SVAV
Sociedad Valladolid Alta Velocidad: ocho años de integración ferroviaria con cuatro pasos ejecutados
Ya estaban preparadas las tres conexiones de Ariza, la de Arco Ladrillo y el paso peatonal y de bicicletas de Unión-Pelícano

Entorno del túnel de labradores.
La integración ferroviaria en la ciudad de Valladolid toca a su fin. Un proyecto que apenas ha durado ocho años desde que se firmara el convenio el 20 de noviembre de 2017. Durante casi esta década se han llevado a cabo cuatro proyectos, algunos fuera del convenio, y se han dejado otros tres pasos a punto de adjudicar. La aventura de la integración, para bien o para mal según quien lo mire, acaba con cuatro túneles de las 17 actuaciones que tenía previstas la Sociedad Valladolid Alta Velocidad (SVAV).
A finales del 2017 comenzó la aventura de la integración de la mano del Ministerio, la Junta de Castilla y León (ambas administraciones gobernadas por el Partido Popular) y el Ayuntamiento de Valladolid, liderado por el actual titular de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente.
Un convenio que ha ido avanzado en este tiempo y que el actual alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, ya avanzó que quería cambiar para llevar a cabo el ansiado proyecto del soterramiento. Valladolid cuenta con cuatro pasos de la integración, aunque no todos se han realizado dentro del citado convenio.
De norte a sur, el primero es el que une las calles Andrómeda y Nochevieja, realizado por Adif fuera del convenio y que une Santos Pilarica con barrio Belén desde el año 2022. Como sucede en muchos casos con las obras públicas, esta tampoco estuve exenta de retrasos. Los trabajos se adjudicaron en 2018 y tenían un plazo de ejecución de 18 meses: deberían de haber estado terminadas en dos años, pero se prolongaron hasta cuatro.
Al seguir el recorrido de las vías del tren a su paso por la ciudad, la siguiente actuación de la integración se encuentra en la plaza Rafael Cano. En 2015 se cerró el peligroso paso a nivel y en 2019 se abrió el nuevo túnel peatonal y ciclista. Al igual que en el caso anterior, esta infraestructura se llevó a cabo fuera del convenio de integración, pero fue el Ayuntamiento el que la realizó con medios propios. Así, se erigió este nuevo avance a los pies de la Iglesia de La Pilarica.
Una vez se avanza hacia el sur de la ciudad y se pasa el río Esgueva comienzan los problemas de la integración. Tan solo hay dos infraestructuras al sur de la ciudad: Padre Claret y Panaderos-Labradores. Unos túneles que conectan ambos lados de la ciudad y que han sido inaugurados durante el mandato del actual equipo de Gobierno que está en contra de la integración. Irónico cuanto menos. El túnel de Labradores volvió a abrir, una vez reformado, en diciembre del pasado año dotando a la ciudad de una mejor comunicación con Las Delicias tras la rehabilitación.
En el caso de Panaderos, el tráfico volvió a rodar en 2023 y también se añadió un paso peatonal y ciclista con un parque y zonas verdes. Estas dos infraestructuras en calles paralelas terminan desembocando, al otro lado de las vías, en la avenida Segovia.
Estos dos proyectos fueron los últimos de la integración ferroviaria en ser ejecutados. No ha habido más adjudicaciones ni maquinaria ni obreros para seguir creando túneles a ambos lados de la vía del tren. Y no los habrá, al menos dentro del convenio de 2017, tras el anuncio de la disolución de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad.
Algunas de las obras de mayor importancia de la integración han quedado paralizadas. Otras, como es el caso de Panaderos y Labradores sí llegaron a materializarse, pero no es el caso de Arco Ladrillo o Ariza. Estos tres pasos forman el epicentro de la integración por su ubicación en el mapa urbanístico de la ciudad, por tamaño y por inversión. Y solo se ha materializado uno de ellos.
La obra de Arco Ladrillo está pendiente de licitar con el resto de estudios realizados y preparados. Unos trabajos de gran envergadura al albergar cuatro carriles de tráfico rodado, dos por sentido, paso peatonal y ciclista.
Listo para licitar también se encuentran o encontraban los tres pasos de Ariza que Ayuntamiento y Junta se negaron a sacar adelante argumentando que sería un caos circulatorio para la ciudad al sumarle las obras de la nueva estación de tren. En el caso de Ariza, se trata de tres pasos, dos peatonales y de bicis y un tercero para vehículos entre las calles Guadalajara y la avenida Irún; entre la plaza del Crepúsculo y la avenida Irún; y entre las calles Hípica y Adolfo Suárez. Unos túneles que Ayuntamiento y Junta han vuelto a rechazar este lunes.
En la misma situación se encuentra el paso peatonal y ciclista de Unión-Pelícano, pendiente de licitación, pero con el resto de trámites preparados. Similar escenario ocurre con el túnel de San Isidro que separa los barrios de Pajarillos y Delicias. La ampliación de los accesos, nuevas rampas y mejora del entorno se encuentran pendiente de la autorización del Ayuntamiento. Un visto bueno que no ha llegado antes de que la Sociedad Valladolid Alta Velocidad se haya visto abocada a su disolución.
Todos estos pasos de la integración y el resto que le siguen hasta completar los 17 que figuran en la web de la propia SVAV tenían como punto final el 2033, fecha en la que tenía que estar ejecutado dicho convenio.
Un convenio que comenzó por la zona norte, donde el tren presentaba más dificultades a la hora de la comunicación con la ciudad. En el lado contrario se encuentra el sur de la ciudad donde esa problemática es menor.
Al convenio de la integración firmado en 2017 por Ministerio, Junta y Ayuntamiento le quedaban ocho años de vigencia y con cuatro pasos en la rampa de salida para acometer las obras. Lo único seguro es que, una vez concluidas las obras, la nueva estación de trenes Campo Grande servirá también como un nexo de unión peatonal entre las dos partes de la ciudad separadas por la vía del tren.