El Puente Colgante de Valladolid ya es un Monumento BIC
La Junta declara el puente de hierro Bien de Interés Cultural al reunir un conjunto de valores históricos, técnicos e inmateriales singulares y excepcionales que lo convierten en un bien único en el patrimonio de Castilla y León.
El alcalde Jesús Julio Carnero declaró que “hoy Valladolid está de enhorabuena”
El Puente Colgante de Valladolid ya es un Monumento BIC. La Junta declara el puente de hierro Bien de Interés Cultural al reunir un conjunto de valores históricos, técnicos e inmateriales singulares y excepcionales que lo convierten en un bien único en el patrimonio de Castilla y León.
El portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, asegura que la declaración no impide el tráfico del vehículo por el mismo. "El puente fue concebido para el tránsito de vehículos de un lado al otro del río y su declaración como BIC no lo impide, lo que hace es protegerlo", remarca Carriedo. Este puente es un ejemplo de los avances que tuvo Valladolid en la época de su construcción, siendo también el primer puente de hierro de España y el cuarto de Europa con el sistema arco-tirante.
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Una vez conocida la noticia, el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, dio la enhorabuena a la ciudad por conseguir la declaración del puente como un monumento BIC. Declaraciones que hizo desde su cuenta de X donde afirmó que es “único en una vía de comunicación medular, que seguiremos preservando todos los vallisoletanos”.
La petición de solicitud BIC parte del Ayuntamiento de 2019, dando cumplimiento a un acuerdo del pleno municipal por unanimidad junto al Puente Mayor. Dentro de esa declaración de BIC, se solicita la categoría de Monumento para el Puente Colgante por razones de su singularidad, principalmente por la revolución tecnológica que supuso en 1865 ser el primer puente de hierro de su categoría en España, un puente que rápidamente se convirtió en imagen de modernidad de la ciudad y se ha conservado casi íntegramente hasta hoy.
La construcción se encuentra ubicada a las afueras del conjunto histórico de Valladolid junto al Monasterio de Nuestra Señora del Prado. El conocido Puente Colgante realmente no lo es, sino que se trata de una estructura de hierro forjado, con sistema de arco atirantado. Esta estructura fue presentada en la Exposición Universal de París, esta estructura lo que busca es minimizar las tracciones en el cordón inferior. Normalmente a ambos lados se adosan pasos en voladizo para peatones que en origen presentaban pavimento de madera que se irán sustituyendo por planchas metálicas por motivos de conservación.
Su construcción fue en 1865, aunque en sus inicios el sistema no tuvo mucha aceptación, se fue aceptando a lo largo del siglo XX construyéndose más puentes de este estilo.
Este es el segundo puente de la ciudad después del Puente Mayor, su construcción comienza a finales del siglo XVIII y principios del XIX. El contexto de la ciudad era de una industrialización incipiente, igual que en el resto del país. Durante esta época se mejoró las comunicaciones y la llegada del ferrocarril.
Comenzó en 1851 como un auténtico puente colgante. Las obras se iniciaron en 1852 con dudas sobre la estabilidad de la novedosa estructura del puente. Optando por la suspensión definitiva de este en 1854 y se optó por la construcción del actual modelo de puente “colgante” de arco atirantado. No existe constancia de la autoría del nuevo proyecto, pero se le atribuye al ingeniero español, Lucio del Valle.
Parte de la fabricación del hierro forjado para el puente se realizó en Inglaterra en los talleres de Ebro Works en Tividale, cerca de Birmingham, según consta en las propias inscripciones del puente que todavía se conservan. Las piezas fueron enviadas a los puertos de Santander y Bilbao para luego comenzar su montaje en Valladolid en 1864, su colocación duró siete meses.
En abril de 1864 se realizó la prueba de carga que resultó un éxito, inaugurándose en 20 de abril de 1865. Con esta construcción se mantuvieron las proporciones previstas aunque su peso aumentó en 400 toneladas, y con un presupuesto de 991.000 reales, inferior al inicial.
El Puente de Hierro ha conservado hasta la actualidad su utilidad, aunque ha sufrido numerosas reformas de mantenimiento y reparación que han permitido el paso de vehículos convirtiéndose en una imagen simbólica de la ciudad capital del Pisuerga.