REAL VALLADOLID
Niko cuenta su abrazo y encuentro con Mesa: "Vino a mi casa y me dijo que sólo recordaba la voz dulce de un niño"
Tras desvelarse su identidad, en su colegio le han ovacionado al llegar: "Ojalá en el fútbol sólo hubiese actitudes así, sin insultos", le dijo un profe
Queríamos conocerle y se ha dejado conocer. En la resaca del descenso, sigue manteniéndose como el único destello. Niko recibe a este diario con el entusiasmo que no ha perdido pese al chasco de ver a su equipo, su adorado Pucela, bajar a Segunda. Y repasa con una sonrisa todo lo que le ha sucedido desde que tuvo el impulso de consolar a su ídolo en el césped de Zorrilla tras el pitido definitivo que marcaba el abismo para el equipo. Cuenta Niko a cámara, con soltura y alegría , cómo fue ese abrazo y el posterior encuentro con el jugador que se desplazó hasta su domicilio para conocerlo: "Vino a mi casa y me dijo que sólo recordaba la voz dulce de un niño".
Desde que rechazó el enfado y optó por la empatía, su popularidad está creciendo porque la afición le ve como el espejo en el que mirarse, niños y mayores, jugadores y aficionados saben que él es lo que está bien en este mundillo, más si cabe tras la falta de asunción de responsabilidades por parte de la dirección del club. La llegada al colegio, al Vicente Aleixandre, este martes, cuando ya se había desvelado su identidad, fue apoteósica. "Ha sido tremendo, claro", cuenta. "Le aplaudieron al entrar en clase compañeros y profes", revela su hermana Jana, que rebosa orgullo por el pequeño de la casa. Recibió halagos y agradecimientos, todos más que merecidos: "En Educación Física el profe le dijo que ojalá en el fútbol sólo hubiese actitudes así, sin insultos". También le dijeron que hay que estar no sólo para las victorias, "sino también para las derrotas". Y Niko no tiene duda al respecto, seguirá abonado y animando, en las buenas y en las malas. "En el fútbol pasan estas cosas", le susurró a un Roque Mesa desolado.
Sentado como un pequeño Buda, alejado de palcos y malos gestos y con su flamante nueva camiseta que le ha regalado quien ya formará parte para siempre de su infancia, Mesa, Niko relata en el vídeo cómo surgió todo. Le salió sin más. No lo dudó y no sólo reconfortó al jugador, también a él mismo y a quienes presenciaron tan conmovedora escena. "Le vi llorar y salté al campo para consolarlo y que no llorara. Fue algo muy bonito para mí y me sentí muy bien. Le dije que el año que viene íbamos a volver a ascender y que no pasaba nada".
Tras ese efímero consuelo nada más terminar el partido, Mesa quiso devolverle el afecto. "Vino a mi casa y me regaló una camiseta y unas botas y me dijo que el domingo en el partido no me hizo caso porque no quería que le viera llorar y que sólo se acordaba de una voz dulce de un niño. Me dijo que era un crack y me pidió una foto". El jugador pidiéndole una foto a la estrella. A ese pequeñajo convertido sin pretenderlo en referente del juego limpio, que encarna esos valores que a veces tapa el ruido, las críticas, los reproches...
Niko ya es emblema de la afición, y posiblemente no sólo de la del Valladolid, basta con ver la actitud cariñosa del jugador del Getafe, Gastón Álvarez, cuando Niko estaba triste tratando de animar al segundo capitán tras haber burlado de la seguridad del campo. "Para él esto es ya toda una hazaña, está supercontento" , indica la hermana de este niño de 10 años que aspira a ser portero profesional y ya es un ejemplo a seguir.