Diario de Valladolid

Felipe Ramos

Queremos saber

COLUMNA DE OPINIÓN

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CUÁNTO les cuesta a los políticos hablar claro e ir por derecho. Vamos, lo que viene siendo ‘al pan, pan y al vino, vino’, que dice el rico refranero español. Hoy más que nunca prima aquello de lanzar mensajes al aire, cuanto más rimbombantes mejor, para que los haga suyos quien se dé por aludido. Y si nadie se da por enterado, mejor que mejor para el que los lanza. Pero claro, con eso lo único que se consigue es generalizar, metiendo a todos en el mismo saco, con lo que de injusticia mayúscula supone para aquel o aquellos que no merecen ese comentario o afirmación porque nada han hecho para ello.

Por eso, cuando el presidente de la Junta dice que es imprescindible una desescalada verbal debe, a renglón seguido y sin solución de continuidad, dejar claro a quién se refiere y a quién le está exigiendo esa desescalada en sus afirmaciones. ¿A su presidente de partido Pablo Casado? ¿A su compañera ‘popular’ Cayetana Álvarez de Toledo? ¿A la extrema derecha de Vox? ¿Al vicepresidente de su gobierno? ¿A su portavoz en las Cortes? ¿Al alcalde de Valladolid? ¿A Luis Tudanca o más bien a su número dos Ana Sánchez? Cuando uno lanza una afirmación de ese tipo debe poner nombre y apellidos de la persona a la que lanza su crítica. Y no vale decir que lo que ha dicho es lo que ha dicho e insistir en en la desescalada verbal. Que copie del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que fue por derecho y dejó claro que lo de su compañera de partido Álvarez de Toledo es de todo menos política. Feijóo lo define como «espectáculo» y «provocación». A eso se le llama hablar claro, aunque a mí se me ocurren adjetivos peores, pero son denunciables.

La claridad de Feijóo sobre quién, para decir lo que dijo, debería haberse callado es la que le faltó a Mañueco. Bienvenida sea esa exigencia de rebajar la tensión política, entre otras cosas porque no es el momento, nunca lo es pero mucho menos ahora, pero si no se dirige a nadie no pasa de ser una afirmación baldía.

Claridad, por cierto, que es la que sigue faltando a la hora explicar con absoluta transparencia, esa palabra que sólo sirve para que alguno luzca cargo y consejería, cuáles son las causas de la pérdida para la Junta de alguien tan preparado y preclaro como Germán Barrios. Cuáles esas diferencias insalvables, que todos saben y nadie cuenta con luz y taquígrafos. Los ciudadanos merecemos y queremos saber, que rezaba aquel programa de televisión, aunque está visto que siguen queriendo sólo hablar de su libro.

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