Castilla y León recorta su pobreza, pero aún el 15% de sus vecinos vive con menos de 8.500 euros

Encender la calefacción, llenar la despensa con carne o pescado, pagar la hipoteca o la factura de la luz, echar gasolina al coche... resulta toda una odisea, e incluso misión imposible, para el 18,4% de los castellanos y leoneses. Ni qué decir cuando se habla de irse de vacaciones. Su situación económica les sitúa, a ojos estadísticos, en una posición de riesgo de pobreza o directamente en la exclusión, tal y como mide el indicador Arope.

De ello puede dar buena cuenta ese 15,4% de vecinos de la Comunidad que vive en hogares con ingresos por debajo de los 8.522 euros (son los considerados en riesgo de pobreza), o ese 9,2% que pertenece a familias en paro o con trabajos muy precarios. Pero, sobre todo, quienes sufren las mayores penurias son ese 1% de castellanos y leoneses que presenta carencias materiales severas.

Y, pese a esa delicada realidad, la Encuesta de Condiciones de Vida de 2017, elaborada por el Instituto de Estadística, muestra que la mejoría económica está calando en los hogares de Castilla y León, y resulta incluso más palpable que a nivel nacional.

Todos los indicadores de pobreza o de riesgo que muestra el INE han disminuido en el último año en la Comunidad. Y lo que es más: alcanzan su nivel más bajo desde 2012.

Así, la tasa Arope se redujo en términos generales casi cinco puntos en un año. Lo hizo después de que el porcentaje de castellanos y leoneses en riesgo de pobreza por contar con bajos ingresos se recortara en algo más de dos puntos o en cinco puntos el porcentaje de personas viviendo en hogares con baja intensidad en el trabajo.

Pero si hay algún indicador que mide la pobreza en su peor expresión, ese el de la carencia material severa. La cifra se ha recortado a la mitad, pasando de afectar al 2% de la población castellana y leonesa en 2016 al 1% en 2017. Traducido supone que aproximadamente 24.000 personas en la Comunidad no gozan de lo básico para disfrutar de unas correctas condiciones de vida. La diferencia con España en este caso resulta palpable. Frente a ese mínimo porcentaje en la Comunidad, en el país sufre esa privación el 5,1% de los españoles. Sólo Navarra y Aragón presentan índices más bajos.

No es un caso aislado. La pobreza, medida en fríos números, continúa siendo menor en Castilla y León que en el conjunto de España, y la brecha no hace más que agrandarse. Si nos fijamos en la tasa Arope que mide el riesgo de pobreza y exclusión, se observa que Castilla y León aventaja a España en más de ocho puntos (18,4% frente al 26,6% nacional). La Comunidad sería, de esta forma, la sexta autonomía con un menor porcentaje de personas en riesgo de pobreza o de exclusión.

Si la referencia es el volumen de habitantes en riesgo de pobreza por bajos ingresos, la distancia es de seis puntos (15,4% frente al 21,6% del país), lo que coloca a la Comunidad como el séptimo territorio con menor número de vecinos en esa situación, por detrás de Navarra, La Rioja, País Vasco, Asturias, Aragón y Cataluña. Y la diferencia es de casi cuatro si miramos los hogares con baja intensidad en el trabajo (9,2% por un 12,8% del conjunto de España).

A esa mejoría ha contribuido el hecho de que en el último ejercicio se haya creado empleo en Castilla y León y la renta por hogar se haya incrementado en la Comunidad en un 3,4% alcanzando los 26.113 euros, en niveles próximos a los de 2012. Son 11.239 euros por persona.

Llegar a fin de mes

En consonancia con todos estos datos, la estadística del INE refleja que el número de hogares que pasa apuros para llegar a final de mes se ha reducido en cinco puntos. Un 40% tiene que echar mano de la calculadora cada día para tratar de cuadrar sus cuentas domésticas si no quiere despedir el mes en números rojos. Un año antes, le ocurría al 45% de las familias castellanas y leonesas.

Pero, como en todo, hay grados. Todavía un 5,3% de los hogares asentados en la Comunidad reconoce que tiene ‘mucha dificultad’ para llegar a fin de mes (es la quinta autonomía con menor porcentaje de máximos ‘sufridores’). A esos hay que añadir un 11,7% de hogares que llegan con dificultad o un el 23% de las familias que llega, sí, pero ‘con cierta dificultad’.

Por el contrario, hay casi un 40% de hogares castellanos y leoneses que asegura pasar el mes con ‘cierta facilidad’, un 19% con ‘facilidad’ e incluso un 1,1% que lo hace con ‘mucha facilidad’.

A buen seguro este último grupo podrá irse de vacaciones al menos una semana al año, llenará la cesta de la compra con carne o pescado cada dos días, pondrá la calefacción a su temperatura ideal... Sin embargo, el 26,7% de los hogares no puede soñar ni siquiera con hacer una escapada al año. Una cuarta parte de la población de Castilla y León se ve incapaz de afrontar gastos imprevistos, mientras que un 2,6% presenta lo que se denomina ‘pobreza energética’ o un 2,3% ha tenido que retrasar el pago de la hipoteca o del alquiler, el recibo del gas o de la comunidad.

La estadística también las condiciones de las viviendas. Las casas de los castellanos y leoneses tienen más luz que las del resto del país, sufren menos ruidos, menos contaminación y padecen menos actos vandálicos.