Diario de Valladolid

JUICIO POR EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO

El chivatazo que a nadie interesó

Los policías que alertaron de la posible filtración desde comisaría a Raquel Gago, para avisarla de que ya sabían que tenía el revólver con el que se asesinó a Carrasco, sufrieron la investigación interna con la que se frenó cualquier sospecha

Raquel Gago, el día que fue puesta en libertad bajo fianza.-Ical

Raquel Gago, el día que fue puesta en libertad bajo fianza.-Ical

Publicado por
Felipe Ramos
Valladolid

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«Sería imprudente revelar nada sobre el supuesto chivatazo en el crimen de Carrasco». Esta afirmación hecha por el secretario de Estado de Seguridad, el número dos del Ministerio del Interior, Francisco Martínez, en una entrevista a EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN meses después del asesinato de la presidenta de la Diputación y del PP de León, Isabel Carrasco, es la confirmación palpable de las fundadas sospechas que se tenían sobre la presunta filtración, adelantada en exclusiva por este periódico, desde la comisaría de policía de León a la policía local, Raquel Gago.

Una supuesta llamada en la que se le habría comunicado que ya sabían que el revólver con el que Montserrat González declaró haber matado a Carrasco estaba en su poder.

Chivatazo que ahora se sabe motivó la apertura de una investigación interna, con el consabido aviso de expediente informativo, en la que se incluyó a los dos policías de Burgos que fueron quienes denunciaron la posibilidad de esa llamada de alerta a la policía local intima amiga de Triana Martínez, la hija de la asesina confesa, incluso en sus declaraciones ante la juez de instrucción número 4 de León

Investigación que, según las fuentes consultadas, sirvió para dejar en nada ese supuesto chivatazo que a nadie interesó, al dar por cerrado cualquier pesquisa posterior sobre el caso, el supuesto ‘soplo’ que generó una enorme crispación y malestar.

Y eso pese a que la Fiscalía, según reconoció en su día, y hasta la propia juez que instruyó el crimen de la presidenta de la Diputación de León ordenaron que se investigara lo que había sucedido durante toda esa tarde, sobre todo desde que se tuvo conocimiento de que el arma estaba en manos de Gago, hasta que ésta la entregó la tarde-noche del martes día 13 de mayo de 2014, casi 30 horas después de haberse cometido el asesinato.

La realidad es que, a decir de estas mismas fuentes, tras esa investigación interna no se pudo demostrar nada, salvo que todo fue «muy raro», como así dijeron los agentes de Burgos ante la magistrada instructora.

La mejor demostración de este querer echar tierra es que al policía nacional amigo de Gago se le condecoró con la medalla blanca por su trayectoria, en octubre pasado con motivo de la fiesta de la policía.

Policías que, conviene no olvidar son expertos investigadores y que fueron expresamente traídos desde Burgos por orden directa de Madrid para que pusieran orden en todo el proceso investigador. Es más, ahora también se sabe que se abrió otra investigación interna para saber quién y cómo se estaba filtrando la información del caso.

Corporativimos con la policía local

Todo lo que envuelve a la policía local viene a demostrar la enorme protección que Gago recibió desde el primer momento. La primera demostración de corporativismo se vio cuando desde la Policía Local de León se le puso un coche oficial, un chófer y un agente de servicio de paisano para que la llevaran, acompañada de su abogado, a declarar ante la titular del número 4. El propio jefe Martín Muñoz reconoció a este periódico que se trataba de un coche de la policía judicial.

Una protección corporativista hacia Gago, cuyo hermano también es militar, que se vivió también el día que salió en libertad provisional en el coche de un funcionario, que usó su pase para recogerla en el párking privado de la cárcel.

El increíble «shock» de Raquel Gago

Gran parte de la defensa de Raquel Gago se basa en asegurar, y así lo declaró en su día, que se había quedado «paralizada» y en «shock» al saber de la detención de su amiga Triana Martínez y su madre.

Tan paralizada que no se lo ocurrió mirar, y eso que lleva 17 años de policía local, qué le había dejado su amiga Triana en el coche momentos después del crimen. Eso sí, ese «shock» no le impidió seguir con su vida normal y hasta participar en el dispositivo policial que vigiló la capilla ardiente de Carrasco.

Primera llamada a un policía amigo suyo

Otra de las cuestiones que alimentan el posible chivatazo es que Gago no llama a la Comisaría de Policía Nacional, donde se estaba llevando la investigación del crimen; ni siquiera a su jefe de la Local, Martín Muñoz. A la primera persona que telefonea Gago es, precisamente, al policía nacional íntimo amigo suyo y de la familia, que curiosamente es de los primeros en personarse en la pasarela sobre el Bernesga minutos después de ser asesinada Isabel Carrasco.

Una llamada de 16,5 minutos a su amigo el policía nacional

Fue a las 19.18 horas del 13 de mayo, un día después del crimen y cuando los policías de Burgos ya sabían por boca de la asesina confesa y su hija que el arma estaba en manos de una policía local, cuando Gago llamó aNacho, el policía nacional amigo suyo, para contarle que había aparecido el arma en su coche.

Fueron dieciséis minutos y medio de conversación, en los que le dijo que la pistola se encontraba en una bolsa de tela dentro de otro bolso, detrás del asiento del copiloto de su Volkswagen Golf.

Solo media hora de diferencia

Media hora, ese fue el tiempo que transcurrió desde que Triana le dijo a su madre «ni se te ocurra decirles quién tiene el arma, que es policía local» en un rifi rafe en Comisaría ese 13 de mayo, del que fueron testigos los dos policías de Burgos, hasta que Gago llamó a su amigo Nacho. Algo «chocante», en palabras de estos dos agentes, tal y como declararon después a la juez.

v «Tú tranquila. No toques nada, a ver cómo lo arreglamos»

La respuesta de Nacho, quien declarará como testigo el día 27, a su amiga Gago no se hizo esperar: «Tú tranquila. No toques nada, a ver cómo lo arreglamos». Eso fue lo que lo que el compañero que fue con Nacho a casa de Gago declaró que le había escuchado decir.

El amigo de Gago insiste en ir solo al garaje a recoger el arma

Según la declaración del policía que acompañó a Nacho a casa de Gago, les estaba esperando la hermana de la policía local, que se quedó con él tras insistir Nacho en bajar solo al garaje a recoger la pistola, «porque así lo quería Gago».

Una amiga de Gago niega ver el bolso con el arma detrás del copiloto

Una amiga de Raquel Gago, que declarará como testigo en el juicio el próximo día 27, negó ante la juez de instrucción que el bolso-bandolera con el arma estuviera en la parte trasera del vehículo, detrás del asiento del copiloto, tal y como declaró Gago en el momento de entregarla. Esta testigo se subió en el Golf el mismo día del crimen para acompañar al garaje a Gago y su hermana y dijo no ver nada: «Entré por la parte trasera del asiento del copitolo y no pisé nada, no vi ningún bolso negro, no noté nada».

La amiga de Gago aseguró entonces que lo único que vio fueron «garrafas y bolsas como anudadas». Y no dudó en indicar:«A pesar de tener cosas en la parte de atrás se veía bien, era de día y no vi nada que me llamase la atención».

La versión de la bicicleta

Las diferentes versiones sobre dónde se encontraba el bolso-bandolera, que Montserrat González le había dado a su hija instantes después del asesinato de Carrasco con el revólver dentro, no acaban con la declaración de la amiga de la policía local que dijo no verlo detrás del asiento del copiloto. Hasta la propia Gago dio versiones diferentes. La primera, que el arma se la encontró en el maletero de su coche la tarde del martes 13 de mayo cuando iba a meter la bicicleta. Distinta a lo que le dijo a su amigo el policía, sobre que se había encontrado el bolso en suelo detrás del copiloto.

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