La guerra continúa
SE acabó el verano, pero no el calor ni la sequía, que azota al campo de Castilla y León como nunca antes y que hace que los agricultores estén para pocas bromas. Algo que debería saberlo bien la consejeraMilagros Marcos, al que le sobró su irónico y desafortunado comentario sobre la varita mágica y la bola de cristal para saber cuándo va a llover. Claro que nadie tiene la culpa de la sequía, faltaría más, por eso la broma estaba fuera de lugar. Entre otras cosas porque desde la consejería que dirige se ha sido diligente a la hora de activar las ayudas. Pero eso no evita que el campo entienda que aún son necesarias más, entre otras cuestiones porque la situación empeora por momentos. Por eso se han puesto en pie de guerra.
Claro los verdaderos maestros en el arte de la guerra, entre ellos eso sí, son los socialistas de Castilla y León. El verano en el PSOE, lejos de relajar los ánimos de revancha y de pasar factura a quienes no piensan como uno los ha reavivado. No hay más que mirar a Valladolid, León o Salamanca para darse cuenta de que la guerra continúa. Y que los hoy triunfadores ‘sanchistas’, comandados por Luis Tudanca en la Comunidad, van a tomar buena nota de aquellos que osaron apoyar en su día a la líder más allá de Despeñaperros, Susana Díaz.
No es que no los vayan a integrar, es que nos lo quieren ver ni en fotogría. Que se lo pregunten al vallisoletano y otrora subdelegado del Gobierno, Cecilio Vadillo, que ya no es ni amigo de Teresa López. A la alcaldesa de Medina del Campo, la acaparadora de cargos y gran aficionada a los juegos virtuales, no le gusta Vadillo ni nadie que esté cerca de él. Qué gran argumento político el de Teresa López. Claro que ella se cree en la idea de poder decir lo que quiera y cuando quiera, para eso cuenta con el respaldo de Óscar Puente, el verdadero hombre fuerte del PSOE castellano y leonés. Eso sí, Vadillo bien haría en repensárselo porque va camino de ser el fiel reflejo de la realidad del socialismo en esta Comunidad: de derrota en derrota, hasta la derrota final.
Entre los socialistas la vida sigue igual, que canta aquel que un día quería ser portero de fútbol. Y más que la vida, las guerras y las luchas intestinas. El problema, su problema es que estas disputas no les da más que para elegir, la mayoría de las veces, a líderes tan mediocres que lo único que les importa es, precisamente eso, que la guerra continúe.