La Semana Santa rural, «bien patrimonial de primerísima orden»
La Iglesia de Santa María de Spassimo de Palermo acoge desde el pasado 9 de abril una muestra de cinco localidades que conservan algunas tradiciones religiosas
‘La Bajada del Ángel’ en Peñafiel.-E. M.
Más allá de los pasos procesionales, los tambores y el olor a incienso, existen costumbres rurales propias de estas fechas que son algo menos conocidas y que conforman un patrimonio histórico y cultural de valor incalculable en el que se involucra gran parte de las gentes que habitan estos municipios.
‘La Semana Santa ritual y vivida’ es la exposición que aúna a través de fotografías y los audiovisuales estas tradiciones religiosas de cinco localidades del medio rural, inaugurada el pasado 9 de abril en la Iglesia de Santa María de Spassimo de Palermo y que vendrá el próximo año a España.
Esta muestra, según José Luis Alonso Ponga, miembro del ‘Centro Internacional de Estudios sobre la Religiosidad Popular: La Semana Santa’, pretende dar a conocer los ritos y el valor de la Semana Santa rural de algunos municipios que «desde luego, son un bien patrimonial de primerísima orden».
Uno de los ejemplos es la procesión de los ‘picaos’ de San Vicente de la Sonsierra. Esta localidad de La Rioja conserva esta tradición como se hacía en el Barroco, a pesar de la prohibición de Carlos III en 1777.
Peñafiel, en Valladolid, conserva ‘La Bajada del Ángel’ que se celebra en la Pascua y es parte de los autos sacramentales del Barroco en los que el atrezzo era obligatorio.
El municipio zamorano de Bercianos de Aliste salvaguarda la función del ‘Desenclavo’ y la procesión del Santo Entierro, sin apenas variación desde el s. XVIII.
También en Zamora, la ciudad de Toro tiene como núcleo central de su Semana Santa, la tradición de los ‘conqueros’. Cuatro hermanos de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla piden limosna por la ciudad con la ‘conca’ y en el más absoluto silencio.
La Bañeza, en León, convoca a los vecinos y visitantes alrededor de la procesión de ‘El Santo Potajero’. Es una obligación que tenían los cofrades de Nuestra Señora de las Angustias de dar de comer a los presos de la cárcel en este tiempo de Semana Santa.