Diario de Valladolid

DE FIESTA EN FIESTA

Fiesta de astures y romanos en Astorga

Astorga es una de las ciudades más interesantes del Camino de Santiago, ruta plena de ciudades excepcionales. La catedral, el Palacio Episcopal de Gaudí, el Museo de los Caminos, el Museo del Chocolate, la gastronomía y otra serie de manifestaciones culturales hacen de esta ciudad una joya donde el patrimonio está en la base de su actual desarrollo turístico. Pero, sin embargo, por lo que destaca esta «urbe mirífica», como la nombró Plinio el Viejo, es por su pasado romano, y por los vestigios que de esta cultura quedan aún en el subsuelo. Edificios como la Ergástula, los restos de las termas mayores y menores, la domus con sus excepcionales mosaicos y los restos de las cloacas son un buen ejemplo de ello.

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Redacción de Valladolid
Valladolid

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Asturica Augusta, en la estrategia seguida por el Imperio romano de dominar los territorios que podían serle rentables, se catalogó como rentabilísima cuando los ingenieros romanos descubrieron la importancia que tenían las minas de oro. La Maragatería está repleta de terrenos rojizos removidos para buscar el metal amarillo y, aunque las minas de oro maragatas no tengan la espectacularidad de Las Médulas del Bierzo, no por eso dejan de ser grandes testimonios arqueológicos de una actividad extractiva potenciada y usufructuada por el Imperio.

En el Museo de los Caminos se atesoran magníficas colecciones de monedas, las lápidas y los restos de mosaicos que nos hablan de la economía boyante de los astures en época romana. De la historia y riqueza romanas dan buena cuenta los rigurosos estudios y publicaciones del profesor Dr. Tomás Mañanes Pérez, ilustre maragato de Santa Colomba de Somoza.

Toda esta riqueza artística y arqueológica que ha fascinado al visitante durante siglos, se ha completado con la Fiesta de Astures y Romanos, que se celebra el último fin de semana de julio, desde el año 1986, cuando para recordar el bimilenario de la fundación de Astorga, el grupo de Carnaval Los maragatos, decidió hacer una caricatura del circo romano. Aunque los días centrales son el viernes, sábado y domingo, en realidad el tiempo lúdico comienza el domingo anterior. Es fiesta de Interés Turístico Regional y tiene el reconocimiento oficial por parte de la Asociación Española de Recreaciones Históricas.

En origen se celebraba por santa Marta, a finales de agosto, como parte integrante de las fiestas patronales, pero a partir del 2005 se celebra por separado dando origen a otro hito lúdico festivo, el más importante, desde ese momento, para la ciudad.

La adquisición de esta autonomía se justifica porque ahora la fiesta se diseña buscando el equilibrio entre la fidelidad a la historia, que es lo que justifica su creación y celebración, las leyendas románticas, que pesan sobre la ciudad y el pueblo astur. y las modas finiseculares de creer que el mundo romano es lo que nos muestra el cine. En el programa de este año según los organizadores quieren dar más peso a la recreación histórica.

Sin embargo, las jornadas se desarrollan en una doble perspectiva, una parte eminentemente lúdica y otra cientíco-académica en la que investigadores especializados ponen la nota de rigor en esta recreación. El programa está cargado de actividades lúdico-festivas. Las actividades culturales han comenzado el día 20 con conferencias y exposiciones para introducir a los asturicenses en sus orígenes. Entre ellas, formando después parte de la fiesta, las jornadas gastronómicas de la cocina astur-romana, a cargo de la asociación El borrallo. La gastronomía recupera, en esta ocasión, una bebida de origen romano el torcum, un «néctar elaborado a base de vino con aromas florales». Desde el viernes 26, destaca la animación musical por las calles con Maniam Celticue. Hay talleres didácticos para acercar a los niños los aspectos más atractivos de la cultura romana, tales como talleres de mosaico, actividades relacionadas con el telar. 

Las actividades más sobresalientes son La XV noche de Druidas que se hace en recuerdo de las reuniones que tenían los sacerdotes de las diferentes tribus para intercambiar conocimientos y transmitir sus leyendas y mitos de origen. Los druidas se reúnen a contar historias en el Parque del Aljibe, un curioso concurso de relatos relacionado con la cultura astur o del ambiente de la época. El druida debe ir con la indumentaria de los antiguos sacerdotes celtas o algo que se asemeje a la indumentaria de los sacerdotes romanos del cambio de era. Relatan viejas narraciones o adaptaciones de antiguas leyendas al ideario mítico de los astures. El vencedor es aquel que haya convencido al público por su dominio del relato, por la capacidad creativa de teatralizar mitos, y, sobre todo, por la ambientación escénica. Y todo ello en cinco minutos.

La parte que más visitas recibe es el campamento que se realiza desde el año 2005. Se ubica en el Parque de Melgar al lado de la muralla, que le sirve de fondo evocativo, y a la sombra del Palacio de Gaudí, en un recinto amurallado para la ocasión, con puertas monumentales, está dominado por una torre vigía que recuerda a la de los campamentos romanos.

El campamento alberga las tiendas de los soldados y las casas circulares y elípticas de los astures cubiertas de brezo. Cada uno de los dos grupos (astures y romanos) decora las habitaciones con objetos alusivos a la propia civilización, al tiempo que los que viven en ellas muestran en escenas muy convincentes los modelos de vida cotidiana de la época. Son unas ambientaciones rigurosas que el pueblo contempla con verdadera curiosidad, siendo cada vez más lo turistas que acuden a visitar el campamento.

Los amantes de las fiestas históricas no se pueden perder el Mercado Astur-romano, sumamente sugerente para retrotraernos al inicio de los orígenes de Astorga. La moneda corriente en las transacciones son el as astur y el denario romano, acuñados para la ocasión, con las efigies de los caudillos de ambos bandos en una de sus caras.

Los enamorados del mundo romano y de la representación que de él tenemos a través de películas tan famosas como Gladiador, Espartaco, u otras que tratan incidentalmente el tema, como podrían ser Quo Vadis o Los últimos días de Pompeya pueden dejar correr la imaginación, y sin mucho esfuerzo acercarse a la recuperación evocativa del pasado romano, de una ciudad plantada estratégicamente en territorio astur.

Circo, César, vestales, druidas, ejércitos romanos conquistadores y astures conquistados se enfrentan en un mundo que es complejo, por eso esta fiesta asturicense, independientemente de las licencias históricas que se permite, las estrictamente necesarias para propiciar la participación del pueblo, está muy bien diseñada porque a la vistosidad teatral se une un discurso donde se habla no sólo de glorias romanas sino también de conflicto y de enfrentamiento. Está a caballo entre las recreaciones históricas, meros espectáculos, y la fiesta espontánea. Participa de las dos por lo que tiene un gran éxito ente los astorganos, los de los pueblos vecinos, en España entera y cada vez es más buscada por los turistas extranjeros.

La fiesta está organizada y gestionada por la Asociación de Astures y Romanos de Astorga, que son un millar y medio de personas de Astorga y los pueblos de alrededor, más gente que se siente con vínculos especiales ligados a la ciudad. La asociación se organiza en tribus y civitas, grupos de unas veinte personas que se reconocen por su atuendo. Son la base de la fiesta cada uno de estos «manípulos» se encargan, especialmente, de una actividad, o de colaborar con los otros en las grandes puestas en escena.

La asociación también se preocupa de que haya una correcta adecuación histórica, sin estridencias ni salidas de tono temporal. La ambientación al tratarse de dos mundos, el nativo y el romano, abarca un amplio periodo que va desde la Edad de Hierro II hasta la plena romanización del noroeste hispano. Pero, además, se recuerda que el pueblo astur está dividido en tribus y sus ciudades fueron y estuvieron en guerra con los romanos. Abarcan desde Portugal y parte de Galicia hasta León y Asturias.

Digno de elogio es que una ciudad como Astorga, gran centro de turismo artístico histórico y etnológico, haya sido la pionera en llamar la atención sobre el potencial turístico que tiene no solo la historia, sino la recreación de la misma con todas las leyendas que se le han ido añadiendo a lo largo de los siglos hasta convertir el pasado en una realidad consumible. Ésta nace de la interpretación actual del patrimonio del pasado cuando se acerca al público desde parámetros fácilmente inteligibles para todos. Larga vida a romanos y astures, porque los que van a disfrutar os saludan.

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