Diario de Valladolid

TERRORISMO

El día que el GRAPO sembró el terror en Valladolid: 35 años del asesinato del coronel López Muñoz

Uno de los hijos de la víctima le encontró acribillado cerca del portal de su casa tras bajar corriendo al oír los disparos

Manuel López Represa, junto al cuerpo de su padre, Manuel López Muñoz.- E.M.

Manuel López Represa, junto al cuerpo de su padre, Manuel López Muñoz.E. M.

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En el barrio del Cuatro de Marzo de Valladolid, y en especial en la calle Turina, resuenan en la memoria cada 15 de junio los tres disparos con los que el GRAPO sembró el terror en la ciudad hace ahora 35 años. Allí, frente a la puerta de su casa, miembros de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre acribillaron al coronel Manuel López Muñoz, tiñendo de rojo esta fecha y marcando para siempre a su familia.

Manuel López Represa, uno de los cuatro hijos que dejó el coronel, recuerda cada 15 de junio el asesinato de su padre, al que encontró ya muerto en la calle cuando bajó corriendo tras escuchar tres detonaciones, los tres disparos que acabaron con su vida. La víctima fue interceptada en el portal cuando se disponía a ir a su trabajo, al que nunca llegó.

Ese viernes de 1990 una pareja joven entró, como venía haciendo en las últimas semanas, en el bar Estribos, muy próximo al bloque de viviendas donde residía con su familia Manuel, abulense de nacimiento pero que llevaba más de 30 años viviendo en Valladolid. Así lo relataron entonces el propietario y la camarera de la cafetería y dieron cuenta de ello los periódicos de la época. Dejaron el café, salieron a la calle y uno de ellos disparó en la nuca a este coronel retirado que vestía con indumentaria militar porque seguía asistiendo al gobernador militar como su secretario particular.

Los asesinos huyeron corriendo hasta salir al Paseo de Zorrilla. Una mujer que paseaba a su perro fue testigo del crimen. Su hijo, Manuel López Represa, estuvo junto al cuerpo de su padre varios minutos hasta que empezó a llegar la Policía Municipal, la Nacional, el juez... Hasta el lugar de los hechos se desplazaron autoridades como el alcalde Tomás Rodríguez Bolaños, que mostró su "rabia e impotencia" o el entonces presidente de la Junta, Jesús Posada, que condenó el atentado.

"Me ha costado mucho superar el asesinato. Aunque no es que esté superado del todo. Es lo primero en lo que he pensado al levantarme", afirmaba Manuel López Represa en declaraciones a este periódico en uno de los aniversarios del asesinato de su padre. Agradecía, además, que "por suerte ese día no le recogiera un coche oficial, porque podría haberle pasado algo al conductor".

Los GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre) asumieron a los pocos días la autoría del atentado como represalia al Gobierno "por no dar solución al problema de la huelga de hambre" de los presos de la banda y en respuesta a la muerte veinte días antes de un miembro de GRAPO encarcelado, José Manuel Sevillano. Este fue el nombre adoptado por el comando que actuó ese día en Valladolid.

A partir de ahí, 35 años de ausencia y de duelo en el que "los sentimientos van cambiando", como reconocía López Represa. "Ya no tengo ningún sentimiento. Odio no siento hacia los asesinos, pero sí reproche. Me gustaría que se arrepintieran de lo que hicieron, pero no creo que lo hagan", confesaba quien fuera delegado territorial de la Junta en Soria. "Condenaron a varias personas por aquello, pero el último salió por la aplicación de la doctrina Parot. No me gustaría encontrarme con ninguno".

Explicaba también Manuel hijo que "los primeros años fueron muy malos". "Gracias a Dios tuvimos el apoyo de los amigos y de la familia, pero era lo que querían, destrozar la familia y la sociedad. Mis hermanas y yo, bueno, porque hacemos nuestra vida, pero lo peor era mi madre", reconocía.

Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo Covite y hermana del político Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en 1995, es cada año fiel a la efeméride del asesinato del coronel López Muñoz a través de su perfil de la red social X, donde pide que no se olvide su historia.

Este año ha vuelto a publicar un hilo recordando este asesinato. "Salía de casa para ir a trabajar. Uno de sus cuatro hijos oyó los disparos y cuando bajó se encontró a su padre muerto", resume, a lo que añade también que "Manuel tenía 62 años, estaba casado y tenían 4 hijos. Había pasado a la reserva en 1987. En el momento en que fue asesinado se dirigía como cada mañana a sus labores de asistencia al gobernador militar de Valladolid" como una forma de homenajear a la víctima y quien recientemente prestaba su nombre a la plaza que alberga el edificio Puente Colgante.

"Hace bastantes años que no hay atentados, pero las víctimas de terrorismo hemos dado una lección de saber estar, de democracia y de tolerancia", destaca Manuel hijo quien por entonces, cuando le arrebataron a su padre de una manera tan cruenta, era tan solo un estudiante veinteañero de Derecho. "No podré olvidar nunca ese día".

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