Aldea de San Miguel come el ‘bollo’ con urnas

«Algunas hemos viajado 800 kilómetros para cambiar la Virgen del Rocío de Sevilla por la de Los Remedios, en Aldea de San Miguel». Con estas palabras, una hija de la localidad vallisoletana, que vive en Málaga, explicaba ayer la devoción con la que viven sus fiestas las familias que descienden de la villa. «Hoy nos juntaremos más veinte a comer». Se reunirán todos en casa de Alejandra, la antepasada común, que con 88 años cuplidos se muestra orgullosa de tener una larga lista de hijos, nietos y biznietos.

Es una historia común en las fiestas de la mayoría de los pueblos de Castilla y León. Lo que distinguió ayer la ‘agenda’ de Aldea de San Miguel fue que las fiestas cayeron en plena jornada electoral. El pueblo no cambió su agenda. «Se han enfadado un poco algunos jóvenes que han tenido que hacerse cargo de la mesa electoral», destacó a este periódico el alcalde de la localidad, Pablo Fernández Velasco. «Especialmente mi hija, que le ha tocado en el sorteo».

Ellos se perdieron los actos festivos. Lo peor fue no poder ir a la cita tradicional de ‘comer el bollo’, después de la misa a la patrona. Se trata de un ágape en el que todos los vecinos se reúnen a beber limonada y degustar pastas y otros dulces. Ono poder ir a la ‘gran mojada’ a las cinco de la tarde, al festival de canción española e las seis, con Güisi Muñoz o al concierto ‘del Cuco’, que a partir de las nueve contó con la actuación del grupo ‘Blindstone’, con rock blues de Dinamarca.

Eso sí: en cuanto a actuaciones musicales, la que cabe destacar es la misa cantada, dedicada a la Virgen de los Remedios, con la que se inició el programa del día. Especialmente el ‘Ave María’ de Schubert con la que se atrevió el párroco – tenor, Miguel Ángel Vicente. Arrancó el aplauso entusiasta de una iglesia abarrotada. Fue el colofón de una ceremonia en la que el clérigo aprovechó la abundancia de ‘clientela’ para evangelizar a la concurrencia, entre acorde y acorde, durante más de una hora.

Romería

La localidad vive hoy la última jornada de sus fiestas con otra de sus citas principales. A partir de las once de la mañana comenzará la subida de la imagen de la Virgen a su ermita, en el páramo de San Cristóbal. Se trata de una marcha de más de dos horas, convertida en romería en los últimos años.

Será la última que celebre Velasco como alcalde, ya que optó por no presentarse a las municipales.«Creo que doce años ya son suficientes», explica el edil saliente, del Psoe. «Ahora ha formado la lista una generación más joven». La encabezó la anterior teniente de alcalde y va en ella un hijo del alcalde. «Ahora serán ellos los que tiren para adelante», afirmó.

El regidor destaca la alta participación que se registra en la localidad durante las citas electorales, que ronda «un 80%, muy por encima de la media».

Trabajador del sector de la construcción, Fernández Velasco se muestra orgulloso de unas cuantas cosas de su pueblo. Algunas tienen que ver con su gestión, como haber quitado los pagos a los concejales por acudir a los plenos, o el mantenimiento del servicio de guardería mediante convenios con la Diputación. En ella se acoge a niños de localidades cercanas.

Pero también le gusta contar detalles de la historia del pueblo, como la anécdota que lo sacó en los titulares hace unos años: ser la localidad de los ascendientes paternos de la Reina Letizia. «Una bisabuela suya está enterrada aquí», explica el alcalde. «Sus dos abuelos, José y Menchu, son de aquí, aunque ahora viven en Ribadesella». La propia Reina fue a visitar la localidad después de conocerse su enlace con el entonces príncipe Felipe, y sus hermanas han acudido por fiestas y enlaces.

El programa continúa hoy lunes hasta las siete y media de la tarde, con un acto de entrega de trofeos. Sin duda, las urnas continuarán mezcladas con la programación: habrá quien dedique sus festejos a la Virgen y habrá, sin duda, quien los dedique al resultado electoral.