Castilla y León frena la caída productiva de la alfalfa deshidratada en España

Lo preveíamos». Así de claro habla el director de la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA), Luis Machín, al referirse a los datos de la última campaña. El principal motivo, más allá de las condiciones meteorológicas adversas, reside en la reducción de superficie. En total, se cultivaron 108.780 hectáreas en todo el país, unas 8.000 menos que el año anterior. Finalmente, la cosecha global experimentó una caída del 7%. Por suerte para el sector, Castilla yLeón ayudó a amortiguar este descenso tras cerrar una temporada «bastante buena»que se traduce en un crecimiento del 105%.

A la hora de analizar las cifras de la campaña 2018-2019, concluida oficialmente el pasado 31 de marzo, Machín pone el foco sobre los malos resultados de las dos comunidades autónomas con mayor potencial. Aragón, líder indiscutible en España, cerró el ejercicio con 715.151 toneladas, un 14% menos respecto a la temporada anterior, debido en gran parte al desbordamiento del río Ebro. Aproximadamente se perdieron entre 50.000 y 60.000 toneladas. Por su parte, Cataluña se mantuvo en el segundo puesto del ranking nacional con una cosecha ligeramente superior a las 281.000 toneladas que constituye una reducción del 16% en términos interanuales.

Tan solo Extremadura, con permiso de Castilla yLeón, claro está, superó sus rendimientos en un 25% durante la última campaña tras obtener 6.000 toneladas. Por contra, Andalucía, Navarra yCastilla-La Mancha registraron sendos decrementos del 9, 8 y 2%. Así pues, Machín no duda en recalcar que la «gran producción» de la Comunidad «ha ayudado a paliar la caída en el resto de España».

¿Cuál es el sistema predominante a la hora de cultivar alfalfa deshidratada?Tal y como ha podido confirmar AEFA, el regadío copa la mayor parte de las hectáreas. Durante la última campaña, los agricultores que trabajan para los fabricantes adheridos a la asociación apostaron masivamente por el regadío. Nada más y nada menos que 96.302 hectáreas, el 88,5% del total.

Este fenómeno no se ajusta ni de lejos a la realidad de Castilla y León. De las 19.438 hectáreas de alfalfa deshidratada durante el ejercicio anterior, 11.235 recurrieron al secano (57,7%). Se trata de un caso único en el país, ya que ninguna otra región cuenta con más hectáreas de secano que de regadío. De hecho, Baleares, Castilla-La Mancha, Extremadura y Navarra prescindieron totalmente del secano durante el año pasado.

En el resto de territorios, el secano es prácticamente testimonial. Sobre todo en Aragón y Cataluña, que apenas lo emplearon en el 1,3 de sus superficies, respectivamente. Mientras, Andalucía reservó 200 de sus 3.147 hectáreas para alfalfa deshidratada, lo que constituye una representación porcentual del 6,3%.

A tenor de los datos correspondientes a la última campaña, Machín cree que el sector ha «tocado fondo» y que a partir de ahora logrará mejorar sus rendimientos. Por ahora es «pronto» para conocer la superficie concreta de cara al próximo ejercicio, aunque el director de AEFA ve viable un aumento de entre el 2 y el 3%. Obviamente, el incremento «no va a ser muy grande», pero no cabe duda de que la previsible subida de la producción en caso de ganar hectáreas supondría un aliciente para los fabricantes porque «venimos de dos campañas seguidas cayendo».

Ahora mismo, tanto Machín como el resto de fabricantes del sector permanecen «muy pendientes del clima». Por el momento, «augurar algo ahora es un poco complicado» porque cada ejercicio está condicionado por las lluvias, siempre necesarias para llenar los pantanos y permitir que los agricultores puedan «regar sin problemas». Así las cosas, lo único que puede afirmar con rotundidad a estas alturas el director de AEFA es que «si hay problemas de agua la campaña no será buena».

De puertas hacia fuera, el sector continúa expandiéndose gracias a la irrupción de China, que en tan solo un año ha logrado consolidarse como un «importante actor» en materia de exportaciones tras pasar de 64.799 a 236.025 toneladas. De esta forma, AEFA ha logrado mantenerse en torno a los 1,1 millones de toneladas destinadas a terceros países. Y es que de no ser por la demanda creciente del gigante asiático, la reducción porcentual hubiese sido considerable teniendo en cuenta que tan solo Francia incrementó sus compras un 8,4% tras hacerse con 70.237 toneladas de alfalfa deshidratada.

Lo que no varía es la consolidación de Emiratos Árabes como el principal cliente de los fabricantes españoles pese a que en la última campaña adquirió cerca de 461.000 toneladas. El dato no es demasiado bueno porque supone una caída del 21,5% y la media anual, según precisa Machín, se sitúa en torno a las 550.000 toneladas.

Con «países consolidados» cuya demanda tiende a ser «fija»como Italia o Francia, AEFA aspira a expandir su presencia «a corto plazo» en mercados potenciales como Arabia Saudí, abrirse paso en Catar y explorar «a medio plazo» las posibilidades de crecimiento que brindan Japón o Corea del Sur. Para ello, resulta indispensable «encontrar el momento» porque se trata de un mercado «muy exigente» en el que los fabricantes españoles aspiran a liderar gracias a la calidad de sus alfalfas.

Si hablamos de ventas en clave nacional, Machín confiesa que «la situación no es todo lo buena que nos gustaría» porque la bala -el formato más demandado- se destina principalmente al mercado lácteo. Partiendo de esa base, «cada vez es más complicado comercializar nuestros productos» porque el sector «lleva varios años en unos niveles un poco bajos». No obstante, las empresas asociadas en AEFA saben que «el ganadero español ya nos conoce», de ahí su apuesta decidida, por la vía promocional, para dar a conocer las ventajas de la alfalfa deshidratada.