Diario de Valladolid

El incendio de una fábrica de Mercadona en Valencia reflota la palentina Palpan

La planta de pan de Venta de Baños realiza pruebas para determinar la capacidad de producción y empleo para absorber parte de la valenciana / La compañía sufrió una dura crisis cuando DIA rescindió el contrato

Imagen actual del exterior de Palpan Castilla en Venta de Baños.-BRÁGIMO

Imagen actual del exterior de Palpan Castilla en Venta de Baños.-BRÁGIMO

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J. Luis F. del Corral

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El devastador incendio que sufrió hace veinte días la fábrica de panes y tartas de Mercadona en Puçol (Valencia) provocará el reflotamiento de la palentina Palpan Castilla. Juan Roig, propietario de la compañía valenciana, desviará parte de la producción a la planta de Venta de Baños que en la actualidad está en manos del grupo cántabro Panusa.

La plantilla de Palpan, diezmada por un ERE de extinción el año pasado, vive con esperanza las pruebas que actualmente lleva a cabo la compañía para determinar la actividad susceptible de asumir, los turnos de trabajo, las líneas de producción a reactivar y el volumen de empleo.

La decisión definitiva aún no se ha tomado, pero diversas fuentes sindicales consultadas por este periódico consideran muy probable que Mercadona lleve a esta factoría parte de la actividad e incluso no descartan que tal decisión implique «nuevas inversiones».

La fábrica de Forvasa, en el Polígono Industrial de Anibal, a 30 kilómetros de Valencia, sufrió un gran incendio la noche del 6 de junio. La planta estaba en producción con el turno de noche. A pesar del voraz incendio no se produjeron heridos, pero Mercadona asumió que había que construir una nueva planta en la misma parcela, al tiempo que garantizaba el suministro de sus productos por vías diferentes, según dijo el propio Roig ante la planta incendiada.

La dirección de Palpan informó de estos extremos la semana pasada al comité de empresa. Sobre todo, porque la compañía quiere buscar el acuerdo con los trabajadores para atender las necesidades de Mercadona.

Empresa, comité y sindicatos mantuvieron el año pasado una «larga, dura y tensa» negociación con la empresa.Los trabajadores asumieron un ERE de extinción para 22 de los 53 empleados con el compromiso de la compañía de que no cerrase las instalaciones de Venta de Baños con el fin de poder mantener y ampliar en un futuro la producción, según explica Juan Manuel Ramos, responsable de Política Sindical de la Federación de Industria de CCOO. «El compromiso adquirido con nuestra apuesta es que todos aquellos trabajadores que sufrieron la extinción de sus puestos fueran los primeros en volver».

CAUTELA

«No fue fácil alcanzar ese acuerdo, que fue ratificado por la asamblea», recuerda Ramos, que confirma los planes de Mercadona, aunque opta por la cautela. «Están haciendo pruebas para los trabajos de Mercadona».

Ramos se muestra ahora «orgulloso» de aquel acuerdo y no descarta que la actividad aumente incluso por encima de la que tenían antes del ERE. «Los vientos soplan favorablemente pero no está todo cerrado. Son muy buenos profesionales y eso cuenta a su favor», añade.

La historia reciente de Palpán no ha sido fácil. Esta compañía se constituyó en 1999. Se la considera puntera en fabricación de masas congeladas. En 2015 facturó 9,3 millones de euros, pero al año siguientes sus ventas se resistieron porque con la llegada de DIA a El Árbol, la cadena de distribución presidida por la venezolana Ana María Llopis suspendió sus contratos, que significaban el 70% de la producción.

Fue precisamente el año pasado, tras esta crisis, cuando los cántabros de Panusa se hicieron con el control de la sociedad, comprando sus acciones a Aesir Gestora de Inversiones y a Sodical, compañía participada por la Junta, que tenía un 15% del capital.

DIA

Aquella rescisión de los contratos por parte de DIA fue la clave del recorte brutal del negocio. «La reordenación ha supuesto una significativa disminución de la cifra de negocios que ha pasado de 9.274.638 euros a 5.661.095 euros en 2016», señala Palpan en su informe de gestión, lo que supuso una pérdida de más de 770.000 euros.

Los actuales propietarios cántabros tienen una gran experiencia en el sector. Tienen conexiones con los antiguos dueños de Reposterías Martínez.

«La historia de los Martínez es una historia de éxito. Hasta hace dos décadas, el apellido era el sinónimo de los sobaos en España», señalan fuentes periodísticas, que añaden: Después de vender las instalaciones a la marca Bimbo, parte de la familia continuó su andadura empresarial con el pan, el origen de todas sus actividades, y los Martínez han vuelto a crear un gigante: Clemente, con tres de sus hermanos (Epifanio, Isabel y Jesús) ha formado el grupo Panstar, un gigante nacional con fábricas en varias comunidades autónomas y unas ventas de unos 240 millones de euros».

Pero Panstar es una aventura propia, y Clemente dejó en manos de sus tres hijos, Carlos, Fernando y Mirian Martínez Villagrá, la panificadora cántabra Panusa, que ahora podría recibir un fuerte impulso de la mano de Mercadona.

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