Hogueras, vivas y mulas para subir a la Virgen de los Pegotes
Nava del Rey realiza su tradicional procesión ante un público multitudinario.
El coche de caballos, arrastrado por mulas, avanza por el camino hasta la ermita iluminado por las hogueras y las antorchas con las vivas sonando de fondo. La imagen, rica en sombras y contrastes, propia de una pintura barroca, se vio ayer en Nava del Rey, cuyos habitantes subieron la talla de la Virgen de los Pegotes desde la parroquia de los Santos Juanes –donde la Hermandad Hijas de María la engalana con mantos y joyas– hasta su residencia en la ermita de Pico Zarcero. La procesión, declarada en 2008 Fiesta de Interés Turístico Regional, busca ahora elevar su categoría hasta la escala nacional.
«Este año vamos a presentar todo lo relativo a promoción en Madrid: tanto en Fitur como en la Casa Regional de Valladolid y, a partir de enero, en el Ayuntamiento de Santander», explicó el alcalde del municipio, Guzmán Gómez Alonso, quien desgranó que al acto acudieron entre 6.000 y 7.000 personas de toda la región.
La subida de la Virgen, realizada cada 8 de diciembre, supone la continuación de la bajada que tiene lugar el día 30 de noviembre. La marcha bebe de la leyenda que cuenta que momentos antes de la primera celebración, a mediados del siglo XVIII, una tormenta obligó a retrasar la procesión e iluminar artificialmente el trayecto con hogueras y antorchas o pegotes, de donde surge el apelativo de Virgen de los Pegotes. Tras dejar a la talla en la ermita, los asistentes a la procesión acudieron a la Casa de Cultura de Nava del Rey, donde degustaron castañas, dulces y vinos del pueblo.