Diario de Valladolid

>PERSONAJES ÚNICOS / SERGIO MIGUEL TOMÉ

El programador del cerebro

El ingeniero informático burgalés trabaja en un proyecto para demostrar que los comportamientos de seres humanos y máquinas emergen de los mismos principios de la naturaleza / Su idea es aplicar su conocimiento al desarrollo de redes neuronales artificiales. Por E. Lera

El investigador Sergio Miguel Tomé delante de un mural del número Pi.-EL MUNDO

El investigador Sergio Miguel Tomé delante de un mural del número Pi.-EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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Es un espejo de virtudes. Un trabajador incansable. Un joven que mira la vida desde los afilados vértices de sus conocimientos. Es un inconformista en el mejor sentido de la palabra, alguien que, desde luego, prefiere investigar que recibir la solución sin hacer nada. Sonríe con distancia y no busca encajar en ninguna casilla, sino mostrar al mundo que sus ideas tienen peso y pueden revolucionar el mundo. Sergio Miguel Tomé es una mente curiosa y desde la infancia siempre ha intentado descubrir el por qué de las características que conforman al ser humano.

Empezó a programar con 12 años. «A mí los ordenadores siempre me han llamado mucho la atención», reconoce el burgalés, quien decidió estudiar Ingeniería Informática. Lo hizo en la Universidad de Castilla-La Mancha. Cuando terminó la carrera cambio de aires y se matriculó en el máster de Sistemas Inteligentes de la Universidad de Salamanca (Usal). Pero ahí no sació su curiosidad. Cursó el posgrado de Neurociencias en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León.

El próximo viernes leerá su tesis, un trabajo que trata de unificar los comportamientos entre los sistemas biológicos y no biológicos. «La cuestión es que en ciencia uno de los mecanismos para avanzar es la teoría de unificación. Tú tienes en un primer momento un conjunto de fenómenos para los que tienes una explicación pero son independientes. La teoría de unificación permite ver que esos conjuntos de fenómenos que considerabas que eran diferentes son el mismo conjunto y, además, existe una explicación única», expone muy emocionado.

Su meta es descubrir una teoría que explique los comportamientos de los seres vivos y las máquinas que emergen de unos mismos principios de la naturaleza. En su camino, además de investigar en la ciudad del Tormes –«un lugar que me enamora», confiesa–, lo ha hecho en el departamento de Neurociencia y Fisiología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York y en el Instituto de Kurt Gödel, un centro de lógica matemática en Viena.

El siguiente paso será conseguir un beca para estudiar un posdoctorado. El primer año se centraría en una teoría muy concreta sobre el funcionamiento del cerebro. Después su idea sería aplicar los descubrimientos o resultados obtenidos al diseño de nuevas arquitecturas en redes neuronales artificiales. Logre o no la beca, su idea es seguir en el campo de la investigación.

Además, Sergio Miguel Tomé tiene una página pública de Facebook en la que cada semana cuelga la noticia de ciencia que más le ha impactado. Junto a la información escribe una pequeña reseña donde explica a sus seguidores algunos aspectos que ayudan a comprender la parte más técnica. Lo hace, según comenta, porque la investigación es importante, pero lo es mucho más concienciar a la sociedad de la importancia que tiene investigar.

Pero aquí no se frenan sus ansias de saber más. Uno de los proyectos en los que va a trabajar es en un libro de introducción a la neurociencia en el que quiere explicar las propiedades intrínsecas de las neuronas y el sistema talamocortical. También continuará trabajando en un programa de desarrollo de robots multifuncionales basado en métodos cualitativos para representar relaciones especiales en la toma de decisiones y en el que ha obtenido resultados positivos hasta el momento.

Respecto a la investigación y la innovación, el burgalés considera que siempre «falta dinero» independientemente de que haya crisis económica o no. «En España no hay una conciencia de que la investigación trae consigo una repercusión importante para la sociedad y para la industria», destaca antes de poner como ejemplo Israel, un país muy pequeño que hace «una cantidad de ciencia impresionante». ¿Cómo es capaz de realizar todo eso? En su opinión, es posible porque es el país que más dinero invierte en investigación. Además, considera que la cuestión no es sólo la falta de dinero, sino de concienciación.

En este sentido, expone que la mayor parte de personas que terminan la carrera buscan un puesto de trabajo en el sector empresarial, «pocos» optan por continuar haciendo investigación. Por ello, sostiene que es «clave» que las administraciones públicas «intenten forzar» la colaboración entre universidades y empresas. Es verdad, dice, que la Junta de Castilla y León cuenta con varias convocatorias de proyectos donde se valora que en el trabajo estén involucradas empresas de la Comunidad, si bien, a su juicio, es «un modo pasivo» de potenciar la investigación. «Lo que tendría que hacer la Junta es servir de catalizador con reuniones entre los investigadores de los grupos más potentes y empresas. Eso sería una medida activa para que haya colaboración entre el sector público y privado», sugiere Sergio Miguel Tomé.

El ingeniero informático manifiesta que la sociedad sí que premia el talento, «otra cosa es que lo promueva». «La gente reconoce cuando algo es novedoso desde el primer momento, otra cuestión diferente es que el sistema educativo reconozca dentro de sus estándares la importancia de innovar y de hacer cuestiones creativas». En este último punto, indica que es «extraño» que lo potencie, sin embargo, los individuos sí que lo hacen y la información se esparce «mucho más rápido», puesto que la gente está interconectada.

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