Diario de Valladolid

La UEMC y el colegio mayor expulsan al marroquí que irrumpió en San Pablo

Interior decidirá su salida del país, aunque es probable que el padre, que ayer le visitó en el Clínico, se lo lleve a Casablanca / Permanece ingresado en la unidad de Psiquiatría del Clínico

Momento de su detención a la salida de San Pablo.-E.M.

Momento de su detención a la salida de San Pablo.-E.M.

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Íñigo Arrúe
Valladolid

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Las dos instituciones que proporcionaban hospedaje y formación universitaria al marroquí que irrumpió el pasado sábado en la boda de San Pablo al grito de ‘Alá es grande’, la UEMC y el colegio mayor San Juan Evangelista, se han adelantado al pronunciamiento de la Justicia y han determinado la expulsión fulminante del magrebí Kamil K., de 21 años.

De esta forma, se pone en bandeja la salida del país del joven que reventó el enlace con gritos al Dios del Islam y destrozando objetos litúrgicos, una vez que carece de sentido su estancia en Valladolid sin estudios que cursar y sin residencia.

Está ahora en manos del Ministerio de Interior abrir el expediente de repatriación, dependiendo de la sentencia, aunque es posible que su regreso a Marruecos se acelere. Fuentes de la investigación aseguraron que su padre, un dentista de Casablanca, viajó ayer a Valladolid para hacerse cargo de su vástago, junto con un abogado. Ambos fueron a visitarle a la Unidad de Psiquiatría del Clínico donde permanece ingresado.

Con todo, fuentes judiciales puntualizaron que su eventual retorno a Casablanca, su ciudad natal, estaría a expensas de que antes declare ante la jueza Elena López Negrete, titular de Instrucción 3, ante la cual no pudo pronunciar palabra el pasado lunes cuando fue traslado a los Juzgados de Angustias.

Kamil, estudiante de primero de Odontología en la Universidad Europea Miguel de Cervantes, no declaró ante la jueza. Fuentes del TSJ de Castilla y León explicaron que Kamil, en su paso a disposición judicial, «no prestó declaración porque, según el informe del médico forense, no estaba en condiciones de salud para hacerlo».

Ante esta situación, se acordó su traslado a la Unidad de Psiquiatría con el fin de realizar «una evaluación para determinar su diagnóstico y su tratamiento». «Una vez completada dicha evaluación, se decidirá sobre la toma de declaración», precisaron las fuentes.

Su situación momentánea es de libertad con cargos. El marroquí será investigado por los delitos de amenazas, desorden público, contra los sentimientos religiosos y daños, ya que entre otros objetos rompió un atril de cierto valor artístico en su furioso asalto al altar.

Mientras el Juzgado está a la espera de que recupere su capacidad psíquica, la UEMC tomó ayer la determinación de expulsarle. Kamil llevaba solo un curso en la Miguel de Cervantes matriculado en primero del Grado de Odontología, que tiene un coste anual de 13.000 euros de matrícula. Aunque fuentes académicas no quisieron ofrecer detalles de su evolución académica, apelando a la protección de datos, sí confirmaron que ayer mismo terminó la relación contractual del alumno con la privada.

El secretario general, José Antonio Otero, lanzó ayer una nota a la comunidad universitaria en la que informaba de la expulsión. Cuando Kamil irrumpió en la iglesia de San Pablo el sábado ya tenía activado un expediente. Ayer llegó la resolución contra un joven que no ha destacado precisamente por su brillantez en los estudios.

«El consejo rector de la UEMC, tras valorar la gravedad de los hechos cometidos... y atendiendo siempre al máximo bienestar de toda la Comunidad Universitaria, ha resuelto, acogiéndose al Reglamento 7/2015 de Régimen Disciplinario d los Estudiantes, sancionar al dicho alumno con la expulsión de la Universidad», concluye Otero.

Su residencia, el colegio mayor San Juan Evangelista, siguió la misma senda:primero se le abrió un expediente por los lamentables sucesos de la iglesia y posteriormente se le expulsó. De hecho ya ha desalojado sus pertenencias.

El director de este colegio mayor de 60 plazas, aseguró que lo que menos les apetece es una publicidad negativa ahora que están a las puertas de nuevas matriculaciones y de forma escueta aseguró que todo ha sido una sorpresa para ellos.

«Era el primer año y el chico no dio nunca signos de nada parecido, Nos sorprendió mucho su comportamiento porque aquí su conducta ha sido siempre normal», afirmó. Preguntado por si demostraba un cierto fanatismo religioso, aseguró que lo desconocía, aunque nunca pidió dieta musulmana, platos que ofrecen junto a los sin gluten o vegetarianos.

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