Ventera Mayor

Cuando la política turística en materia gastronómica deje el mundo del colorín y el menú de ‘su excelencia’ y comience a ordenar el arcano cultural más extraordinario en materia de cocina de todo el Reino de España, habremos puesto en valor el gran recurso olvidado. Y conseguiremos destacar en la oferta turística al mismo nivel del lobo, el buitre leonado, el románico o el eterno y rentable osario de Atapuerca, en Burgos. Para eso habrá que bajarse al albero del común y caminar a pie por las cocinas rurales de Castilla y León, sin olvidar las recetas de los platos de la cocina lusitana de La Raya, que también son nuestras.

Cuando llegue ese momento, entre otras muchas harinas en las que habrá que meter las manos, podríamos empezar por abrir las páginas del gran libro de las ventas, posadas, fondas, mesones o restaurantes de carretera que murieron al pie de la Nacional por culpa de las autopistas.

Ahí encuentra la mayor parte de la identidad una cocina local que se nos fue y cada día va a ser más difícil recuperar.

Se trata de catalogar, estudiar e impedir que desaparezca. Y sacar conclusiones aplicadas a la cocina actual. Llegará cuando tomen la iniciativa los agentes implicados en la materia: administraciones locales, provinciales, comarcales y regionales con responsabilidad en turismo y colectivos estrictamente profesionales y representativos de hostelería (dormidos todavía y doliéndose de eternas crisis) y todos juntos decidan revisar la comanda, ordenar el recetario y poner en valor el recurso diferencial. Y crear el premio de ‘Ventera Mayor de Castilla y de León’. Sugiero una candidata: se llama Mercedes y es de Pinillos, como su abuela Matilde. Comiendo espero.