Diario de Valladolid

BALONCESTO / LEB-ORO ( EL ANÁLISIS)

Un Real Valladolid Baloncesto de luces y sombras

Al término de la primera vuelta en la LEB-Oro el equipo de Paco García, mejorado con respecto a la pasada campaña, no termina en dar con la tecla por su terrible intermitencia y su pobre predisposición defensiva

Nwogbo y Paco García, pensativos en la banda en un partido del UEMC Real Valladolid Baloncesto. / PHOTOGENIC

Nwogbo y Paco García, pensativos en la banda en un partido del UEMC Real Valladolid Baloncesto. / PHOTOGENIC

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro y el baloncesto de elite en Valladolid, ahora representado por el Real Valladolid, aunque siga prolongando de forma peligrosa la firma del convenio que le ata al fútbol, es sólo una ilusión persistente. La persistencia de soñar con recuperar los galones ACB arrancados de cuajo en el ocaso del Valladolid Club Baloncesto en 2014.

Cada año esa opción de volver a la ACB, con presupuesto o sin él, se cuelga cual chaqueta en el perchero del club ahora presidido por Lorenzo Alonso a la espera de la buscada conversión en Sociedad Anónima donde el Real Valladolid CF (veremos sin con Ronaldo) dé un paso hacia adelante como accionista mayoritario. Pero esto todavía y a pesar de los pesares es conjugar en tiempo de futuro porque dicen que «las cosas de palacio van despacio», Merca excusa difícil de entender.

Y en este mundo de certidumbre en la incertidumbre, el sueño del UEMC Real Valladolid Baloncesto, por presupuesto y configuración de plantilla el más cercano de pujar de verdad por el ascenso a la codiciada Liga Endesa ACB, sufrió un inesperado apagón en el tramo final de la primera vuelta.

EL MUNDO

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Las derrotas sufridas ante equipos de la clase media o no zona noble como Melilla, Oviedo y, la última en Ourense, rompieron de cuajo las buenas sensaciones que arrastraba el equipo tras un comienzo dubitativo y que le hacía pujar por la Copa Princesa, premio para los dos primeros clasificados al término de la primera vuelta. Pero los castillos no se pueden construir en el aire. Y este UEMC Real Valladolid insuflado de euros y calidad con los fichajes de Schmidt y Nwogbo, como pilares del proyecto, se derrumbó de forma, cuanto menos sorprendente.

Cierto es que la LEB-Oro es una competición complicada y exigente para fondistas y no velocistas. Y posiblemente, visto lo visto, el equipo de Paco García, con muy poca alma y deseo, deseo defensivo, es más velocista que fondista.

El algodón no engaña y los números aportan un dato clarificador. Paco García tiene un arma que no tenía la pasada campaña como es un jugador como Devin Schmidt, un jugador diferencial, un francotirador, para muchos, no todos, un seguro de vida, aunque solo de medio campo hacia adelante.

El alero americano es el segundo máximo artillero de la Liga al promediar al paso por el ecuador de la competición con 17,59 puntos por partido, solo superado por Barcello, del Gipuzkoa, con 19,59. Sin embargo y aquí está el dato, Devin Schmidt no aparece entre los 30 mejores jugadores más valorados. Un dato que cuanto menos invita a la reflexión.

Y es que en el baloncesto moderno y más con Paco García, no siempre el todo es el ataque. El sonrojo vivido en varios partidos, donde el equipo ha encajado, casualidad o no, más de 90 puntos, le ha llevado a su perdición para difuminarse en su preocupante incapacidad y falta de concentración defensiva. Por aquí han venido gran parte de los problemas, sin esconder que la baja de Mike Torres en los últimos cinco partidos, le dejó totalmente ciego a pesar del faro adicional regalado con el fichaje de Martynas Zigmantavicius que hasta la fecha ha resultado ser solo un parche.

El Real Valladolid perdió tres de sus cinco partidos jugados sin su base titular. Un dato esclarecedor. Como que es el único jugador blanquivioleta presente entre los 30 más valorados de la LEB-Oro y en el puesto 24º. Ese anonimato del Real Valladolid, con ases sin ejercer de ases, se ve reflejado en los rankings de la competición al paso por su ecuador donde solo brilla Schmidt anotando aunque no valorando.

Es curioso que en solo uno de los rankings individuales  hay presencia de tres jugadores del UEMC entre los 30 mejores o... peores. Y ese es el de pérdidas de balón con Schmidt 6º (2,41 por partido), Nwogbo 13º (2,18) y Torres 19º (2). Otro dato irrefutable.

Compuesto y sin la Copa Princesa, pese a que lo tuvo en su mano, Paco García se ve obligado a mejorar las prestaciones de un equipo marcado por su irregularidad, las desconexiones y el poco carácter. Todo en 17 partidos que cuanto menos le deben de asegurar como objetivo mínimo la ventaja de campo de cara a los playoffs que llevan a la Final Four, como el pasado año. ¿El de máximos? Naturalmente pujar por el ascenso directo. ¿Por qué no? De momento los árboles no nos están dejando ver el bosque. 

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