La asesora que educa con cuentos

Capacidad, compromiso y acción. Produce resultados extraordinarios de forma sostenida en el tiempo y devuelve parte de lo aprendido a la sociedad. No tiene miedo al fracaso y sus pensamientos siempre han estado muy organizados. Blanca Rodríguez estudió la doble titulación de Administración y Dirección de Empresas con Derecho (ADE). Con 18 años se trasladó de su León natal a Madrid para hacer su sueño realidad. Un sueño sin vocación temprana: «No sabía qué estudiar como el 80% de los jóvenes». Optó por esta carrera porque le gustaban los números pero también las letras. «La parte de Derecho me ayuda a entender cómo funcionan las personas», confiesa.

Una disciplina polivalente y «con muchas salidas» que la llevó a Boston Consulting Group (BCG), una consultoría global en la que ayuda a las empresas a resolver problemas relacionados con su estrategia de negocio. Escucha y ofrece recomendaciones para afrontar ciertos temas con la visión que le aporta trabajar en una compañía global.

Aunque su trabajo le encanta, un buen día decidió cruzar el charco. Rodríguez quería profundizar su conocimiento sobre la empresa pero a través de la tecnología y la innovación. Realizó un MBA en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, «una de las mejores escuelas del mundo». Tras finalizar los estudios, quiso quedarse. Pidió el traslado a la oficina de Nueva York y se lo concedieron. Allí sigue y no sabe cuándo volverá.

Aparte de guiar a las industrias para mantener su salud a raya, forma parte de un proyecto que educa a los niños y jóvenes desde los cuentos. Eso sí, unos relatos con inteligencia artificial. Esta leonesa creó junto a su socio, Víctor Sánchez, la plataforma Smile and Learn, que se implantará en más de medio centenar de centros educativos de Castilla y León.

Esta herramienta incluye cientos de juegos, cuentos y actividades interactivas que permite adaptar el ritmo de aprendizaje a cada escolar. «Entiende la actividad del niño dentro de la plataforma para identificar las debilidades y fortalezas», explica Blanca Rodríguez, quien avanza que van a ir más allá. Por ejemplo, dice que si uno de los usuarios tiene una debilidad en la parte lingüística quieren que el sistema lo identifique y le muestre actividades para ayudar a desarrollar toda esa habilidad. «Que diagnostique y haga la intervención de forma natural», apostilla.

No es una herramienta única, puesto que cada persona puede tener unas necesidades. Además, no sólo está destinada para móviles, también se puede utilizar en tabletas y pizarras digitales.

Smile and Learn fue premiada por el programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, el MIT de Boston y finalista en los Bett Adwars 2018, uno de los galardones más prestigiosos del mundo en el sector de la tecnología educativa. A estos galardones se sumará otro éxito. Esta leonesa ha sido profeta en su tierra.

La Consejería de Educación implantará la herramienta en dos fases en colegios públicos y concertados. «El consejero nos facilitó todo desde el minuto uno. Entendió el valor del proyecto y nos está ayudando mucho a mejorarlo». Este equipo multidisciplinar formado por desarrolladores, educadores, diseñadores y comunicadores ofrece el sistema de forma gratuita y los escolares les ayudan a hacerlo útil. Una de las mejoras que han introducido es que los profesores gestionen los perfiles de los niños, apunta.

Esta iniciativa surgió porque Rodríguez siempre ha plasmado todos sus pensamientos en escritos. Cada moraleja, cada valor, cada enseñanza se reflejaba en una historia. Con el desembarco en el mercado laboral, esas historias se convirtieron en relatos cortos por la falta de tiempo. Cuentos que saltaron del papel a la pantalla. Un ‘Netflix’ para niños que aúna el talento de las 17 comunidades autónomas. «Hay gente de todos los lugares», presume la leonesa, quien recalca que esta aplicación es «un trabajo de equipo» donde cada uno de los miembros colabora para llegar lo más lejos posible.

Con la barrera de los 30 recién traspasada, Blanca Rodríguez anima a vivir fuera de España porque de otras culturas se aprende mucho, sin embargo, reconoce que se echa mucho de menos a la familia, el lenguaje y las costumbres. En Nueva York está encantada asesorando a industrias que «nada tienen que ver» con las que ayudaba en España, por lo que esta experiencia le enriquece como profesional y como persona.

Preguntada por la investigación y la innovación en Castilla y León, expone que a nivel de educación está «muy fuerte». En este sentido, echa la vista atrás y comenta que cuando llegó a Madrid se dio cuenta de que tenía «una de las mejores formaciones» de la clase. Por eso, señala que ese punto la hace ver que hay «apetito» y «concienciación» sobre hacer las cosas de forma diferente. De hecho, sostiene que su Comunidad va a ser la locomotora para llegar a otros territorios, incluso al Ministerio. «Aunque somos una región que no contamos con tantos recursos como otras, tenemos talento y mucha inquietud por la innovación», insiste.

Para Blanca Rodríguez, las administraciones públicas sí que respaldan a los emprendedores. Destaca que existen fondos estatales y europeos que apoyan la investigación y la innovación, la cuestión, en su opinión, es que «no llegan hasta abajo». Por este motivo, recomienda inculcar a los estudiantes la competencia de emprender. «Hay recursos pero no existen personas que tengan ambición». Además, recuerda que «España es uno de esos países que no entiende el fracaso como aprendizaje. En Estados Unidos hay una cultura que empuja mucho más a tomar riesgos y eso es una parte a la que se debería dar una vuelta para replantearnos nuestras propias concepciones», expresa, no sin antes reconocer que este tipo de informaciones en los medios de comunicación ayudan a que los jóvenes que quieren emprender y salir fuera «no se sientan tan bichos raros».