Diario de Valladolid

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El locuaz Ministro de de Transportes y Movilidad Sostenible Oscar Puente presentó hace unos días lo que será la nueva y vanguardista estación de trenes de Valladolid en un ejercicio a medio camino entre el alarde triunfalista y el revanchismo personalista. La nueva infraestructura constituye sin duda un proyecto ambicioso para el desarrollo de la ciudad de Valladolid que nadie puede poner en cuestión

Pero detrás de lo que es una buena noticia para Castilla y León y para Valladolid no es difícil intuir algunas sombras que oscurecen la deslumbrante presentación del futurista proyecto que tuvo lugar recientemente en lo que el propio Ministro calificó como un día histórico. Ni sus explicaciones sobre la inversión millonaria que supone este proyecto, ni sus informaciones sobre las ventajas que supone para Valladolid y la ampliación de sus conexiones ferroviarias de alta velocidad han conseguido evitar cierto tufillo a revanchismo político latente y contenido desde las últimas elecciones municipales.

Por otra parte, el Ministro Puente ha conseguido algo inédito en política, como es que la inversión económica prevista se le vuelva en contra por excesiva. Y es que el Alcalde de León no ha tardado ni medio minuto en utilizar su habitual victimismo territorial para ponerle a parir por su favoritismo pucelano. Asegura el edil leonés que se trata de un alarde provocativo e innecesario que demuestra su falta de empatía y sensibilidad frente a otros territorios. Ha conseguido el Ministro Puente despertar el anticentralismo regional hasta tal punto que el pacífico Alcalde de Salamanca se une a la crítica de su colega leonés calificando de estratosférica la inversión en este proyecto frente al abandono de la capital charra en materia ferroviaria.

Pero más allá de las siempre estériles y habituales disputas territoriales ante cualquier inversión en infraestructuras, lo más llamativo es que este despliegue económico y tecnológico en forma de megalómana estación esconde la sospecha de que el Ministro se mueve más por razones de revanchismo político contra el actual Alcalde de Valladolid tratando de acabar para siempre con la bandera del soterramiento que sigue defendiendo el bueno de Jesús Julio. Es evidente que el Ministro Puente nunca aceptó del todo los resultados de las últimas elecciones municipales causándole una difícil digestión política que le hizo vomitar en el Congreso su agresivo discurso en defensa del actual Gobierno de coalición. Aunque el soterramiento siga siendo una cuestión crucial en el desarrollo social y urbanístico de Valladolid, lo primero que habría que soterrar para siempre es el revanchismo y la frustración como modo de hacer política.

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