Diario de Valladolid

REYERTA 

Okupas en San Isidro: "He disparado al aire con una escopeta para que cinco no me acosaran"

Los vecinos de Buenos Aires en Valladolid, indignados tras la última pelea en el barrio, piden una visita urgente de Carnero y Zarandona / "Van drogados, desnudos y se pelean por las zonas de venta"

Reunión de los vecinos de Buenos Aires ante el problema de los okupas.

Reunión de los vecinos de Buenos Aires ante el problema de los okupas.E. M.

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“He disparado al aire con una escopeta para que cinco de ellos no me acosaran”. Quien habla es un vecino del barrio de Buenos Aires, que, como muchos otros residentes, exigieron ayer medidas urgentes contra los 70 okupas -200 cuando hay vendimia- que están atemorizando a los vecinos del Páramo de San Isidro. La visita amenazante de los okupas se produjo porque había negado un cigarrillo a uno de ellos. La respuesta a esta ‘afrenta’ fue que aparecieron cinco a la media hora aporreándole la puerta, con niños pequeños llorando en la casa y la mujer muerta de miedo.

Emilio Fernández Chicote, el presidente de la asociación de vecinos Buenos Aires, en la que está incluida la conflictiva zona del antiguo restaurante Rancho Grande, hoy reconvertido en una urbanización a medio construir con más de 70 okupas, convocó en la tarde de ayer una reunión extraordinaria con los vecinos afectados, para buscar soluciones drásticas que atajen la espiral creciente de violencia en el entorno de la calle Cañada de la Fuente Amarga, una vía pública que ayer tenía un reguero de gotas de sangre producto de la reyerta del lunes a lo largo de 80 metros de baldosas hasta la parada del bus de la calle Páramo de San Isidro. También en el capó de un coche.

Edificio de okupas de 50 viviendas abandonadas en el barrio Buenos Aires

Edificio de okupas de 50 viviendas abandonadas en el barrio Buenos AiresE.M.

Entre otras medidas exigen una reunión urgente con el concejal de Urbanismo,Ignacio Zarandona, con visita al barrio incluida y con el alcalde Jesús Julio Carnero; que el dueño de la parcela de 4.000 metros cuadrados del antiguo Rancho Grande desaloje a los instalados ilegalmente en los edificios que suman 50 viviendas a medio construir; que este promotor contrate un servicio antiokupas y más vigilancia policial.

Indignados con la valla

Si hay algo que ha indignado sobremanera a los vecinos es la medida que ha adoptado el dueño actual de la parcela de los okupas. “Su ocurrencia ha sido sellar la parcela con una valla metálica, peo con una puerta cerrada para que entren y salgan. El resultado es como un fuerte del Oeste, porque ha dejado a los okupas dentro. Además, para ayudar que no se vayan, Cáritas les trae la cena todas las noches en furgonetas”, indicaron presentes en la reunión de protesta.

Pero estas ventajas no se han traducido en una estancia pacífica. “Los okupas están en aumento y la conflictividad crece en la misma proporción. La pelea del lunes con gente fuera de sí por la droga, muy cerca de familias con niños, ha colmado el vaso de la paciencia”, resumió Fernández Chicote. Los más próximos al bloque de los okupas son residentes de etnia gitana asentados desde hace muchos en el barrio, trabajadores en profesiones como fruteros que nunca han dado un problema y se han encontrado en una situación irrespirable con los nuevos okupas, en su mayoría afrodescendientes y magrebíes y con serios problemas con la droga.

“Está llegando lo peor, con un efecto llamada, y tenemos a la Policía pasando cada dos por tres, pero el problema sigue. Tengo a familiares a los que les han tratado de entrar por las tapias en dos ocasiones para robar”, ilustró el presidente vecinal.

Desnuda al lado de casa

“Han llegado a atracar a un chaval de 12 años y hay familias que prohíben a niños de 6 a 10 años a salir de casa porque van hasta desnudos y, como van drogados, se tiran piedras entre ellos, a un metro de nuestras casas”, explicó a este diario una joven madre de la calle Cañada de la Fuente Amarga. “Son gente que no tiene nada, lo que les hace no temer las consecuencias. Cada dos por tres borrachos, drogados, se pegan entre ellos. En Navidad ya tuvieron un fuerte altercado. A veces te compadeces, te piden comida y les das un bocadillo, pero no es lo habitual, porque van muy puestos. Mi hijo de seis años no quiere salir a la calle, es que hemos tenido una mujer que se ha sentado desnuda entera en un sofá en la calle a pocos metros de nuestra casa”, indicó, indignada, esta vecina.

Fuentes vecinales indicaron que el motivo de las frecuentes disputas son las mafias montadas por los veteranos del edificio, ya que se consideran con más galones para okupar las mejores viviendas, aunque también son foco de reyertas las zonas de distribución de droga.

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