Diario de Valladolid

Castilla y León, cuarta Comunidad que más suspende en Selectividad en Lengua e Historia

Los alumnos obtuvieron en la prueba lingüística sólo mejores notas que baleares, vascos y valencianos / Canarios y catalanes, los mejores en historia / La Consejería exige una prueba única para todo el país que valore de forma objetiva los conocimientos

-E.M.

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M.P. / VALLADOLID
Valladolid

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Es la llave para acceder a la Universidad y supone en muchas ocasiones la barrera entre poder cursar la carrera deseada o no. Abre o cierra oportunidades. Sin embargo, no todos los alumnos de España cuentan con las mismas herramientas para franquear esa puerta de entrada. La EBAU, nombre provisional que se le ha dado a la antigua PAU o Selectividad, marca la diferencia entre las distintas autonomías. 17 comunidades, 17 selectividades, diecisiete varas de medir, cuando en España existe el distrito único y del resultado depende el 40% de la nota final.

Los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación corroboran las distancias. Los candidatos de Castilla y León a llenar las aulas de la Universidad (la próxima cita serán los días 4, 5 y 6 de junio) lo saben. Los compañeros que les precedieron el pasado año en esa prueba fueron, sobre el papel, los cuartos ‘peores’ del país en Lengua y Literatura y también en Historia de España.

Fueron, al menos estadísticamente, los cuartos de España que en menor porcentaje aprobaron ambas materias en la convocatoria ordinaria del pasado mes de junio. Tan sólo superaron el examen de Lengua un 78,9% de los presentados. Peores registros anotaron incluso en Historia, donde exclusivamente un 66,87% rebasó el examen.

Los castellanos y leoneses se quedaron así a más de puntos del promedio de España en Lengua (en el país aprobaron el 82,2% la prueba lingüística) y a casi seis en Historia de España (lo hicieron un 72,5%). Sólo tres autonomías concluyeron ambas pruebas con menor proporción de aprobados.

Se da la circunstancia, además, que sólo los baleares, los vascos y los valencianos –todos ellos pertenecientes a comunidades con idioma cooficiales– obtuvieron peores resultados que los castellanos y leoneses en lengua. Nada que ver, por tanto, con ese 96,6% de canarios, o ese 90% de asturianos, que sí superaron los exámenes de Lengua y Literatura, e incluso ese 83,8% de catalanes.

En el caso de las pruebas históricas, exclusivamente baleares, andaluces y asturianos, a tenor de estas cifras, llegaron a selectividad con menores conocimientos que los alumnos de la Comunidad. A años luz se quedaron, por tanto, de poder festejar, como hiciera el 91% de canarios o el 85% de catalanes, un aprobado en Historia de España.

Y entre los estudiantes castellanos y leoneses que consiguieron sortear la prueba, las notas no fueron brillantes, más bien mediocres. Según la estadística ‘Pruebas de Acceso a la Universidad 2017’, la media obtenida por los alumnos de Castilla y León en Lengua y Literatura fue de tan sólo un 6,29, frente al 7,02 del promedio de España.

Cuatro autonomías –Baleares, País Vasco, Valencia y Cataluña– contestaron con menor acierto que los castellanos y leoneses a las preguntas de Lengua. En cambio, los canarios rozaron el 8 y los asturianos lograron un 7,12.

Un aprobado casi raspado cosecharon los estudiantes en selectividad en el apartado de Historia de España. En concreto, sacaron un 5,83 como nota media, cuando el promedio de España se situó en el 6,16. En este caso, los canarios alcanzaron el 7,65 y, de nuevo, los catalanes se quedaron a las puertas del notable en conocimientos sobre la historia de España.

Si analizamos otras materias, observamos que los castellanos y leoneses tampoco salen gloriosos en inglés como primer idioma extranjero. Un 74,04% salió del examen con un aprobado, en concreto con una nota de 6,45. Una cuarta parte, por el contrario, no superó la prueba. El porcentaje de aprobados en este sentido fue cuatro puntos inferior al promedio de España. Cinco autonomías –Asturias, Baleares, Cataluña, Murcia y Castilla-La Mancha– tuvieron incluso peores registros.

De las pocas alegrías que tuvieron los estudiantes que se enfrentaron el pasado mes de junio al acceso a la universidad llegó de la mano de las matemáticas. Ahí aprobó el 80% de los presentados, casi siete puntos por encima de la media de España, lo que la aupó a la tercera posición del país, por detrás sólo de cántabros y riojanos. La nota fue de 6,85, la segunda más alta de España.

Los datos estadísticos están ahí, sin embargo suscitan numerosas incógnitas. ¿Es esta prueba de acceso a la universidad más dura en unas comunidades que en otras? ¿Son similares los temarios que entran en los exámenes? ¿Son más laxos o más exigentes los profesores a la hora de corregir las respuestas en un lugar o en otro?

La Comunidad, con excepciones, está en pie de guerra. Cerca de 3.000 estudiantes de 2º de Bachillerato se movilizaron a finales de marzo para reivindicar una única prueba para todo el país que fomentara la «igualdad» y la «justicia» entre el alumnado español. A su lado, la Consejería de Educación, el PP y Ciudadanos, y la abstención del PSOE. Podemos e IU, así como los sindicatos de enseñanza y la Plataforma por la Escuela Pública, en cambio, miran a la Junta como la responsable de que se produzcan esas desigualdades.

Para la directora general de Universidades, Pilar Garcés, sólo hay una explicación de esas diferencias: Los estudiantes de la Comunidad han obtenido peores calificaciones en la comparativa con otros puntos de España «porque Castilla y León es más seria a la hora de poner los exámenes y más estricta en las correcciones que otras autonomías». Y mientras, hay comunidades que «se han saltado las instrucciones dadas por el Ministerio».

Y es que si no, no se explica, a ojos de Garcés, que tres años después de que los estudiantes se sometan a la pruebas de PISA, con óptimos resultados para la Comunidad, lleguen a las puertas de la Universidad con tan malos resultados.

A su juicio, sólo habría una fórmula para determinar de forma objetiva cuál es el nivel de estos alumnos en todo el país: que realicen una única prueba los mismos días, con el mismo temario, las mismas preguntas y un criterio objetivo de corrección. «Si el distrito único marca que todas las comunidades tienen que aceptar las calificaciones del resto de autonomías, no se entiende que cada comunidad haga la prueba que quiera. Eso es romper el distrito único», apostilla.

Pese a ello, ninguna otra comunidad, «al menos de forma abierta», apoya la postura de Castilla y León. Esa falta de consenso hará que los próximos exámenes, que se celebrarán en la Comunidad en la primera semana de junio (en la convocatoria ordinaria) y en la primera semana de julio (extraordinaria), se rijan por distintos criterios en unos rincones y otros de la geografía española.

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