Cerrojazo de Lauki pese a ser rentable

En el último lustro había lanzado varios órdagos, pero ayer la multinacional francesa Lactalis anunció por sorpresa el cierre inminente e irrevocable de Lauki y su intención de llevarse la marca a otras envasadoras del grupo, poniendo fin a 52 años de actividad en la histórica fábrica vallisoletana.

Un cartel colgado el día anterior en la corchera convocando a los cerca de 90 trabajadores a una reunión a última hora de la mañana no presagiaba buenas noticias. «Blanco y en botella», lamentó con desencanto el presidente del comité, José Manuel González, de CCOO, quien, después de 24 horas «mascando el rumor», escuchó a los directivos justificar un cese cuyos motivos no convencen a la plantilla y que se materializará, a más tardar, el próximo 30 de junio.

La principal razón esgrimida es «la sobrecapacidad» de sus fábricas, que dificulta competir en un contexto de descenso en el consumo de leche», tal y como luego recalcó la compañía en un comunicado.

Esa motivación, sin embargo, no le encaja a la plantilla, que desde 2011 ha asistido al «desmantelamiento» de las instalaciones vallisoletanas con el traslado de maquinaria a otras factorías para reducir su carga de trabajo. «Llevamos cinco años sin inversiones;no han apostado por esta planta», lamentó González al denunciar el agónico rumbo de este centro productivo. «Nos han ido quitando la fuerza y, con todo y con eso, damos beneficios», apostilló. En concreto, dos millones de euros antes de impuestos obtuvo en 2014 el centro vallisoletano, con una facturación de 50 millones.

En la rentabilidad se apoya también para defender la continuidad de la fábrica Juan Carlos García Serrano, secretario estatal de Acción Sindical de UGT de Lactalis. «Si la empresa tuviera pérdidas acumuladas, se podría entender, pero dando beneficios...», indica apesadumbrado.

La multinacional achacó también la decisión a la «pérdida de producción» de marcas blancas para el mercado portugués, al «descenso continuado»de las ventas de Lauki (etiquetada hasta ahora en exclusiva en Valladolid) así como al «estancamiento de la demanda de leche pasterizada», un tipo de producto que apenas concentra una quinta parte de la producción de la factoría (16 millones de litros, frente a los 75 de leche UHT).

En total, esos 91 millones de litros están muy lejos de los 200 millones de 2009, cuando se alcanzó el techo productivo. Entonces eran 183 los empleados, la mitad que ahora, cuando las nóminas abarcan a 86 personas en producción y otras seis en el departamento de compras y suministros. Además, el cierre afectará al ya de por sí crítico sector ganadero, ya que un centenar de productores, en su inmensa mayoría de Castilla yLeón, suministra leche a la factoría.

Los directivos prometieron ayer recolocar al mayor número posible de empleados en otras plantas de Lactalis, propietaria de otras dos lácteas en Lugo, otra en Mérida y una más en Granada, así como varias industrias queseras más próximas, como en Zamora y Peñafiel. Los representantes de los trabajadores no quieren ni oír hablar de indemnizaciones ni de otra solución que no pase por «mantener la actividad y el empleo en Valladolid». «La esperanza nunca la perdemos», aseveró el presidente del comité, que el martes se sentará con la dirección para empezar a negociar la liquidación de la empresa.

LAS REACCIONES

PSOE. El Grupo Parlamentario Socialista registró ayer una petición de comparecencia de las tres responsables del Gobierno autonómico que pueden aportar explicaciones a la decisión de cierre de la factoría:Rosa Valdeón como titular de vicepresidencia y consejera de Empleo; Milagros Marcos, de Agricultura y Ganadería; y Pilar del Olmo, responsable de la cartera de Economía y Hacienda.

Asaja. El presidente regional de Asaja, Donaciano Dujo, sostuvo que el cierre de cualquier empresa «es malo para Castilla y León», pero si se trata de una industria vinculada al sector lácteo «es aún mucho peor cuando las explotaciones ganaderas están en el peor momento posible por su falta de rentabilidad».

UCCL. El coordinador general de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, criticó la decisión de la multinacional Lactalis ya que, a su juicio, «debe basarse en una salida consensuada para el empleo, que es clave en la fábrica, las explotaciones ganaderas y todo el sector al no haberse valorado las consecuencias sociales».

UPA-COAG. El secretario general de UPA y coordinador de la Alianza UPA-COAG, Aurelio del Río, explicó sobre el cierre que «supone más presión para los ganaderos» a la ya añadida de la falta de rentabilidad del sector y los bajos precios. «La multinacional Lactalis es de capital francés y tiene una estrategia clara», dijo. Yconsideró que desde Francia la industria láctea «ha hecho muy bien los deberes» y se ha organizado para controlar la producción y los canales de distribución y venta. «Van a lo suyo. Si hay crisis cierran la recogida de leche en España y traen lo de fuera por que no les interesa producir más aquí», aseveró.