Diario de Valladolid

Los cementerios vuelven a la vida bajo la lluvia

Los vallisoletanos recuerdan a sus fallecidos en el tradicional día de Todos los Santos

Paseo central del cementerio de El Carmen con decenas de vallisoletanos portando flores.-PABLO REQUEJO

Paseo central del cementerio de El Carmen con decenas de vallisoletanos portando flores.-PABLO REQUEJO

Publicado por
J. I. Fernández

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Situados primero en las catacumbas, después, adjuntados a las iglesias, los cementerios se sitúan desde siempre en sitios alejados de los centros habitados. Lugares regados por cientos de lágrimas derramadas por aquellos que se fueron, quizás antes de lo deseado. Estos lugares se han convertido en el centro de reunión para honrar a los difuntos. Como marca el calendario, el primer de noviembre se volvió a cumplir la tradición de honrar a los seres queridos fallecidos con flores. En esta ocasión con un invitado, muy habitual por estas fechas, la lluvia.

Desde primera hora de la mañana fueron muchos los vallisoletanos que se acercaron a los campos santos de la ciudad (Las Contiendas y El Carmen) para recordarles con flores y, en algunos casos, también con oraciones. Así fue como decenas de ramos y centros decoraban ayer los cementerios para celebrar el día de Difuntos, una festividad que atrajo a numerosos vecinos, aunque no llegó a colapsar las inmediaciones de algunas necrópolis. El ser puente ha provocado que muchos vallisoletanos hayan escalonado sus visitas. Al contrario que si fuera un día entre semana donde se aglutina un mayor número de personas.

Aunque la jornada anterior muchos ya habían aprovechado para limpiar los nichos y colocar los adornos florales, la gran afluencia de personas se concentró en las primeras horas de la mañana. Como es habitual, no faltan los casos curiosos. Como la familia Martínez. Formada por la madre Pilar, y los hijos Marta y Jesús. Desde hace muchos años siguen una tradición que comenzó cuando su padre vivía: honrar a los familiares y amigos. Primero llevan flores a sus amistades y posteriormente a los represaliados por el franquismo trece rosas. Un número que no es por casualidad. Desde hace cinco años también hay flores para el padre. «Es algo que ya hacíamos con mi marido, y ahora que también falta él, lo seguimos haciendo en su memoria», comenta la viuda.

Quizás por los acontecimientos de la pasada semana con la exhumación de Francisco Franco, pero en esta ocasión, las tumbas de los represaliados por el franquismo fueron unas de las más visitadas. «Es curioso que ellos estén aquí y el dictador haya salido en helicóptero del Valle de los Caídos», comentó Juan Carlos Ruiz, que desde hace más de dos décadas siempre rinde visita a los muertos durante la dictadura.

Una corza suelta

Este año el gran atractivo del cementerio es la presencia de una corza. Sí, un corza. El animal campa a sus anchas entre panteones anónimos y de ilustres desde el pasado mes de agosto. El Seprona y el Ayuntamiento están intentando desde hace unos días que salga pero de momento no lo han conseguido. Los numerosos visitantes que ayer acudieron a El Carmen esbozaban una sonrisa cada vez que la veían. Aunque más de uno también sufrió un sobresalto. Eso sí, no es la primera vez que la cérvida se come las flores que están en los nichos.

Una visita al cementerio de El Carmen también es hacerlo a la historia viva de Valladolid. En el Panteón de Hijos Vallisoletanos Ilustres, puedes encontrar los restos de escritores locales como José Zorrilla, Miguel Delibes, Emilio Ferrari y Rosa Chacel, el bailarín Vicente Escudero; el médico e investigador Pío del Río Hortega y políticos como José Muro, entre otros.

Como en toda celebración, tampoco faltaron los puestos de flores a la entrada del cementerio, que se colocaron a las puertas de varios camposantos. Un gremio que se lamenta que la competencia con los grandes bazares es excesiva. «La gente cada vez se gasta menos dinero en flores y cuando lo hace busca las más baratas, sin importar la calidad», comenta una florista.

En Valladolid se revivieron las escenas de siempre, aunque sin registrarse las caravanas de coches de otros años o la misma afluencia. Eso sí, las tumbas, en la mayoría de los casos, relucientes, denotan que todavía muchos se acuerdan de quienes murieron. Un año más, el día de Todos los Santos se convierte en el mejor homenaje para los que ya no están entre nosotros. Aunque desgraciadamente, y como diría el replicante protagonista de la película Blade Runner, del director Ridley Scott: «Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia».

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