El Real Valladolid, estrellado contra su pasado

La ‘ley del ex’ en el fútbol se populariza cuando uno recibe la visita de un futbolista con pasado en su club, que históricamente acaba festejando un gol. También esta norma no escrita dicta sentencia en el caso de entrenadores, teniendo al Real Valladolid como ‘equipo aspirina’ en numerosas ocasiones. Esta temporada en Segunda, desde que en noviembre Julio Velázquez, salmantino de nacimiento, vallisoletano desde sus primeros días, cogió el banquillo del Zaragoza, tres de los 22 técnicos de la categoría de plata tienen pasado blanquivioleta. Borja Jiménez, Rubén Albés y el propio Velázquez trabajaron en Zorrilla aunque no como primeros espadas.

Esa maldición del ex vivió el último capítulo el pasado lunes cuando los de Paulo Pezzolano firmaron unas agrias tablas ante el Albacete, sin goles, y desperdiciando una gran ocasión de subirse al tren del ascenso. Fue el segundo duelo ante el conjunto manchego, antepenúltimo en la tabla y contra el que solo ha sumado un punto de seis en juego. Contra el Leganés del abulense Borja Jiménez, actual líder, cosechó dos puntos de seis. El más reciente hace dos semanas también sin goles en Butarque. Y la pregunta ahora que se hace la afición vallisoletana es ¿qué sucederá el sábado 9 de marzo ante el Zaragoza? En su banquillo está Julio Velázquez, y si la ‘ley del ex’ hace acto de presencia augura un mal resultado para los pucelanos como local. 

Tres técnicos que dejaron huella en el club en categorías inferiores. El propio Velázquez, criado en la zona de San Nicolás estaría en el club una temporada entre 2009 y 2010. Amante del fútbol, en algunas entrevistas reconocía escaparse del Instituto y subirse a los Anexos con 12 años a ver al Real Valladolid de Maturana y luego de Cantatore. De vocación entrenador Velázquez firmaría una mitad de temporada excelente con un División de Honor que terminaría tercero tras Real Madrid y Atlético, a solo dos puntos del título, y que a mitad de curso ascendería al Promesas con el que jugaría una fase de ascenso a Segunda B, culminando el año con 85 puntos. Antes había pasado por clubes como la UD Sur, Betis o CD Laguna. El ADN de Mendilibar con el que coincidió en esa etapa forma parte de su identidad. Un trotamundos del fútbol que ha hecho carrera lejos de su lugar de origen.

Rubén Albés llegaría en 2015 al filial relevando a Rubén de la Barrera, coincidiendo con Anuar, Toni o José Arnaiz. Estuvo media temporada como ayudante de Miguel Ángel Portugal y Alberto López en el primer equipo. Firmaría un sexto puesto en el grupo I de Segunda B antes de marcharse en el verano de 2017 a su Vigo natal.

El caso de Borja Jiménez, actual entrenador del líder de la Liga Hypermotion tiene vinculación con Albés porque ascendió del cadete A al filial con solo 30 años, cubriendo la vacante de éste al ascender al primer equipo. Consiguió una salvación holgada y dejaría el Promesas a Albés en la siguiente temporada, la 2016-17. Jiménez en su última visita señalaba que «era un reencuentro, esto será siempre mi casa. Para la gente de Castilla y León el equipo referencia era el Valladolid. Para mí era un sueño entrenar al cadete y venir como entrenador de un primer equipo es un día especial».

Tres entrenadores con el fútbol como vocación que dejaron su sello en Zorrilla y que este curso se han convertido en enemigos íntimos de un equipo que transita de manera irregular por la Segunda División de la mano de un uruguayo mientras otros técnicos, criados en esta tierra consiguen sus objetivos como el caso de Jiménez, el técnico de moda de la categoría de plata del fútbol español tras casi dos tercios de temporada disputados