Diario de Valladolid

REAL VALLADOLID

El triunfo de la voluntad

Un trabajador pero poco brillante equipo blanquivioleta derrota al Alcorcón a base de esfuerzo / La expulsión de Chema Rodríguez, clave / Villar y Óscar anotan los goles / Guzmán y Alfaro, novedades en la alineación

El atacante blanquivioleta Juan Villar celebra el primer gol del Real Valladolid ante el Alcorcón.-J. M. Lostau

El atacante blanquivioleta Juan Villar celebra el primer gol del Real Valladolid ante el Alcorcón.-J. M. Lostau

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Arturo Alvarado
Valladolid

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El Real Valladolid es por ahora el estudiante que necesita horas y horas de codos para aprobar. No busquen visos de genialidad ni superdotados que en media hora preparen un examen de matrícula. Lo de los pucelanos es el triunfo de la voluntad, aunque no al estilo de Leni Riefenstahl, soberbio en la forma y repugnante en el fondo.

Nada hay de grandilocuente en este Real Valladolid de Garitano. Tampoco el 2-0, obra de dos buenos centros bien rematados por Villar y Óscar, pero enfocado tras quedarse el rival con diez.

El paso a la genialidad, aunque sea al nivel de la Segunda División, se dará si se amalgama el espíritu de trabajo actual con la clase de los que están por venir, Manu del Moral incluido. Entonces sí se puede hablar de metas superiores. Por ahora los blanquivioleta realizan un ejercicio de supervivencia con sueños de no finalizar la Liga demasiado temprano.

Clase. Calidad. Las que faltaron en los últimos pases, los tiros, las protecciones de balón, los desmarques. Si la temporada pasada el albivioleta era un equipo timorato pero de buen manejo de balón, en la actual es un estajanovista que en cada palada pierde la mitad del carbón. Cuando no hay dinero, nunca se puede estar contento.

Garitano dispuso dos novedades. Mojica y Rodri abandonaron el once para dar entrada a Alfaro y Guzmán. Éste pasó al extremo diestro y Villar subió a la punta del ataque.

El nuevo experimento no dio resultado de inicio. El mismo costurón visto en Córdoba en el eje de la medular se reprodujo en Zorrilla. Timor y Leão no sólo negaron el equilibrio al equipo sino que lo partieron, de nuevo, en dos. Defensa y pase atrás como argumentos. Campaña, él solito, se los comió.

La defensa sacaba el balón en largo y el cuero se perdía en descontroles. El Alcorcón vio el filón y achuchó en un cuarto de hora inicial con el anfitrión encerrado. Pastrana y David Rodríguez inquietaron con dos disparos complicados. Los de Garitano se sacudieron el dominio pero se mostraron inofensivos de cara a portería. Siempre buscando el balón en profundidad y siempre Villar cayendo en fuera de juego. Los suyos no son movimientos de delantero centro, pero a estas alturas de Liga el pulpo es animal de compañía.

La primera parte acabó con los pucelanos reivindicándose. Sendos cabezazos de Silva y Alfaro -su calidad es innegable- marcharon cerca de la meta alfarera. Cerca. Porque entre los tres palos, nada de nada. Como en Córdoba.

En la segunda parte los blanquivioleta dieron una vuelta de tuerca. Por ganas. Porque no se sabe si juegan a la contra, a tener la posesión o al fútbol directo. El guión del equipo, como algunos tránsfer, aún no ha llegado.

Un barullo en el área, en el minuto inicial de la reanudación, casi acaba en gol, pero ni Alfaro primero ni Óscar después dieron con la clave. Tras un tiro al exterior de la red de Villar llegó la réplica. Disparo a la escuadra de Plano y Kepa, de nuevo lo mejor del equipo, saca el tiro y el rechace de Máyor.

Poco después llegó la segunda amarilla a Chema Rodríguez, por una más que rigurosa obstrucción a Guzmán. El partido cambió. Un centro del recién ingresado Mojica fue rematado -por fin- a la red por Juan Villar. El gol revivió a los visitantes, que tuvieron el empate en las botas de David Rodríguez. Solo a dos metros de Kepa, mandó el balón fuera.

Los madrileños fueron claudicando a cámara lenta y los pucelanos se hicieron fuertes a la contra. Fruto de una de ellas Villar dio un buen centro para que Óscar rematase a la red sin oposición, como si patease pegado al hoyo.

Los tres puntos son importantes pero infinitamente más lo será la plantilla que se fragüe antes de esta medianoche. Será la diferencia entre ir en coche de caballos o montado en una calabaza.

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