Diario de Valladolid

COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN DE LAS CAJAS

El presidente de la Comisión de Control de Círculo admite que su control «no fue del todo eficiente»

Martín revela que Caja 3 descubrió créditos inmobiliarios «tóxicos» que no pasaron por el consejo y cuestiona a los auditores

(Derecha) Miguel Alejandro Martín Pérez.-ICAL

(Derecha) Miguel Alejandro Martín Pérez.-ICAL

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J. Luis F. del Corral

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Giro en la comisión de investigación de las cajas de ahorro de Castilla y León. La primera comparecencia de directivos de Cajacírculo, la caja controlada en su día por la Iglesia Católica, deparó más revelaciones que los cinco meses de supuesta investigación parlamentaria. El presidente de la comisión de control de esta entidad, fusionada primero en Caja 3 y después absorbida por la aragonesa Ibercaja, entonó el «mea culpa» y reconoció sin paliativos que «el control no fue del todo eficiente».

Miguel Alejandro Martín Pérez se manifestó con esta contundencia a preguntas de Manuel Mitadiel (Ciudadanos), aunque, sometido a un intenso interrogatorio por Pablo Fernández (Podemos) trató después de dulcificar y atenuar su primera declaración. No obstante, matizó que la comisión de control hizo bien su trabajo, pero fue el comité de Auditoría de Caja 3 –la fusión fría que protagonizó con la zaragozana CAI y Caja Badajoz- el que descubrió «activos tóxicos inmobiliarios» que no habían descubierto los auditores de Ernest&Young y que, supuestamente, esas operaciones de crédito ni siquiera pasaron por el consejo de administración.

El relato fue el siguiente: el comité de auditoría de Caja 3 lanza la voz de alarma en una carta enviada el 11 de diciembre de 2013 a la comisión de control con motivo de la absorción por Ibercaja. Al día siguiente, la comisión remite el escrito al consejo, que celebra su última reunión el 16 de diciembre. Dos días después la asamblea de Círculo se hace el harakiri y se disuelve.

Martín Pérez dijo desconocer la identidad de los grupos y la cuantía de esas operaciones inmobiliarias. «Nunca pasaron por la comisión de control ni por el consejo de administración». Lo que sí reiteró en varias ocasiones es que Cajacírculo sobrepasaba a menudo el nivel legal de concentración de riesgos en tres o cuatro grupos de Burgos «asociados al ladrillo». No eran operaciones nuevas, pero sí renovaciones.

Lo que no dejó claro es por qué pedían la documentación de estos grupos, a los que en ningún momento identificó.

No fue la única sorpresa en su intervención. El presidente de la comisión de control reveló, de acuerdo con el acta del consejo, la a su juicio «rocambolesca» forma de proceder del consejo de Círculo cuando se sometió a votación la «fusión fría» (SIP) con las cajas regionales. El voto fue secreto, el notario se llevó la urna a su domicilio, cinco consejeros no votaron por no ser abierta la votación y el recuento se hizo dos días después. ¿Resultado? 12 en contra de la integración. «No es un proceder democrático», reprochó el socialista José Ignacio Martín Benito.

Y suma y sigue. Porque Martín arremetió contra las firmas auditoras, sobre las que dijo que «habría que hacer una comisión de investigación» y echó «en falta que el Banco de España no alertara de forma fehaciente» a la Caja de que había esos «activos tóxicos». «El Banco de España lo tenía todo y confiábamos en que si no decía nada la cosa iba más o menos bien», añadió.

El presidente de la comisión de Control de Cajacírculo reconoció que había pedido al director general, Santiago Ruiz, un cambio de auditores porque «llevaban toda la vida». Sólo se cambió de socios de estos dos años después de pedirlo. «Ahora me arrepiento de no haber incidido más. Puede ser que los auditores no hicieran bien su trabajo y no miraran todo lo que había que mirar», criticó.

Sin embargo, el presidente exculpó a la comisión de control que presidía de cualquier responsabilidad. Vino a decir que sólo miraban lo que les pasaba el consejo y sugirió que había una cierta tolerancia con préstamos a empresas constructoras para que pudieran subsistir. «Siempre nos dijeron que tenían un colchón para aguantar estos años y desgraciadamente no fue así».

Martín también exculpó al representante de la Junta en la comisión de Control, a pesar de los intentos del procurador de Podemos, Pablo Fernández, de imputarle responsabilidad política por ese control poco eficiente y de llegar a culpar al presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera. «El representante de la Junta hizo su labor adecuadamente», llegó a decir el directivo de Cajacírculo, quien a pesar de exhibir nerviosismo en algunos momentos y sentirse «interrogado» declaró al final haber estado «cómodo».

El presidente de la comisión de Control, igual que hizo el director general, negó que los miembros del consejo carecieran de capacidad y formación para tomar decisiones financieras.

Martín lamentó la desaparición de la caja y la pérdida de la Obra Social. «Se ha perdido la proximidad y la cercanía. Hoy hay que llamar a Zaragoza para cualquier problema».

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