia, cuando leí el guion me sorprendí y decidimos que había que hacerlo”, explicó.
McDowell subrayo que “la violencia no es el tema central” del film de Kubrick, y defendió el film como “una comedia negra” que “habla sobre la libertad de elección del ser humano, tan simple como eso”. “En su novela Burgess nos plantea un viaje atravesando distintas capas de la sociedad, que nos permite atisbar un futuro bastante oscuro. En los 70 Nueva York era más o menos eso, aunque luego haya cambiado un poco”, señaló.
Sobre su aproximación al personaje, afirmó en declaraciones recogidas por Ical que tras leer la novela le preguntó al cineasta quién era ese tipo (Alex DeLarge, el protagonista) y qué podía hacer con él, ante lo cual el director de ‘El resplandor’ le respondió: ‘Demonios, para eso te he contratado’. “Me descolocó por completo, porque con mi mentor, Lindsay Anderson (uno de los cabecillas del Free Cinema), él siempre me explicaba largo y tendido todas las motivaciones de mis personajes. Pero luego pensé que eso era un auténtico y maravilloso regalo que Kubrick me brindaba, porque era su forma de decir: enséñame cómo es”.
Después de que le preguntaran cómo convive décadas después con un personaje tan emblemático, McDowell negó seguir conviviendo con alguien que creó hace ya 50 años. “Es extraordinario que siga teniendo tanta fuerza. De vez en cuando veo su imagen, la pestaña, y pienso que ese tío me suena de algo, como si fuera un pariente lejano mío al que no recuerdo bien. Yo no convivo con los personajes que interpreto, cuando dicen corten, se acabó y salto al siguiente. No soy en absoluto un actor de método, esa no es la técnica que aprendí. Mi mentor, mi querido Lindsay Anderson, me enseñó el método británico de actuación, que se centra mucho más en la formación de las tablas del escenario teatral, donde cuando terminas con un personaje pasas inmediatamente al siguiente”, señaló.
Recordando su modo de afrontar el reto, McDowell explicó que cuando Kubrick le entregó el libro de Burgess intentó encontrar “un estilo para abordar al personaje, de modo que el público pudiera aguantar la película entera, que no fuera un estilo naturalista, sino exagerado, algo que lo convierte casi en cómico, que no fuera realista sino real. Por ejemplo cuando ves cómo Alex pega una paliza a un hombre mientras viola a su mujer, es muy duro, pero el hecho de que esté cantando el tema de ‘Cantando bajo la lluvia’ lleva todo a otra dimensión, casi hasta divertida.
“En aquellos años nos estaban mostrando en nuestras casas la primera guerra televisada, la de Vietnam, y mientras comíamos veíamos imágenes de destrucción y de niños ardiendo y parecía que estabas anestesiado. La violencia en la película es más psicológica, aunque haya un a parte física. Creo que no hay nada de sangre en la película. Si ves una película contemporánea de esta, como las de Sam Peckinpah, eso sí que es un ballet a cámara lenta de violencia constante, algo mucho más brutal”, defendió.
“En esa época yo tenía unos 26 años, pero por fortuna estaba totalmente preparado para el reto. Era mi cuarta película, había trabajado de otra manera pero me embarqué en esta sorprendente montaña rusa, y el rodaje fue toda una experiencia de aprendizaje. Cada director con el que trabajas quiere enseñarte algo diferente, eso convierte la profesión de actor en algo tan apasionante”, culminó antes de recalcar que “cuando se ve la película se nota que Álex me caía bien”. “Lo pasé bien interpretándolo”, sentenció.
Pedro González Bermúdez, por su parte, explicó que el documental partió de una propuesta del canal TCM, relacionado con el 50 aniversario de la película. “Analizamos diferentes acercamientos, buscábamos un enlace de la película con España y encontramos la historia del estreno en Valladolid. Tras el trabajo de documentación todo fue hilándose. Nos parecía muy importante que Malcom formara parte del proyecto, le contactamos, fue muy entusiasta con la idea, él tenía mucha curiosidad, porque desconocía por completo lo que sucedió en el estreno en España de la película”, señaló.
También intervino en la rueda de prensa el productor ejecutivo de TCM en España, Guillermo Farré, que explicó que el objetivo del canal es “llevar las grandes películas del cine clásico al gran público, rescatar grandes joyas, y que las películas que importan sigan teniendo vida y lleguen a nuevas generaciones”. “’La naranja mecánica’ es un icono, y contar una historia para entender cómo impactó en su época nos pareció muy interesante. Nos interesaba enseñar cómo en una ciudad como Valladolid, que se estaba transformando, el arte, el cine, va de la mano de esa transformación. Las grandes obras maestras del cine son transformadoras, y este es un ejemplo perfecto”.
El estreno en 1975 de ‘La naranja mecánica’ en la XX Seminci fue uno de los grandes hitos de la historia del festival. La película se proyectó cuando Franco aún vivía y en medio de un convulso clima social y político en la ciudad, marcado por las huelgas en Fasa-Renault y el cierre por decreto de la Universidad antes las protestas estudiantiles.
De una forma amena, el documental lanza unas pinceladas sobre la creación y evolución del propio festival desde su nacimiento como Semana de Cine Religioso en 1956, hasta su utilización como ‘laboratorio de ensayo’ por parte del Ministerio y del aparato censor para evaluar el impacto que determinadas películas más o menos controvertidas (como ‘El imperio de los sentidos’ o la propia ‘La naranja mecánica’) podían tener en el público.
Ante la cámara se suceden los testimonios de personas clave para que la película de Kubrick pudiera verse entonces en Valladolid, como los exdirectores del certamen Carmelo Romero y Fernando Herrero, a trabajadoras del festival como María Calleja, periodistas como María Aurora Viloria, exhibidores como Paco de la Fuente o espectadores (universitarios entonces) que asistieron al primer pase con público que se produjo en el Teatro Carrión, como Miguel Ángel Pérez Martín, Jesús Ojeda o el escritor Gustavo Martín Garzo.