'La naranja mecánica': los secretos de una película prohibida
Carmelo Romero consiguió engañar a Kubrick para estrenar la mítica cinta ‘La naranja mecánica’ en la Seminci, cuatro años después de su presentación a nivel mundial / Hubo un falso aviso de bomba al que Romero no dio importancia y continuó con la proyección
«Warner me ofreció proyectar La naranja mecánica, película que cuatro años antes ya se había estrenado fuera de España; lo acepté, la gente estaba encantada porque era una cinta problemática y prohibida en muchos países». Así se expresa Carmelo Romero, director de la Seminci en aquel 1975. A sus 83 años y con una memoria privilegiada narra «la gran expectación» que había: «La cola llegaba a la calle Duque de la Victoria, por lo que no podía permitir que se fuera a pique».
Todos querían asistir a esta proyección, que primero se emitiría en el Cine Coca para abonados y en versión original y, más tarde, en el Teatro Carrión para todos los públicos. Sin embargo, el evento del año parecía que no se iba a celebrar. De repente, informaron a Romero desde la distribuidora que tenía que devolver la cinta de Stanley Kubrick «porque la copia no estaba bien y la iban a cambiar por una de mejor calidad». Lo hizo e informó a la prensa exponiendo «el problema». Pasaron los días y la copia no llegaba. Fue en ese momento cuando descubrió lo que ocurría. «Kubrick se había enterado de nuestra intención de proyectarla en Valladolid y tal vez no le pareció el lugar más adecuado para hacerlo. Mandó a la Warner a secuestrar la cinta y así lo hicieron», apunta.
No podía dejar que los vallisoletanos no disfrutaran de esta proyección, así que decidió trazar un plan. «Escribí una carta a Kubrick explicando el festival, los planteamientos... Le aseguré que se proyectaría en la Universidad, que, al parecer, es lo que quería», rememora antes de añadir: «Mentimos y nos puso una serie de condiciones que no cumplimos». Y accedió.
Llegó el gran día. Todo estaba preparado. «Mucha gente durmió en la calle para conseguir su entrada». Se abrieron las taquillas y la sorpresa, manifiesta Romero, fue que los taquilleros informaron de que no había pases. «Habían repartido todos entre sus conocidos, así que me llamaron, me presenté en el Carrión y les dije que o sacaban un nuevo talonario o llamaba a un notario. Al final optaron por la primera opción y se limitaron las entradas a dos por persona. Muchas personas tuvieron que sortear las entradas entre sus amigos. Todavía la gente recuerda hoy el enfado de compañeros por no asistir a la proyección».
El teatro hasta arriba y Carmelo Romero se subió a la cabina para controlar que todo discurriera con normalidad. A mitad de proyección recibieron un aviso de bomba. «El policía insistía en detenerla y evacuar a la gente. Me planté y los espectadores pudieron ver hasta el final La naranja mecánica. Es más, no se enteraron de nada. Es verdad que no sé si hubiera sido ahora si lo hubiera parado. Me la jugué pero en aquella época había avisos de bomba para parar películas consideradas problemáticas».
De hecho, subraya que en los años 70 era normal que la Dirección General de Cine pactara con las distribuidoras la exhibición especial en festivales de películas conflictivas para ver la reacción de la gente. «Proyectarlo en Valladolid fue un hito». Como también lo fue, recuerda Romero, Jesucristo Superstar. «En el día de su estreno un grupo de personas se puso a rezar el rosario en la puerta del teatro. En aquellos años la censura era el gran coco». Por este motivo, está satisfecho. «Fueron años difíciles y problemáticos, pero lo hicimos por la cultura. Siempre recordaré ese momento por su organización y lo que supuso tanto para la Seminci como para Valladolid», zanja.
Esta película de culto cumple medio siglo. Un aniversario que se celebrará con la puesta de largo del documental La naranja prohibida, que reconstruye los acontecimientos que rodearon a la llegada de La naranja mecánica a España. «Su estreno eran palabras mayores porque estaba prohibida, incluso se había retirado y censurado en varios países», señala Pedro González, director de esta producción original de TCM y ganador de un premio Goya.
«Fue un reto adentrarse en la cinta de Stanley Kubrick desde una perspectiva inédita, además, lo hicimos con un grupo de personas apasionadas por el cine, por lo que el reto se convirtió en un sueño». Un sueño que se grabó durante el mes de mayo con la colaboración de varias entidades de Valladolid, como el Ayuntamiento, a través de la Valladolid Film Office, y la Feria de Muestras, y se desarrolló en diferentes espacios de la ciudad: el Teatro Carrión, la Universidad de Valladolid –en concreto, en el Palacio de Santa Cruz y la Facultad de Derecho–, el Parque de las Norias, la Feria de Valladolid, así como en distintas calles y plazas, entre ellas, la del Monumento al Cine, situado en el barrio de La Rubia.
En este documental intervienen, entre muchos otros, Carmelo Romero, director de la 20ª edición de la Seminci (1975) y principal responsable de que la película se proyectase aquellos días en España, y Gustavo Martín Garzo, un escritor muy vinculado a la ciudad, que fue uno de los asistentes del pase. Aparte son varias las voces que recuerdan aquellos años. «Impactó mucho y algunos asistentes a la proyección recuerdan la imagen del mendigo y el impacto visual tan explícito de las imágenes. Otro punto que también llamó mucho su atención fue la combinación de música clásica, en concreto Beethoven, y las imágenes violentas», subraya.
Aún, admite González, no pueden desvelar muchos detalles, pero algunas entrevistas se han grabado en el Carrión, las butacas, el hall... Además, sostiene que han reunido a un grupo de adolescentes para que explicaran qué pensaban de la película antes de verla y cuáles eran sus impresiones después. El experimento se llevó a cabo en la Feria de Valladolid. «Les impactaron las imágenes y todos coincidieron en que sería complicado hacerlo ahora porque se tratan de manera explícita temas como la violación, la paliza a un mendigo... Es más, a las chicas les llamó más la atención el tema de la violación, mientras que a los chicos les impresionó mucho más la paliza al mendigo. También destacaron el uso de la música clásica», relata el director de La naranja prohibida.
En este sentido, expone que otro de los mensajes de los jóvenes al ver la cinta de Kubrick fue que era «muy moderna para la época» y estaban «bastante asustados» por cómo se vio en los 70. «Cada uno lo interpretó de una manera, pero todas las reflexiones que recogemos en el documental son muy interesantes».
González está «encantado» por la acogida de Valladolid. «Todo fueron facilidades. El rodaje duró una semana y nos ayudaron mucho». Una de esas «manos indispensables» fue la de Pedro del Río, fundador de Plan Secreto. Su equipo ha ayudado a TCM a documentar esta historia. «Estuvimos muchas horas en los archivos de la Seminci, del municipal, del provincial y del de la Universidad», señala Del Río.
De igual forma, les ayudaron a localizar ciudadanos anónimos que hubieran visto la proyección. Lo hicieron, cuenta el fundador de Plan Secreto, a través del Cine Club Casablanca, que tiene alrededor de 300 socios que rondan los 70 años. «Me puse en contacto con ellos, enviaron un correo electrónico a todos los socios y me empezaron a escribir. Fuimos consiguiendo personas de la calle e históricos del festival, como Fernando Herrero y María Calleja».
La naranja prohibida aún no tiene fecha de estreno. «Todavía quedan de desvelar algunas sorpresas y un invitado especial», avanza para añadir: «Reconstruye los hechos acontecidos en aquellos días en torno al primer pase público de la película en España gracias a numerosos testimonios de asistentes y responsables del festival involucrados en la organización de este evento, así como algunas voces de la actual escena vallisoletana y del movimiento cultural, tanto de los años setenta como de hoy en día. Conoceremos las claves de la película y la importancia histórica de su estreno en nuestro país en un momento políticamente muy convulso».
La violencia desaforada y Beethoven, el cóctel que conquistó al mundo
La ‘naranja mecánica’, de Stanley Kubrick, cuenta la historia de Alex, un joven muy agresivo que tiene dos pasiones: la violencia desaforada y Beethoven. Es el jefe de la banda de los drugos, que dan rienda suelta a sus instintos más salvajes apaleando, violando y aterrorizando a la población. Cuando esa escalada de terror llega hasta el asesinato, Alex es detenido y, en prisión, se someterá de manera voluntaria a una innovadora experiencia de reeducación que pretende anular de forma drástica cualquier atisbo de conducta antisocial, según la sinopsis de FilmAffinity.
En el año de su estreno, 1971, recibió cuatro nominaciones al Oscar: mejor película, director, montaje, guión adaptado. Y es que, según recogen algunas críticas, es «una demostración de fortaleza que hace de Kubrick un verdadero genio del cine»; «un trabajo con un estilo casi intachable»; «tan hermosa de ver y de oír que deslumbra a los sentidos y la mente», o «polémica, extraña, agobiante, desagradable y magnética visión de la ultraviolencia a ritmo de Beethoven».
Su protagonista, Malcom McDowell, también se pronunció sobre ella y dijo que es «una gran película cargada de momentos brillantes y un mensaje que, por desgracia, hoy en día sigue estando muy vigente. Es una sátira cargada de humor negro».
TCM ha iniciado la producción de ‘La naranja prohibida’, un documental sobre esta cinta, que en octubre de este año celebra el 50 aniversario de su estreno internacional. Este largometraje, uno de los más destacados del director de cine Stanley Kubrick, fue prohibido por la dictadura española y vetado en varios países europeos. No llegó a España hasta 1975, cuatro años después de su estreno oficial y en el marco de la Seminci de Valladolid, donde se celebró su primera proyección pública en medio de una gran expectación, rodeada de polémica y en un momento especialmente complicado en la ciudad por los conflictos estudiantiles y sindicales, según la nota de prensa ed TCM.
Una de las voces fundamentales del filme es la del escritor Vicente Molina Foix, quien tradujo y adaptó los diálogos de la película al español, y que mantuvo una relación personal y profesional con Stanley Kubrick desde los años setenta hasta su muerte.
José Skaf, productor ejecutivo de WarnerMedia, declara: «Con este documental seguimos apostando y reforzando uno de los pilares fundamentales de TCM, nuestra producción original. Como todos nuestros documentales, esta película intenta complementar el visionado de la obra maestra de Kubrick e invitar al espectador a vivir una historia única. Este es un documental para los fans del cine, y sobre todo, para los amantes de las buenas historias».