El 'Dominican Don't Play' acusado del machetazo a un 'Trinitario' en Valladolid declara que era un mero testigo
Amador P. K. reconoce su vinculación con la banda pero asegura que era despreciado: "Me despreciaban, me insultaban, se reían de mí y me llamaban españolito y pijo"
La Fiscalía mantiene su petición de 21 años y seis meses de cárcel, diecisiete de ellos por delito de tentativa de asesinato

El miembro de los 'Dominican Don't Play', Amador P. K. durante el juicio.
El Dominican Don't Play Amador P.K, al que se acusa del intento de asesinato de un Trinitario al que, supuestamente, asestó un machetazo en pleno rostro en enero de 2024, ha negado la autoría de la agresión y se ha presentado ante el tribunal como un mero testigo de lo ocurrido aquella noche en la que acudió al locutorio de la calle Nicolás Salmerón de Valladolid junto a otros cinco 'dominican don't play'.
El testimonio de Amador P.K, un joven de origen español, de madre también española y padre jordano, ha puesto el cierre al juicio que se inició el pasado martes en la Audiencia de Valladolid y que ha quedado este jueves visto para sentencia, después de que el fiscal del caso, pese a la versión exculpatoria del encausado, mantuviera inamovible su petición de veintiún años y medio de cárcel, diecisiete de ellos por delito de tentativa de asesinato, con la agravante de disfraz; otros cuatro años y medio más por robo con violencia en el interior de un local abierto al público y el pago de una multa de 1.080 euros por un delito de daños.

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A ello se suma la obligación de indemnizar al lesionado con un total de 25.494 euros por lesiones y secuelas y con otras cantidades a los propietarios de los cuatro patinetes robados y cuyo valor por unidad ha sido cifrado en 320 euros (1.280 euros en total), postura que contrasta con la petición absolutoria de la defensa, que en caso de condena y como solicitud alternativa ha planteado al tribunal una posible pena dos años por delito de lesiones y otros seis por hurto.
En la segunda y última jornada del juicio, el acusado ha reconocido que la noche del 7 de enero de 2024 acudió al locutorio de Nicolás Salmerón en compañía de otras cinco personas tras haber quedado en el Burger King de Campo Grande pero sin saber que poco después, tras consumir una gran cantidad de alcohol, la comitiva se trasladaría hasta el citado establecimiento en busca de venganza por un enfrentamiento previo con la banda de los Trinitarios.
Dice que ni siquiera sabía que sus acompañantes ocultaban machetes, uno de los cuales, según apostilla, se lo entregaron para que lo guardara cuando el grupo se detuvo ante la puerta del locutorio. Mantiene que en ese momento tanto él como un menor, el mismo que el primer día del juicio le identificó como el autor del machetazo en la cara asestado a Cristhian Manuel E.M, fueron invitados por el resto a permanecer apartados del lugar.
A partir de ahí, Amador, en declaraciones recogidas por Europa Press, se ha limitado a indicar que oyó gritos y poco después vio cómo parte del grupo salía corriendo del local y se llevaba los cuatro patinetes eléctricos que había aparcados en el exterior, sin que él, ha reiterado en numerosas ocasiones, tomara parte activa en aquella acción de represalia entre bandas rivales.
Lo que también ha expuesto ante el tribunal es que su relación con los DDP empezó con el objetivo de sacar de la banda a un hermano suyo y que debido a su origen español y tez clara, el resto de componentes de la misma no le tomaban en serio.
"Me despreciaban, me insultaban, se reían de mí y me llamaban españolito y pijo", ha incidido Amador, quien incluso ha explicado que fue excluido de un viaje posterior de rendición de cuentas a la localidad madrileña de Alcobendas, donde se encontraba la 'dirección' de la banda, debido a que no se le consideraba digno de entrevistarse con los jefes al carecer de 'galones' y de bagaje delictivo a su espalda.
"¡Nunca hubiera querido estar aquí!", ha resumido Amador la situación de ocupar banquillo y exponerse a más de dos décadas de cárcel por algo que, según sostiene, no llegó a ejecutar, y ello a pesar de que tanto el citado menor que testificó el primer día tras un biombo como este jueves la propia víctima le haya identificado, sin ninguna duda, como el autor del machetazo que el segundo de ellos recibió en la mejilla derecha.
De hecho, el lesionado ha recordado de aquella noche que entró al locutorio para comprar unos víveres y que al salir del local se encontró con cuatro jóvenes, dos de ellos con la cara tapada, armados con machetes y con malas intenciones.
La víctima, que ha negado vinculación alguna con los Trinitarios, ha explicado que uno de los jóvenes le hirió de un machetazo en el hombro en el exterior del local y al entrar para resguardarse fue entonces cuando recibió el segundo machetazo, este último, sin duda alguna, asestado por el acusado, del que asegura que le vio perfectamente la cara y al que recuerda por ir con una gorra roja y unos playeros amarillos.
"¡Me vi casi muerto!"
"Tras recibir ambas heridas traté de defenderme con un botellín de cerveza y entonces otro de los participantes, menor de edad, entró tras de mi para lucirse y darme otro machetazo. ¡Me vi casi muerto!, pero resbaló con mi sangre que había en el suelo y perdió el machete", ha indicado la víctima para luego añadir que los agresores, antes de salir huyendo, causaron daños en el escaparte del local y robaron los patines del exterior.
La segunda jornada del juicio ha contado igualmente con el testimonio ofrecido por otro joven que, oculto tras una mampara, ha vinculado al acusado con los DDP, organización a la que el testigo ha reconocido que perteneció en su día y cuya dirección ha situado en Alcobendas, localidad a la que el declarante se desplazó en alguna ocasión para entrevistarse con los jefes.
Obligados a vender droga
El testigo ha apuntado que en su día fue amigo de Amador y su declaración ha servido, fundamentalmente, para que el fiscal cimentara la tesis de que el acusado formaba parte de una organización criminal, la misma que, según el declarante, utilizaba a sus integrantes para "enriquecerse" tras encomendarles la venta de droga con la promesa, nunca cumplida, de que obtendrían un beneficio por ello.
"Si formas parte de la banda tienes a alguien por encima que te dice lo que tienes que hacer con tu vida...y al final estás haciendo cosas para que otros saquen provecho", ha lamentado el joven.