Diario de Valladolid
Juan García-Gallardo durante la celebración del pleno de las Cortes de Castilla y León.

Juan García-Gallardo durante la celebración del pleno de las Cortes de Castilla y León.Miriam Chacón ICAL

Creado:

Actualizado:

Lo que son las cosas, lo que es la vida y lo que resulta de la política del ahora. Por un quítame allá esos Menas (Menores Extranjeros No Acompañados) Juan García Gallardo y Alfonso Fernández Mañueco ya no son los muy mejores amigos que eran hace apenas un par de meses, cuando la Junta era un gobierno de coalición perfectamente orquestado. Alguien debería aconsejar a Gallardo que es un poco pronto, incluso para la memoria electoral, para exigirle en público plenario de las Cortes a Mañueco que haga cosas que no hizo cuando él era su vicepresidente con todas las de la ley. Sólo han pasado dos meses, no un quinquenio comunista, por el amor de Dios. Es el mismo gobierno y el mismo Mañueco que, de mala gana, Gallardo decidió abandonar en el final de la travesía, porque Bambú, con la psicosis Alvise soplándole en el cogote de las europeas, decidió poner de patitas en la calle a todos sus fieles en los gobiernos autonómicos. De aquel tornado sólo sobrevivió Gallardo. A la fuerza ahorcan. El de Agricultura se fue, obligado, en silencio. El de Industria, el Milei del Pisuerga, se largó dando un portazo en el partido. Y el de Cultura... Qué risa el de Cultura, que se la refanfinflaban las instrucciones de Bambú y decidió seguir donde siempre estuvo, al lado de Mañueco. Así empezó el curso, con Gallardo como si estuviera en la campaña electoral de febrero de 2022 y no hubieran pasado por él dos años y pico en la vicepresidencia de Mañueco. Y Mañueco, socarrón que es el charro, diciéndole al joven que vuelva a casa por Navidad. Ya lo advertimos. Es un ejercicio imposible el de pasar del gobierno a la oposición en un abrir y cerrar de ojos. Se le va a hacer eterna la bancada de la oposición al joven opositor. Si se gira y mira al gallinero, podrá contemplar cómo se pudre de asco y rencor su antecesor. Al menos hay que evitar infligirse una crueldad intolerable, para no acabar perturbado.

tracking