Diario de Valladolid

Cofradía de la Exaltación de la Cruz y Nuestra Señora de los Dolores (1944)

La amargura de una madre rota de dolor

La Iglesia del Carmen, en el popular barrio vallisoletano, protagoniza cada Viernes de Dolor un Vía Crucis en uno de los actos más seguidos por los fieles

Eva Guadián muestra la Virgen de los Dolores de las Delicias.-PABLO REQUEJO

Eva Guadián muestra la Virgen de los Dolores de las Delicias.-PABLO REQUEJO

Publicado por
Henar Martín Puentes

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El corazón de las Delicias, el barrio obrero por excelencia de Valladolid, late con más fuerza que ningún día del año durante la noche del Viernes de Dolores. Sus vecinos, muchos de ellos provenientes de distintas localidades que en la década de los 60 se asentaron para trabajar en alguno de los talleres y factorías de la ciudad, han experimentado durante estos años el crecimiento de la capital, casi al mismo tiempo al que lo hacía el ferrocarril. Como los padres de Eva Guadián, tesorera y una de los miembros que integran esta cofradíacon sede en la Iglesia del Carmen del popular barrio. Su madre es de Valladolid y su padre de León. Ella se considera «de las Delicias de toda la vida; aquí me he criado», según afirma con rotundidad. Es una de las integrantes de la Junta Directiva de la Cofradía de la Exaltación de la Cruz y Nuestra Señora de los Dolores. Desde que el año 1994 integrara en ella ha pasado por distintos cargos como el de tesorera que mantuvo hasta el año pasado. A sus 41 años es secretaria de la hermandad, una labor que compagina en todo lo que puede como un miembro más. Allí casi se encuentra como en familia; de hecho su marido Félix ostenta el cargo de vicepresidente de la Cofradía. Una labor que compagina como conductor de coches de Renault al extranjero. Durante las distintas procesiones en las que participa ha pertenecido a la banda de música para más tarde, pasar a ser una de las mujeres que portan el paso de la Virgen durante la noche del Viernes de Dolores. «De las 12 personas que portamos el paso casi todas somos mujeres», explica. El ejercicio comienza a las diez de la noche recorriendo las arterias principales del barrio (Avenida de Segovia y Paseo de San Vicente, entre otros) para terminar cantando la Salve Popular a la Virgen. Pero para ella la maquinaria se pone en marcha durante los preparativos previos al viernes. «Todo comienza el jueves por la noche cuando montamos a la Virgen en andas».

Al día siguiente, a primera hora de la mañana, sale con el resto de la directiva a recorrer las calles por donde alumbrarán a la Dolorosa, una talla realizada por el taller vallisoletano hacia 1600 que se guarda en la Iglesia del Nuestra Señora del Carmen. El templo fue reconstruido en 1949, sobre los terrenos que sustentaba el anterior que fue quemado durante la guerra civil.

Ella entiende el sentimiento de su Virgen como «el ejemplo de trabajo, de superación y de dedicación a los hijos», según argumenta. Tiene dos hijos de 14 y 17 años. Y como muchas mujeres, ha sido madre trabajadora, hasta hace poco como operaria en la cadena de montaje de los talleres de Renault en la localidad palentina de Villamuriel de Cerrato. «Las mujeres hoy en día tenemos un papel importante, mucho más que antes», sostiene.

De todas las peticiones que ha realizado a su Dolorosa destaca una: «que nos siga dando salud».

Junto a la imagen de Nuestra Señorta de los Dolores sacan en la noche del Viernes de Dolor el Cristo de la Buena Muerte. Su imagen titular, Santísimo Cristo de la Exaltación (Francisco Fernández Enríquez e hijo, 1999) es portado a hombros por sus cofrades el Jueves Santo en la Procesión de Nuestra Señora de la Amargura. El Viernes Santo, en la Procesión General de la Pasión, alumbra el paso de la Elevación de la Cruz, obra de Francisco del Rincón realizada hacia 1604.

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