Diario de Valladolid

ESPEJOS PARA LA BASE / PEDRO RETUERTO

El púgil de los despachos

El presidente de la Federación de Castilla y León lleva casi dos décadas trabajando desde fuera del cuadrilátero para mejorar el boxeo, un deporte que ha pasado de 50 a 720 licencias en los últimos 18 años

PedroRetuerto posa entre dos sacos en las instalaciones de Río Esgueva.-J.M: LOSTAU

PedroRetuerto posa entre dos sacos en las instalaciones de Río Esgueva.-J.M: LOSTAU

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Guillermo Sanz

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Tres asaltos de tres minutos. Tiempo suficiente para degustar un combate de boxeo. Sin embargo, todo menú tiene su proceso de elaboración. Ningún plato iluminado por una estrella Michelín sale cocinado de un microondas, necesita la mano de un chef... y en el boxeo pasa lo mismo. Antes de que suene la campana y comience el baile de guantes, la maquinaria ha tenido que mover todos sus engranajes con precisión suiza. El motor de esa máquina tiene nombre y apellidos, Pedro Retuerto, una dosis de vitaminas que ha ayudado a crecer el pugilismo local, autonómico y nacional.

Retuerto no comenzó a caminar sobre la lona. Lo hizo sobre el parqué (donde llegó a conseguir una cuarta plaza de España con el Unión Esgueva de fútbol sala) y sobre el césped. San Nicolás, Betis, Arces, Tudela o Juventud Rondilla fueron algunos de los escudos que defendió este aspirante a estrella que se rompió en el camino del éxito: «Decían que iba para estrella, pero me rompí la bola del fémur y el ligamento interno y no volví a jugar igual», admite. Esa piedra en el camino le sirvió, sin embargo, para levantar otro hogar en el que alojarse. Domingo Rodríguez, su vecino en el barrio España, le invitó a ir a La Campiña, en San Pedro Regalado, donde empezó a entrenar a los equipos de fútbol sala y a tomar contacto con el kickboxing, pasando de dar patadas al balón (una afición que ha mantenido hasta hace dos años) a dárselas al saco.

Un día apareció Teodoro Escribano a pedir el voto del club en las elecciones federativas. A su paso, dejó el germen del boxeo. «Yo he sido seguidor desde pequeño. No sé porque, pero cada vez que había boxeo en la tele me quedaba a verlo», recuerda Pedro Retuerto. Así, la afición se convirtió en un modo de vida.

Empecé ayudando a Teodoro con los papeles y, cuando quiso dejarlo, Domingo me propuso como presidente», cargo que ocupa desde 2004. De esta manera comenzó el camino de un guerrero que nunca presentó batalla entre las 16 cuerdas (más allá de algún interclub), aunque en su retrospectiva ganas no le faltan: «Hubiera sido una gozada haber hecho algún combatillo, pero me pilló con 20 años y no estaba todo tan estructurado como ahora», admite.

Cuando Pedro Retuerto entró a colaborar en labores federativas, Castilla y León contaba con 50 licencias. 18 años después el número de federados asciende a 720, a los que hay que sumar casi 300 niños que disfrutan de la faceta formativa de este deporte. Esta evolución la explica el federativo vallisoletano desde la teoría: «Se ha debido primero a que existe una estructura y segundo a que ha habido una regeneración de entrenadores jóvenes. El boxeo se ha adaptado para que la gente pueda trabajar sin peligro, para que lo puedan practicar las mujeres, las personas con discapacidad, los niños... El boxeo se ha adaptado a la sociedad», explica Retuerto. Este camino ha contado con unos muros levantados por los más veteranos del lugar: «Ha costado cambiar las cosas. Ha habido que pegarse mucho con la vieja guardia. En mi primera asamblea yo tenía 20 años y el siguiente más joven 50. Propuse el boxeo de formas y casi me linchan. Me decían que escuchara a los mayores», rememora. Ahora, su sueño es una realidad latente.

En su afán de promocionar el noble arte del boxeo, Pedro Retuerto decidió sacar del baúl de los recuerdos las veladas. Desde que organizara la primera en Miriam Blasco, el vallisoletano ha curtido su piel con un centenar de eventos deportivos que han dado una continuidad a este deporte en Valladolid. «Esto es una apuesta de futuro. Para crecer, el boxeo debe tener un calendario como lo tiene el fútbol, el baloncesto o el rugby», sentencia. Así, nació la Liga Vallisoletana, una iniciativa con cinco jornadas que se complementa con Campeonatos de España, el Boxam o el Open Boxing... eventos que han servido para moldear varios talentos del ring.

Pedro Retuerto ha sido testigo de excepción de cómo Castilla y León conseguía los dos últimos años un título nacional como la Copa del Rey. Desde los años 70, en la que se consiguió la Liga Nacional (con Mauro y Nani como abanderados pucelanos), la región no reinaba en el país. La coronación de Castilla y León llega guiada por la mano de una generación de boxeadores como Salvi Jiménez o Miguel Cuadrado, púgiles jóvenes que han vuelto a poner a Valladolid en el mapa de la selección nacional, algo que no conseguía desde hace casi tres décadas, cuando Alfonso Cavia, el Cubi, golpeaba fuerte en este terreno. «El talento viene por generación espontánea, pero luego hay que pulirlo. Ha sido un reconocimiento al trabajo. Ellos crecen y ayudan a crecer al boxeo», entiende.

Pedro Retuerto, que ha vuelto recientemente a la Federación Española como vicepresidente después de desbancar a Martín Galán, promete aguantar el ritmo muchos asaltos más. «Los golpes te les llevas en la cabeza, pero merece la pena porque al final estás ayudando a crecer un deporte que venía de la nada y que ahora está arriba. Esto me gusta y cuando te gusta estás motivado para seguir», reconoce uno de los nombres a los que no les ha hecho falta enfundarse los guantes para entrar en el salón de la fama del boxeo.

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