El tatuaje que chiva al móvil tu grado de embriaguez

El alcohol y la conducción son como el agua y el aceite: se repelen. La composición de moléculas de estas últimas sustancias es distinta y nunca se van a fusionar, por esa razón no es posible que se dé una mezcla entre ambas. Con el alcohol y la conducción debería pasar lo mismo, ya que coger el coche con un par de copas deteriora las funciones sensoriales, altera la atención en el tiempo de detección, produce trastornos psicomotrices, entre otros efectos que, en ocasiones, pueden acabar con muertos en el asfalto. Superar la tasa de alcoholemia está considerada una infracción muy grave y conlleva multas y la detracción de puntos, o incluso penas de prisión y la retirada del permiso de conducir.

El consumo de bebidas alcohólicas, además, está rodeado de mitos: que se elimina antes si se ingieren grandes cantidades de agua, que afecta menos durante la comida, que basta con esperar dos horas para ponerse al volante o que la costumbre de beber evita que se influya en la conducción. Sea como fuere, los efectos del alcohol están ahí. La Dirección General de Tráfico (DGT) cuenta con programas de concienciación que han permitido reducir la ingesta de alcohol al volante, si bien aún los informativos muestran noticias con fallecidos en carretera por culpa de conducir bajo los efectos del alcohol.

A los alcoholímetros de la DGT que todos los días salen a la calle acompañados del mensaje: ‘Deténgase y sople, señor conductor’, alumnos de la Facultad de Económicas de la Universidad de León (ULE) proponen Ehcrapp, un parche de grafeno que por medio de sensores es capaz de medir el alcohol en sangre y mediante ondas mandar los resultados a una aplicación en el teléfono móvil avisándote de cuando has alcanzado cierto nivel de alcoholemia.

Una herramienta que, en palabras del estudiante de Administración y Dirección de Empresas Sergio González, es única, ya que en el mercado existen otros productos, como pueden ser los alcoholímetros portátiles, fijos de pared y otras formas de medir el alcohol, pero ninguno de ellos recurre a la fórmula que este equipo presentó hace dos semanas en la Feria León Business Talent.

La diferencia radica en que en la actualidad todas las soluciones que permiten conocer el nivel de alcohol en sangre requieren de un uso directo, mientras que con su sistema simplemente hay que colocar un parche en la piel y en todo momento la persona portadora de este provisional tatuaje puede conocer a tiempo real su grado de embriaguez, lo que es «muy útil» si su intención es conducir un vehículo. Además, este grupo de estudiantes, del que también forma parte Gabriel Iscar, Cristina Martínez y Beatriz Casariello, quiere que se pueda comprar tanto en máquinas expendedoras situadas en bares como en farmacias y estancos.

El proyecto arrancó hace tres meses en la asignatura de Creación de Empresas del grado de Administración y Dirección de Empresas. Tras varias ideas en mente su intención era desarrollar un producto innovador que aportase beneficios a la sociedad. «La idea de los parches de control de alcohol surgió con el objetivo de tener un control del consumo, sobre todo, a la hora de coger el coche y así evitar accidentes de tráfico. Muchas personas salen a cenar, toman vino o alguna copa y luego cogen el coche con la incertidumbre de si se encuentran aptos para conducir o han superado la tasa de alcohol permitida. Con Ehcrapp queremos evitar este tipo de situaciones», expone González.

Preguntado por las ventajas, la principal, recalca, es el uso individual y poder saber en todo momento y a tiempo real el grado de embriaguez. Además, es un producto que está al alcance de todos tanto por su precio como por su distribución. De momento, deja claro que es una idea de negocio y aún no han pensado demasiado en el futuro pero no se cierran puertas. Sus planes a corto plazo son acabar los estudios para poder valorar con más preparación la posibilidad de llevar este proyecto más allá.

La «innovadora» herramienta se dio a conocer en la sexta edición de León Business Talent 2018, un evento anual sobre emprendimiento donde los alumnos de Creación de Empresas presentan sus propuestas de negocio con el fin de atraer inversores y adeptos a su aventura empresarial. Esta iniciativa es impulsada cada edición por el grupo de investigación en Dirección de Empresas de la ULE y coordinada por los profesores Daniel Alonso y Montserrat Méndez.

Esta cita empresarial reúne a grandes creadores de empresas reales, ya en funcionamiento, y otras con futuro que ya han diseñado desde los logos comerciales hasta la página web, la cartelería publicitaria, o las presentaciones virtuales. De hecho, ocho de estos proyectos tienen un componente social ya que colaboran con distintas organizaciones y colectivos sociales de la ciudad y tienen abierta desde hace unas semanas campañas de crowdfunding a través de distintas plataformas, con el fin de recabar donaciones para dichos colectivos así como participantes colaboradores que ayuden a materializar las ideas empresariales. Los miembros de este grupo colaboran con la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Violencia de Género (Adavas).