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La ‘primera piedra’ para curar el planeta

Una empresa vallisoletana coordina un estudio sobre el cambio climático, en el que se analiza la incidencia del clima en el mundo rural / Intervienen más de 70 autores y es «pionero».

Eduardo Bustillo y Laura Miguel en las instalaciones de la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Valladolid.-J. M. LOSTAU

Eduardo Bustillo y Laura Miguel en las instalaciones de la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Valladolid.-J. M. LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

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El cambio climático ha pisado el acelerador a fondo. Los efectos que se preveían para 2030 ya están dejando su particular huella en los territorios. En verano, los termómetros se revientan, los aparatos que miden el ozono encienden el botón de alerta, se reduce el hielo del Ártico, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera no es nada recomendable, se pierden especies y el equilibrio ecológico ha entrado en concurso de acreedores, la antesala de la quiebra.

Nada está como estaba y nada se va a quedar así. La revolución se ha adelantado y la mitigación es importante. Desde luego, hay que cambiar la matriz de generación eléctrica, dejando atrás los combustibles fósiles y el carbón. Una transición energética con la vista puesta en las renovables. Para ello, es necesario detallar todo lo que sucede en el planeta. La primera piedra la ha puesto la vallisoletana GEOCyL, una consultoría ambiental y territorial, especializada en proyectos sobre ordenación y movilidad urbana, que ha coordinado un estudio sobre los efectos constatados y percepción del cambio climático en entornos rurales de Castilla-La Mancha.

Además, asegura Pablo Rodríguez, consultor de la firma, estas evidencias no son sólo climáticas sino ecológicas, tales como la hidrología, la flora, la fauna, el paisaje, etc. «Se ha entrevistado a un buen espectro de la ciudadanía manchega para trasladar su opinión acerca de este fenómeno al resto de los habitantes de la región, a la Administración, a la Universidad y a las empresas», sostiene, antes de apuntar que el cambio climático es un fenómeno natural que se ha visto acelerado por la acción humana.

Las afecciones que está dejando en el medio son «numerosas», tantas que deben clasificarse por categorías. Por un lado, las alteraciones en la naturaleza: en el clima –el tiempo atmosférico, en concreto–, el agua –en los humedales y los lagos–, la flora, la fauna, los paisajes, entre otros. Por otro, los envites que afectan al hombre, como los regadíos, la salud –las alergias–, la despoblación y otros aspectos que inquietan a la sociedad. «Si tuviéramos que resumir sus alteraciones en una expresión sería: ‘El aumento de entre 1,5 y 2 grados de la temperatura media anual con todo lo que conlleva’», expone Rodríguez.

Para diagnosticar al planeta, se han estudiado series de datos climáticos, que combinados con otros estudios paralelos sectoriales, demuestran, y es más, prueban que el cambio ha llegado. «No sólo ha llegado, sino que lleva años haciendo mella», lamenta el consultor de GEOCyL.

Aunque su trabajo se centra en Castilla-La Mancha –la primera región que se ha lanzado a tener un estudio exhaustivo que comenzó a elaborarse hace dos años y en el que han intervenido más de 70 autores–, afirma que el análisis se podría extrapolar. «Castilla y León cuenta con unas particularidades, una idiosincrasia, unas características diversas a las de la región castellano-manchega, pero esto no hace que nuestra Comunidad no se vea afectada por el cambio climático», indica para, más tarde, subrayar que hay gente que se piensa que por estar protegida por sistemas montañosos o cordilleras en todo su perímetro, está exenta. Nada más lejos de la realidad. De hecho, manifiesta que una evidencia clara es la aparición de algunos cultivos o aprovechamientos agrícolas que no se habían dado con éxito, por ejemplo el caso de los olivos que, además de disponerse más al norte, fomentan la aparición de almazaras. En esta línea, relata que en la provincia vallisoletana, existen tres operativas –todas ellas surgidas en los últimos años–. Antes se enviaban hasta Jaén las pocas aceitunas que se cultivaban aquí.

Castilla y León ya se está poniendo las pilas para hacer frente al cambio climático a través de modificaciones regulatorias, medidas legislativas y otra serie de acciones comunes para tratar de paliar o minorizar los efectos. «No sirven de nada si no se monitorizan», declara Pablo Rodríguez. Para esta tarea, es necesario tener un informe de base, unos antecedentes, un análisis previo para, posteriormente, analizar y ver la evolución de este fenómeno sobre la región.

Para el consultor de GEOCyL, las medidas de adaptación al cambio climático son numerosas pero, muchas de ellas, no son sencillas. Por esta circunstancia, bastantes ciudadanos tratan de moverse de unas zonas a otras. Y no sólo en búsqueda de un empleo, sino para evitar trastornos en la salud o simplemente buscando un clima más agradable.

Uno de los lugares favoritos en los que se concentra la mayor parte de la población es en la ciudad. «¿Por qué?», se pregunta Rodríguez, quien informa de que las condiciones son más duras y los costes más altos. «Quizá esto empiece a cambiar cuando existan las condiciones óptimas para trabajar desde entornos rurales que, gracias a la digitalización, permitirán a la población hacerlo desde sus casas. Seguro que el cambio climático también tiene algo que decir ante los movimientos actuales de migración desde los entornos urbanos a los rurales, en esa búsqueda de esa mejor vida», reflexiona.

De cara al futuro, el consultor de GEOCyL adelanta que seguirán asesorando, aconsejando y realizando informes específicos en los campos del medioambiente y la ordenación territorial. «Nos hemos centrado mucho en los riesgos naturales, especialmente en las inundaciones y deslizamientos de ladera, que son los que más afectan a España», detalla. También realizan cartografía temática, basada en Sistemas de Información Geográfica, que aplican en los estudios de riesgos y cambio climático.

En este camino hacia adelante quieren transmitir valores ambientales a organizaciones y a la Administración. Por eso, sostiene que creen en las ciudades, pero sobre todo en los territorios inteligentes y el desarrollo rural.

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