El Museo Nacional de Escultura recupera la luz de dos de sus santos
Después de tres años de restauración, el Instituto del Patrimonio Cultural devuelve dos tablas sobre San Isidoro y San Leandro del retablo del canciller de los Reyes Católicos

Una composición con dos detalles de la restauración
El Instituto del Patrimonio Cultural de España ha devuelto al Museo Nacional de Escultura, restauradas, las puertas del Tríptico de la Imposición de la casulla a San Ildefonso (s. XV), un conjunto concebido en origen para la capilla del canciller de los Reyes Católicos, Alonso Sánchez Logroño, en el Monasterio de San Benito el Real de Valladolid.
Tras la Desamortización de Mendizábal de 1836, las tablas llegaron a la colección del museo –entonces Museo Provincial de Bellas Artes– en 1843, un año después de su fundación. Se custodiaron en la que fue su primera sede –donde permaneció hasta 1933– en el Palacio de Santa Cruz de Valladolid.
Las dos obras llegaron al Instituto del Patrimonio Cultural de España para ser intervenidas en sus talleres, en febrero de 2022, presentando un recubrimiento muy alterado y oxidado que enmascaraba la transparencia y minuciosidad de la composición.
«Las piezas son de excelente calidad y presentaban un buen estado de conservación. Los paneles, están formados por dos tablas de roble unidas por biseles, que cuentan con una oquedad para ser colocadas en la estructura de un retablo. Una vez montado, se aplicó una capa de aparejo de creta (característica de los Países Bajos y no de España) tanto por el anverso como por el reverso, lo que favorece a su estabilidad frente a los cambios ambientales. El estrato pictórico oleoso se encontraba bien cohesionado con los pigmentos habituales en esta época en la pintura europea, presentando el fino craquelado característico en la pintura flamenca que se relaciona con este tipo de soporte y preparación», han señalado desde el Instituto del Patrimonio Cultural de España.

Una imagen de las dos piezas a su llegada, en 2022, al taller de restauración
Las tablas, que representan a San Isidoro y San Leandro, ambos hermanos y prelados sevillanos de época visigoda, contaban con «algún levantamiento puntual y repinte», pero no presentaban «faltas importantes», según los responsables de los trabajos de conservación y restauración, que también explican que, «bajo la capa de barniz ya oxidada, se apreciaban cúmulos de suciedad ambiental».
Conviene reseñar que el tríptico se encuentra actualmente desmembrado. Su tabla central, hoy en paradero desconocido, se ubicó hasta 1970 en la colección Aldus C. Higgins (Worcester, Massachusetts). Según el investigador Miguel Ángel Marcos Villán, salió de España en algún momento –indeterminado– del siglo XIX; formaba parte de la colección del infante Sebastián Gabriel de Borbón, que durante cierto tiempo residió en Valladolid.
La predela central –la banca de retablo– fue adquirida en mayo de 2024 por el Ministerio de Cultura para el Museo Nacional de Escultura, mientras que las que se corresponden con estas puertas se encuentran en el Museo del Prado, representando a dos grupos de apóstoles con Felipe, Bartolomé y Matías, en una de las tablas realizadas en técnica mixta, y con Simón, Judas y Tomás en la otra.
Nada se conoce de la identidad del pintor, que ha pasado a la posteridad asociado al nombre del anticuario parisino Emille Pacully. Desde el Museo Nacional de Escultura, sin embargo, apelan a las averiguaciones de investigadores como Max Jacob Friedländer (1967), Didier Martens (1995) o Dirk de Vos (1994), convencidos de que tuvo que ser un pintor flamenco activo en Brujas durante el último cuarto del siglo XV, «cuyo estilo se inspira en Memling cuando no lo imita de forma directa».
Desde el Museo Nacional de Escultura recuerdan en su página web que fue Luis Rodríguez Martínez, en Historia del Monasterio de San Benito El Real de Valladolid (1981), quien identificó «este desmembrado tríptico - retablo del maestro de la Colección Pacully con el desaparecido retablo ‘asaz rico e bien obrado’ que Juan Alfonso de Logroño encargó hacer en Flandes para la capilla funeraria de su hermano, el Canciller de los Reyes Católicos Alonso Sánchez de Logroño, fallecido en 1481, que, con la advocación de San Ildefonso -la misma del retablo y patrono del finado-, estaba labrando por esos años en la primitiva iglesia del monasterio de San Benito el Real de Valladolid».
El retablo, según la investigación del citado Luis Rodríguez Martínez, permaneció en la capilla del doctor Cornejo –bajo el coro, en la nave del lado de la Epístola– hasta el año 1609.
Por otro lado, conviene reseñar que el Ministerio de Cultura adquiría el pasado mes de mayo una Lamentación del siglo XVI. Se trata de un relieve sobre alabastro realizado por un autor desconocido, de la escuela española, por la que el Estado ha realizado un desembolso de 25.000 euros. La pieza, atesorada por la empresa de restauración, catalogación y tasación de antigüedades Armilar Zahar, pasará a formar parte de la colección del Museo Nacional de Escultura. A comienzos de junio, Cultura se hacía además con un Bodegón del XVII, un óleo sobre lienzo del maestro vallisoletano Antonio Ponce (1608-1667), que será depositado en el Museo de Bellas Artes de Valencia, al hacerse con él tras abonar 9.000 euros en subasta pública celebrada en la sala Setdart.