PINGÜINOS 2025
La "odisea" de dos Pingüinos: de Ceuta y Melilla a Valladolid
Alejandro Izquierdo y Francisco Javier Bailén acuden cada año a la concentración invernal cruzando el Estrecho de Gibraltar: "El tiempo es lo de menos, venimos para disfrutar del ambiente"
Un desafío contra el tiempo y un viaje lleno de aventuras. Así es el camino para llegar hasta la concentración invernal de Pingüinos desde cualquier punto de España. Más aún cuando tienes que cruzar el Estrecho de Gibraltar atravesando las aguas imprevisibles del Mediterráneo y el Atlántico. Alejandro Izquierdo y Francisco Javier Bailén son dos moteros que cada año acuden a Pingüinos desde Ceuta y Melilla, respectivamente. Una ruta que, evidentemente, pasa por un barco de por medio y extensos kilómetros a través de la Ruta de la Plata. Es, y no cabe duda, una odisea motera.
Alejandro Izquierdo es un militar vallisoletano destinado en Ceuta que no falla a esta cita motera a la que lleva acudiendo desde los últimos cinco años. Para él, es "una ruta complicada porque arrancas con un barco y dependes de las condiciones del mar". "Coges el barco a las cinco o a las seis de la mañana, pero no te pones en ruta hasta las siete o las ocho, y el mar del Estrecho es muy impredecible".
Izquierdo llegó hasta Algeciras y, desde allí se dirigió a Jerez. "Tuvimos lluvia durante todo ese camino, luego ya al llegar a la Ruta de la Plata fue un poco mejor". Y es que, las bajas temperaturas, la lluvia, el viento y, en ocasiones, la nieve, convierten el viaje en una prueba de resistencia tanto para el piloto como para el vehículo. Sin embargo, los pingüinos demuestran cada año que pueden con todo, lo que sin duda es una evidencia de su pasión por el motociclismo.
Valladolid
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Andrea Villares
En el caso de este militar vallisoletano, lo que más disfruta del evento es "el ambiente, los compañeros, el buen rollo y la camaradería". Además, cada año su grupo aprovecha para visitar una bodega del entorno vallisoletano. "Este año vamos a visitar la Abadía Retuerta", ubicada en Sardón de Duero.
Sobre la experiencia de acampada, Izquierdo explica que algunos de sus compañeros optan por pasar estos días en un piso de algún amigo, otros en algún hotel y en su caso, a veces pernocta en una residencia militar o, como este año, en el Hotel Olid. "Así si nos apetece salir por la noche por Valladolid podemos hacerlo sin problemas".
Las actividades que más interés le generan y en las que participa son "sobre todo el desfile de banderas y de antorchas en homenaje a los compañeros que desgraciadamente ya no están". Este desfile tendrá lugar este sábado a las 20.00 de la tarde y supone uno de los momentos más emotivos y conmovedores del evento. En él, miles de motos, adornadas con antorchas, se unen en un espectacular desfile que recorre las calles de Valladolid y en el que se guarda un minuto de silencio en memoria de sus compañeros fallecidos.
Por otro lado, Francisco Javier Bailén ya es prácticamente un histórico de Pingüinos. "Llevo viniendo 17 o 18 años, desde que se hacía en Boecillo, allá por 2006". Desde aquel momento, Bailén forjó una gran amistad con un grupo de moteros con los que se reúne una o dos veces al año: "A veces nos vemos también en verano, siempre mantenemos el contacto por WhatsApp, nos felicitamos los cumpleaños y demás", detalla. Y es que, el grupo está integrado por compañeros que vienen de todas partes de España: "Algunos llegan de Málaga, de Motril, de Cataluña, de Euskadi o de Galicia".
El trayecto desde Melilla cada año lo define como "una odisea", si bien este año "ha sido un poco mejor" por la tregua meteorológica que le han dado las carreteras. Bailén salió a las 23.00 horas de Melilla en un ferri que tomó hacia Málaga. Desde allí, se dirigió a Granada, donde hizo una parada para desayunar. De Granada pasó a Antequera, Córdoba, Sevilla, Zafra, Cáceres, Salamanca, Zamora hasta llegar a Valladolid por la tarde noche del día después.
Sin embargo, a pesar de la magnitud del viaje, Bailén lo hace encantado. "Cuando tienes el gusanillo de la moto te gusta cogerla en cualquier momento", explica. Unos días antes de iniciar el trayecto, comenta "llevo la moto al taller para cambiarla de aceite y dejarla a punto para el viaje". Aunque viaja solo, ya en Pingüinos se reúne con las amistades que ha forjado todos estos años. "Somos como las Naciones Unidas del motociclismo, nos juntamos todos aquí".
El motero, que tiene 71 años, relata que "hasta hace cinco o seis años solíamos acampar, unos amigos de Valladolid nos guardaban la tienda aquí y nosotros la montábamos, pero ahora ya preferimos estar cómodos en uno hotel. Este año estamos en los apartamentos de Recondo".
Sobre las inclemencias temporales, al igual que otros compañeros con los que ha charlado este periódico, el Bailén las resta importancia. "El tiempo es lo de menos, venimos a disfrutar, a pasar buen rato con amigos y a divertirnos. Al final, las lluvias o el frío es algo inherente a Pingüinos y lo que lo hace especial". En su caso, las actividades que más disfruta son el desfile de banderas, los conciertos y el Año Nuevo Pingüinero.