BODEGAS GAIA
Rufete salmantina en el Valle de Ambroz

Enrique Menasalvas en el interior de su bodega subterránea
Sus vinos más interesantes, los que mejor identifican a la bodega Gaia son los elaborados con la casta rufete: El Regajo, La Asomadilla y Nostos. En todos estos vinos prevalece esta uva, de las últimas viñas de una cepaje que mira hoy de frente a la Sierra de Francia, que es el reducto de esta variedad salmantina que cada año cobra mayor importancia entre los vinos de calidad en España.
Enrique es un tipo imparable. Buen gestor turístico y conocedor del mapa cultural y enológico de Castilla y León. Desde hace una década organiza visitas y viajes turísticos por nuestra región y por Extremadura. Uno de sus perfiles es el de enólogo y viticultor ya que, desde Hervás, su rincón sentimental y su raíz familiar, ha sabido devolver al siglo XXI los vinos que en el pasado se bebieron en los portales de las calles blancas del barrio judío. De nuevo, las ‘lindes’ se manifiestan.
El pueblo de Hervás perteneció a la localidad salmantina de Béjar hasta 1816. Desde 1833 pasó formar parte de la tierra cacereña y hoy es célebre por su judería y por ser conjunto histórico-artístico. Y es aquí donde Enrique Menasalvas ha encontrado su lugar turístico y enológico entre la sierra de Béjar, Gredos -que es ‘la madre de las montañas’- y el río que da nombre al Valle de Ambroz, hijo del rio Alagón y puerta de entrada a la meseta por nuestro Camino de Santiago del Sur, que fue calzada romana ‘Iter ab Emérita Augusta’ y sigue siendo cañada trashumante de la vieja Mesta.
Sin duda, Enrique puso el zoom en un lugar mágico. Un espacio rural cuyo suelo, clima, aguas y emplazamiento acostado en lo alto del valle, fue siempre una referencia agronómica y botánica en España por la fertilidad de esta tierra. Menasalvas ha logrado recuperar los últimos viñedos viejos y poner encima de la mesa de cata a los vinos de tinta Madrid de toda la vida y de rufete, que hoy tiene su feudo sentimental y ampelográfico en el ámbito geográfico de la DOP Sierra de Salamanca.
Enrique Menasalvas no pudo impedir que a mediados de los 90 se cerrará definitivamente la estación del tren de la línea Plasencia-Astorga que en Hervás unía con su puente de hierro Salamanca y Cáceres. Pero sí se ha propuesto salvar los viejos majuelos del entorno y con esa filosofía, unida a un criterio enológico actual, ha logrado que sus rufetes ya estén entre las referencias de la península ibérica, incluidas las portuguesas, aunque estas castas vecinas no tengan el mismo registro ampelográfico que las de la Sierra de Francia y Béjar y las de este reducto del alto Valle de Ambroz. Siempre era mejor esta apuesta por los tintos modernos de rufete que ese intento defensivo de las viejas pitarras del puerto Perales para abajo, en la Sierra de Gata, incursión que también hizo Enrique.
Hoy, su pequeña bodega, en un bajo subterráneo centenario, sirve de museo para los visitantes que pueden observar el salto secular del viejo lagar y las cubas del pasado a la tecnología actual que dibujan el inoxidable y el roble francés nuevo. Sin duda, las catas son todo un paseo por la historia de la localidad y el entorno saltando de terruño en terruño. Tanto en los aceites como en los vinos.
El tinto El Regajo cuenta con 75% de rufete y un 25% de tempranillo. Un dueto muy logrado. El clarete lleva además de la tinta rufete, la garnacha, el tempranillo y otras variedades blancas que perviven dispersas en las viñas viejas. Y la Somadilla, que es el pago de mayor altitud, hace la maloláctica en barricas de 500 litros de roble francés y con una crianza suave de seis meses, un vino tinto varietal de clara expresión frutal. Bodegas Gaia y sus vinos son un buen ejemplo de lo que nos aportan las lindes culturales en esta región. Vista y cata recomendada.
FICHA TÉCNICA
ZONA DE VINOS. DO Tierra de León.
TELÉFONO: 987 762 191.