Nueve ofertas pujan por la obra de la nueva estación de trenes de Valladolid

La pugna por transformar la estación Campo Grande de Valladolid entró este viernes en una nueva fase. A la una de la tarde culminó el plazo para que las empresas presentaran sus propuestas para ejecutar la remodelación, un proyecto de gran envergadura que ha recibido nueve ofertas, lo que evidencia el interés que ha concitado. En estas candidaturas pueden llegar a participar "hasta una treintena de compañías", según explicaron fuentes ministeriales a este periódico. Todo apunta a que los licitadores serán grandes constructoras nacionales y uniones temporales de empresas con experiencia acreditada en obras complejas, dada la magnitud de la intervención prevista.

El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, puso énfasis en la premura de esta actuación, calificándola como una necesidad «perentoria» dada la congestión actual de viajeros. Durante su participación en un foro en Valladolid, desestimó que el proyecto pueda verse detenido en los tribunales, ya que, según recordó, su desarrollo no precisa de permiso municipal al ubicarse en terrenos de dominio público ferroviario y ajustarse a la normativa vigente.

Puente insistió en que no se puede seguir esperando debido a los problemas críticos de espacio y operatividad que ya existen. Señaló, de hecho, que esta limitación de capacidad repercute ya en servicios como la conexión de cercanías entre Valladolid y Medina del Campo, afectada por la priorización de los servicios de alta velocidad y Avant. Estos últimos han experimentado un crecimiento exponencial de usuarios desde 2021, sobrepasando los cinco millones anuales, cifra que inicialmente se esperaba alcanzar en 2035, informan Europa Press e Ical. El ministro admitió que la intervención llega con retraso y debió comenzar hace tiempo.

El camino hasta la adjudicación definitiva, sin embargo, requerirá paciencia. Si bien las nueve propuestas ya fueron registradas en el portal de contratación pública, el primer hito será la apertura de la documentación técnica, prevista para el próximo lunes a las diez de la mañana. La oferta económica no se desvelará hasta un mes después, el 28 de mayo. A partir de entonces, se iniciará la fase de valoración comparativa.

Tomando como referencia procedimientos similares, como el de la estación madrileña de Chamartín, podrían transcurrir unos cuatro meses entre la recepción de ofertas y la formalización del contrato. De mantenerse ese esquema temporal, las palas podrían empezar a trabajar en Valladolid a finales de octubre, fecha estimada por Puente durante la presentación del diseño. Por delante quedarían entonces casi cuatro años de obras para estrenar el nuevo complejo ferroviario en 2029.

El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible expresó su convicción sobre la alta calidad de las empresas que compiten, augurando la presencia de UTES de primer nivel atraídas por la magnitud económica (260 millones) y la singularidad del proyecto vallisoletano. Confirmó también que el plazo para optar a la dirección técnica de los trabajos se cerró igualmente este viernes, con una decena de ingenierías especializadas interesadas.

Como paso previo, ya se ha licitado el suministro de 16.000 traviesas destinadas a la ampliación de vías. La futura terminal contará con cinco vías y dos andenes de ancho convencional, junto a siete vías y cuatro andenes para alta velocidad o ancho estándar.

Pese a su defensa firme, el responsable de Transportes y Movilidad Sostenible no ocultó que los aproximadamente 40 meses de ejecución de las obras generarán molestias, principalmente por la gestión del flujo de pasajeros en un espacio ya limitado. No obstante, quiso transmitir un mensaje de calma a la ciudadanía, insistiendo en la irreversibilidad del proyecto por pura necesidad e invitando a los agentes económicos y sociales relevantes de la ciudad a manifestar públicamente su apoyo a la nueva estación.

Edificio de vanguardia

La futura estación, que llevará el nombre de Concha Velasco, está concebida para duplicar la capacidad actual, preparándose para absorber el flujo creciente de pasajeros. La especialización será otra clave, dedicándose en exclusiva al tráfico de viajeros una vez que los trenes de mercancías sean desviados por la Variante Este.

Más allá de los andenes, la intervención busca integrarse en la ciudad. Un elemento clave será la creación de una plataforma peatonal y ciclista de 180 metros de longitud, equipada con ascensores y rampas, que salvará la barrera de las vías, concebida para conectar el centro urbano con el barrio de Las Delicias y funcionar a su vez como mirador. El entorno inmediato también se transformará, con la creación de más de 9.000 metros cuadrados de nuevos espacios públicos, donde primarán las zonas verdes (un 80% del total) y áreas de estancia, sustituyendo antiguas estructuras. Se duplicará además la capacidad del aparcamiento subterráneo, superando las 600 plazas.

A nivel arquitectónico, el diseño proyectado busca crear un hito reconocible. Su imagen exterior se caracterizará por una singular envolvente textil microperforada, en tonalidades doradas, una solución que busca no solo una imagen reconocible sino también eficiencia energética. Este revestimiento permitirá iluminar el edificio por la noche. La estructura se plantea como un edificio visible desde todos sus ángulos, sin una fachada principal definida, primando las formas curvas y la transparencia.

En el interior, contará con cerca de 8.000 metros cuadrados útiles distribuidos en varios niveles, incluyendo un amplio vestíbulo principal, zonas comerciales y áreas operativas. Todo ello con un enfoque sostenible, previendo el uso de energía solar y geotérmica. El proyecto contempla la preservación y puesta en valor del edificio histórico de la estación actual.