Una brigada digital para luchar contra el fuego

Es un sonido que les eriza el vello y les quita el sueño. La alarma de incendios suena y las brigadas forestales se ponen en marcha. Saben perfectamente cuál es el ritual para llegar cuanto antes al lugar de la emergencia y acabar con las llamas. Héroes a su pesar que se dejan la piel por proteger el patrimonio natural. Una pequeña familia que cuenta con un arsenal en el que no tiene cabida el miedo a la muerte. Se enfrentan cuerpo a cuerpo con un enemigo feroz que no entiende de sentimientos. No les importa. Es su trabajo. Suena la alarma y van.

En los bosques despliegan su saber hacer y salvan una herencia muy valiosa. Un trabajo impagable que torna a cruel cuando uno de los miembros de este equipo fallece. No es para menos. Muchas horas juntos y lazos que se avivan más que nunca en el momento en el que el color naranja rodea peligrosamente y encoge el corazón.

Escenas que, por desgracia, se repiten varias veces durante el verano en muchos puntos del planeta. Naturaleza calcinada y heridas emocionales. El tiempo cura. O no. Situaciones evitables, sí, pero de forma muy complicada. Todas las manos son pocas para poner coto a esta lacra. Por ello, en tiempos del WhatsApp como principal medio de comunicación entre las personas, la tecnología acude al rescate de las brigadas forestales y los cuerpos de bomberos. Trabajadores del fuego que gracias al profesor leonés Joaquín Ramírez tienen una colaboradora extra. Se trata de Wildfire Analyst Pocket, una aplicación móvil que permite calcular el comportamiento de un incendio en el terreno, basado en datos de entrada de vegetación, terreno y meteorología. «Estos cálculos son muy complicados. Hasta ahora no existía un sistema que permitiera realizarlo de manera sencilla en el terreno con un teléfono y presentara los resultados en un mapa en tres dimensiones, incluso cuando no hay conectividad», explica el también fundador y consultor principal de Tecnosylva.

El objetivo de esta herramienta es predecir la propagación del fuego y el comportamiento del frente, con la peculiaridad de que puede realizarse en cualquier lugar. De hecho, si se utiliza en el sitio en el que se encuentra la emergencia ayuda a mejorar el éxito del ataque inicial y a comprender mejor el comportamiento potencial de las llamas y minimiza los riesgos para el personal que trabaja en la extinción.

Pretende ser útil para los bomberos forestales y estudiosos de los incendios, para que puedan calcular la velocidad de un potencial fuego dadas unas condiciones en el terreno, que es «un tema muy complejo». En este sentido, especifica que el usuario puede cambiar los parámetros y analizar a tiempo real como las llamas modifican su comportamiento si cambian las circunstancias.

Wildfire Analyst Pocket ayuda a tomar decisiones. Y puede trabajar en línea y fuera de ella, por ejemplo, en aquellas zonas donde no hay cobertura o está muy limitada. Además, ofrece la posibilidad de descargar datos de vegetación y combustibles, así como información meteorológica de estancias cercanas al epicentro del siniestro.

Tecnosylva lleva más de 20 años proveyendo de tecnología a agencias de incendios forestales de todo el mundo, desde España a Chile, pasando por Canadá. «No tenemos competidores en Estados Unidos, ya que el éxito de nuestras soluciones se basa en una colaboración continua con nuestros clientes, de los que aprendemos continuamente y a los que ayudamos con herramientas que contribuyen a dar un mejor servicio manteniendo unos altos estándares de seguridad y eficiencia», presume Joaquín Ramírez.

Las herramientas de simulación las empezaron a desarrollar en 2007, creando soluciones que van desde sistemas que se ejecutan en supercomputadores como Caléndula en León, desde el que simulan cada día 10 millones de incendios en California, a aplicaciones de escritorio que usa la Unidad Militar de Emergencias (UME) y muchas comunidades españolas e internacionales.

«La idea de crear una app móvil gratuita surgió desde el agradecimiento a la comunidad que servimos y que pensamos que la encontraría de utilidad, al no existir nada parecido», cuenta el leonés, quien afirma que con este proyecto también querían reconocer a los investigadores que desarrollaron la ciencia necesaria para que como tecnólogos pudieran llevar a cabo esta herramienta que, a pesar de ser muy específica y sólo contar con tres meses de vida, ya tiene más de 4.000 usuarios por todo el mundo.

En su opinión, la tecnología a veces se sobrestima, pero también se desprecia. «Suelo decir en mis clases de Tecnologías en Incendios del máster Fuego de la Universidad de León (ULE) –el primero de estas características en toda Europa– que la tecnología se debe dar con cucharilla de café. Y ha de convertirse en una herramienta que ayude a los gestores de incendios. Por sí misma no significa nada en tanto en cuanto no consigamos que se convierta en una herramienta que genere eficiencias sobre la situación previa», señala.

Para Ramírez, existen grandes profesionales en Castilla y León, el problema son los «poquísimos recursos» con los que cuenta la Comunidad. «El capital humano es de primera línea, lo que hace que exportemos talento», sostiene para añadir que esta situación es adecuada siempre y cuando se importe. «Si no se equilibra, andaremos mal».

Considera que la sociedad americana «nos lleva varias cabezas de ventaja» a la hora de premiar la innovación y el saber hacer. «La española está mejorando en reconocerlo». A su juicio, la fórmula perfecta para el éxito está compuesta por tres elementos: talento más trabajo más responsabilidad. «La innovación es una de las cualidades desarrolladas por gente talentosa. El premio que se debe buscar siempre es generar confianza en tus clientes», recomienda.