Diario de Valladolid

Alarma vecinal en la barriada de la Guardia Civil de Valladolid por ‘okupación’ en los pisos: «Cada vez hay más»

El último allanamiento frente a las nuevas viviendas sociales de Puente Colgante fue en la madrugada del Miércoles Santo, cuando tres individuos rompieron los cristales y tomaron posesión / Los residentes demandan intervención policial

Ventanas rotas por los ‘okupas’ para entrar a la última vivienda vacía de la Avenida Reyes Católicos. PHOTOGENIC

Ventanas rotas por los ‘okupas’ para entrar a la última vivienda vacía de la Avenida Reyes Católicos. PHOTOGENIC

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La preocupación crece entre los vecinos de los bloques junto al Puente Colgante, en la zona llamada tradicionalmente ‘Barriada de la Guardia Civil’. Los casos de ocupación de sus viviendas se incrementan, la última de ellas en la madrugada del Miércoles Santo, 27 de marzo, en uno de los bajos del número 27 de la Avenida Reyes Católicos. A las cinco menos cuarto de la mañana de ese día apareció por el lugar una patrulla de la Policía Municipal, alertada por los vecinos, que les llamaron para denunciar que unos individuos estaban rompiendo los cristales.

Es la única intervención que consta en dependencias policiales. Los agentes les pillaron con las manos en la masa, e identificaron a dos hombres y una mujer, mayores de edad. Posteriormente, dieron cuenta de esas identidades a la Policía Nacional, también de que en la intervención se habían producido coacciones, y la cosa se quedó ahí, según fuentes de ambos cuerpos de seguridad. No se percataron de que después los tres individuos, de una minoría étnica autóctona –según fuentes vecinales–, entraron en la vivienda y ahí siguen, dos semanas después.

«Ellos mantienen las persianas bajadas para que no se les vea, pero a través de las rendijas vemos la luz, y se les escucha perfectamente desde la calle porque son muy ruidosos» relata, en respuesta a este periódico, uno de los vecinos de la zona, que prefiere permanecer en el anonimato, por miedo a represalias. «Pero lo peor no es la rotura de los cristales, que también, sino la que están montando algunos en los patios interiores».

En cada manzana de la Barriada de la guardia Civil, edificada en los años 50, los edificios, de cuatro plantas, están dispuestos en torno a un patio interior. «Por ese patio entraron al final estos ‘okupas’, accediendo por el portón grande», relata el mismo vecino. «Después colocaron un taburete que les sirvió para encaramarse a las ventanas interiores». Otros ‘okupas’ anteriores «plantaron incluso una huerta en medio del patio comunal».

Viviendas sociales

Esta última ocupación de un bajo en los bloques de la barriada se produjo cinco días antes de que las planas mayores del Ayuntamiento de Valladolid y de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, visitaran el edificio ubicado justo enfrente, el antiguo cuartel de la Guardia Civil recién rehabilitado para destinarlo a viviendas de alquiler social.

La Junta de Castilla y León ultima la adjudicación de las 63 viviendas en alquiler social que serán ‘reestrenadas’ en el edificio, destinadas a familias jóvenes tras invertir la Administración 7,2 millones de euros en la rehabilitación.

Si nada lo remedia, los nuevos inquilinos se encontrarán con un barrio excelentemente situado en el mapa de la ciudad, junto al Paseo de Zorrilla y El Corte Inglés, pero preocupantemente afectado por el problema de la ocupación: «Este es el último, pero solo es uno de los pisos afectados. Durante los últimos meses vemos que este tipo de familias acechan los bajos, y ya las hay en varios. De hecho, estos son miembros de otra familia con otra vivienda ‘alkiocupada’ un poco más adelante en la misma Avenida Reyes Católicos. Se separó la pareja, a los niños se los llevó en tutela la Junta y ella se quedó de ‘alquiokupa’. Como el piso lo administra también la Junta porque es de una persona mayor dependiente sin hijos, ahora la van a desalojar», explica otra vecina.

En la Avenida Reyes Católicos existe otro bajo ocupado unos portales más allá y en otra de las calles, Magallanes, se dan otros dos casos de ocupación en los bajos, relata la misma fuente. En el número 7 de la calle Pizarro es evidente el asalto a otro bajo, cuyos dueños han sellado los cuarterones con tablones y clavos.

Los vecinos demandan al Ayuntamiento que, igual que acaba de renovar las aceras y ha reurbanizado la zona «para entregar en las mejores condiciones esas viviendas sociales de Puente Colgante», invierta esfuerzos en proteger la zona. Demandan del Consistorio y de todas las administraciones que intervengan: «Que venga la Policía y que desaloje a esta gente porque cada vez hay más», reclaman. Y es que también les preocupa los posibles actos vandálicos colaterales. «A mi vecina le han robado tres bicicletas de la sala trasera del portal, donde las tenía guardadas. Abrieron los candados como si tal cosa», declara otro residente.

Ahora, algunas comunidades de vecinos de la zona se plantean invertir en medidas de seguridad: cadenas y candados para las ventanas de los patios interiores, focos que los iluminen y cámaras de seguridad: «Tenemos que preservar la tranquilidad de esta zona como sea», declaran.

Dos vecinas de la Barriada de la Guardia Civil comentan el suceso. PHOTOGENIC

Dos vecinas de la Barriada de la Guardia Civil comentan el suceso. PHOTOGENIC

La misma vivienda donde fue encontrado muerto el «solitario Fernando» en febrero del año pasado

Es la segunda vez en algo más de un año que la última vivienda ocupada en la Barriada de la Guardia Civil se convierte en noticia. Es la misma en la que apareció, el 12 de febrero de 2023, un hombre mayor que había fallecido hacía varios días, ya en estado de descomposición. Se trataba del solitario Fernando D., de 70 años, «el hijo de la María», relatan, conocido por todos los veteranos de la zona.

Efectivos de la Policía Nacional y del Cuerpo de Bomberos acudieron al lugar a eso de las 11,20 horas de ese día, en cuanto se conoció el luctuoso hallazgo, para proceder a levantar el correspondiente atestado y llevarse el cuerpo sin vida de esa misma vivienda. El suceso conmocionó a todo el vecindario.

Es precisamente la desaparición de una generación entera por motivos de edad, los hijos de aquellos jóvenes que entraron a vivir en esas casas en los años 50 del siglo pasado, la que está propiciando que algunas viviendas se encuentren deshabitadas, en ocasiones en manos de varios herederos que no se ponen de acuerdo en quién de ellos debe hacerse cargo de los gastos de la casa, en ocasiones en periodo de espera para proceder a su venta.

Todo apunta a que ese es el caso de la última casa ocupada, ya que ni en la Policía Municipal, ni en la Policía Nacional, figura ninguna denuncia del propietario de la vivienda. Los vecinos se han puesto en contacto con familiares de los antiguos moradores, pero estos apuntan a que si el piso será de tal o cual prima de la que no hay teléfono. Incluso alguno relata que María vivía allí de alquiler y que su hijo se subrogó al contrato. De seguir así, serán las comunidades de vecinos afectadas las que tengan que tomar la iniciciativa de efectuar alguna denuncia, y en esa decisión están.

La barriada de la Guardia Civil, reconocible por la homogeneidad de las fachadas a lo largo y ancho de nueve manzanas –ahora una de ellas luce un color distinto tras la rehabilitación de la antigua casa-cuartel de la Guardia Civil para convertirla en viviendas de alquiler social–, en una extensión de algo más de seis hectáreas, perdió población de forma ininterrumpida hasta 2021, año en el que comenzó el repunte.

Antes de ese año la pérdida de vecinos fue muy acusada, del 48% entre 1986 y 2022, según el censo municipal. Si hace 37 años vivían 2.364 personas, en 2022 solo quedaban 1.227. Eso sí, la tendencia cambió en 2021, cuando el barrio anotó su registro más bajo con 1.218 residentes. Su situación estratégica en pleno área de centralidad junto a la mejor zona del Paseo de Zorrilla, con El Corte Inglés al lado, las Cortes de Castilla y León y todos los servicios, revaloriza cada vez más la zona.

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