«En las pequeñas cosas de la vida está la calma del espíritu»

José Luis Perales llega este sábado al Auditorio Miguel Delibes (21,00 horas) con sus grandes éxitos en el equipaje -imposible no viajar con Y cómo es el o Un velero llamado libertad- pero también con los temas de su último trabajo: Calma.

Pregunta.- ¿El título es un reclamo ante lo que está ocurriendo?

Respuesta.- Es un toque de atención al momento de tensiones, de violencia, de enfrentamientos, de soledad y de estrés que estamos viviendo. Y aquí estamos para ser felices. La sociedad está un poco revuelta y es necesario poner un poco de calma en nuestras vidas. Vamos muy acelerados sin tiempo para hablar, para relajarse, para ir un parque a pasear...

P.- Precisamente en uno de los temas de este álbum En un banco en la calle habla de eso, de la magia de las pequeñas cosas...

R.- Sí. Es la historia de un hombre que disfruta de sus últimos días viendo pasear a la gente, la puesta de sol o a un niño mientras juega. Y es que en esas cosas pequeñas está el encanto, la calma del espíritu.

P.- 50 millones de discos vendidos, cerca de 500 canciones registradas y más de 40 años haciendo canciones. ¿Qué debe tener una canción para resistir al paso del tiempo y a las modas?

R.- Emoción, sentimientos y mucha verdad. Si una canción te emociona cuando la escribes, seguro que también le emociona al que la escucha pase el tiempo que pase. Y hay que usar también un lenguaje que la gente entienda. Como dice el refrán: ‘Habla para idiotas y te entenderán los inteligentes’.

P.- Su hijo Pablo ha tenido un papel muy importante en este disco.

R.- Sí. Ha hecho los arreglos y la producción y ha sido un acierto total. Al principio, pensé que no me iba a sentir cómodo con unos arreglos tan modernos, tan americanos, tan diferentes a los de mis anteriores trabajos pero me he sentido como pez en el agua.

P.- ¿ Y cómo sigue navegando ese velero llamado libertad?

R.- Con mucha fuerza y sonando muy fresco por la simbología de libertad que encierra que es el verdadero anhelo del ser humano. Es una canción con la que suelo cerrar todos mis conciertos ya que el público la disfruta enormemente.

P.- ¿Y cómo es el? es otro clásico. Un tema de amor y desamor pero un poco masoquista ¿no cree?

R.- ¿Un poco? Es puro masoquismo (risas).

P.- Últimamente muchos hombres confunden los celos y el amor con la posesión, un hecho que está originando una oleada tremenda de violencia de género...

R.- Me parece algo tremendo. Detesto la violencia, cualquier tipo de violencia. Quizá hay mucha gente que se une y que quiere compartir la vida con alguien sin estar tan enamorado como lo que requiere entregarte a tu pareja. Deberían existir leyes para que la gente se quiera y no se odie, se ame y no se mate.

P.- Hace años escribió un tema dedicado a su hija María y ahora incluye una canción para su nieto Guillermo.

R.- Sí. Y acabo de tener otra nieta, Noa, y no tiene canción...

P.- O sea que tendrá que haber un nuevo disco.

R.- No sé si tendré tiempo o edad suficiente para hacerlo pero lo voy a intentar. Así no hay manera de jubilarse (risas).

P.- ¿Y qué siente al escuchar su Te quiero en la voz de ‘Los Elefantes’? ¿Se ve como Raphael o Julio Iglesias triunfando en festivales ‘indies’?

R.- Sí me invitan y puedo... ¿por qué no? ¡Nunca se sabe! Me ha hecho una ilusión enorme que un grupo tan joven como Elefantes tome como referencia a un cantante de mi generación.

P.- Si alguien se encontrara escrita su historia en una servilleta de papel como canta en Viendo pasar los trenes... ¿Qué leería?

P.- Cuando escribo soy muy yo. No escondo nada. Esta canción la escribí basándome en una historia de amor preciosa que me encontré después de un concierto en un bar de carretera. Vi a un hombre -un artista, para más señas- que escribía una carta de amor a su mujer. Me dijo que se había separado pero que, aun así, le seguía escribiendo, eso sí, sin poner el remite. Me pareció una historia maravillosa. De esas historias surgen mis canciones. La vida te da la posibilidad de escribir sobre tantas cosas que no necesito inventarlas. Yo siempre digo que no soy cantante sino un ‘contante’ de historias, un reportero de la realidad.