El ciclocarril suma diez nuevos kilómetros en agosto y se extiende a los barrios

Los que regresen a Valladolid a finales de agosto tras las vacaciones se encontrarán con que un buen número de calles estrenan ciclocarril, el itinerario para bicicletas compartido con los vehículos que limita la velocidad a 30 por hora para fomentar el uso del transporte a pedales.

En este mes que está a punto de terminar se han pintado en el asfalto alrededor de 10 kilómetros, en torno al 80% de los 14 kilómetros previstos en las calles seleccionados para implantar este modelo de transporte.

Con estos diez nuevos, son ya 20 los kilómetros que están operativos, todo en un intento por incentivar la movilidad en bicicleta frente al coche privado. Es evidente que el ciclocarril gana terreno, entre otras cosas porque resulta más fácil y menos costoso que el carril bici. Sólo requiere pintar sobre la calzada por la que circulan lo coches el trazado para el uso de la bici, sin necesidad de habilitar un carril específico sólo para ciclistas.

Otra cosa diferente es la aceptación entre los usuarios de bicicleta. Pedalear junto a los coches resulta menos seguro que hacerlo por un carril exclusivo para ciclistas, pero el concejal de Movilidad y Espacio Público, Luis Vélez, defiende este modelo «porque ayuda a pacificar el tráfico» y añade que «la gente lo solicita en los presupuestos participativos».

Y aunque es el centro la zona en la que más interesa oxigenar la circulación y donde se abrieron los primeros tramos de ciclocarril, buena parte de los 10 nuevos kilómetros están fuera de la almendra central de la ciudad, en los barrios.

Es el caso del La Rondilla, que ya dispone de un itinerario para bicicletas en dos de sus calles más importantes: Soto y Mirabel. Las dos cuentan ya con ciclocarril, lo que significa que la velocidad está limitada a 30 kilómetros por hora. Con calles más bien estrechas y problemas de aparcamiento, La Rondilla no es un barrio muy apto para circular en bicicleta. Al no tener las calles una anchura suficiente para permitir la construcción de carriles bici, la opción más adecuada es el ciclocarril. De hecho, la idea fue seleccionada entre las propuestas presentadas por los vecinos para las inversiones financieramente sostenibles del pasado año.

De los 19 nuevos tramos de ciclocarril ejecutados a cargo de las inversiones financieramente sostenibles, el más largo, 1,6 kilómetros, discurre desde la plaza de Colón hasta la calle la Salud, en el barrio de Pajarillos, donde conecta con el carril bici que hay en este punto. Casi un kilómetro tiene el segundo trazado más largo, entre el Paseo de Juan Carlos y la calle Don Sancho, con paso por la plaza Circular. Entre los tramos más largos está también el que va desde la plaza de la Cruz Verde a la plaza de España, con inicio en la calle San Luis y recorrido por Nicolás Salmerón y Dos de Mayo.

El más corto apenas tiene 143 metros y va desde Chancillería a Santa Clara, mientras otro de los más pequeños en cuanto a longitud, el que va desde la calle Encarnación hasta la plaza de la Rinconada, se queda en 176 metros.

Aunque no está claro que los conductores respeten el límite de velocidad al que obliga el ciclocarril, Vélez se muestra convencido de que «está calando» la necesidad de compartir el espacio entre coches y bicicletas, pero insiste en que, tan importante como esto, es que «ayuda a pacificar la circulación » y, por lo tanto, reduce el riesgo de accidentes.

Por economía de espacio, el ciclocarril es más práctico que el carril bici, de ahí que en poco tiempo se haya duplicado el mapa de estos itinerarios ciclistas en la ciudad. Y ahí se quedará en principio, en los 24 kilómetros que están previstos. Vélez no contempla por ahora abrir nuevos ciclocarriles salvo que lo pidan los ciudadanos, en cuyo caso se estudiará la petición.

Con todo, el carril bici, con más tradición, gana por goleada en número de kilómetros disponibles, alrededor de un centenar. Entre ambas modalidades, ciclocarril y carril bici, el concejal de Movilidad considera que los amantes de la bicicleta tienen en Valladolid oportunidad para utilizar este medio de transporte y así contribuir a reducir el uso del vehículo privado, una asignatura que sigue pendiente.