Diario de Valladolid

Barrio a barrio

El barrio de película de Valladolid que dirigió el mundo

Es la zona de los palacios, el del poder, el de los Austrias y también del primer gran especulador inmobiliario conocido en España. Es un trozo simbólico del Valladolid más imponente y, a la vez, de las historias cotidianas. El entorno de San Pablo sirvió de plató de rodajes para Orson Welles y series recientes como Memento Mori

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Alicia Calvo
Valladolid

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Dicen que el creador de Juego de Tronos , George R. R. Martin , tuvo un vacío creativo en su legendaria historia que terminó televisada. Si se hubiera desplazado a Valladolid, como sí hizo ese talento único que fue Orson Welles , más concretamente a la zona de San Pablo , tal vez se hubiera bloqueado, pero no por falta de inspiración, sino porque la realidad histórica siempre va más allá que la ficción con dragones y esas cosas. Ningún especialista a golpe de ordenador hubiera creado algo tan espectacular como la fachada de San Pablo. Icluso después del incendio que sufrió en 1968, sobrevivió como afirmándose contra el desarrollismo que tantos bellos edificios se llevó de calle.

Contemplar su frontispicio resume en un capítulo el auge y caída de un imperio que dominó el mundo conocido. Y como en todo imperio, luces y sombras van de la mano. No cabe sorprenderse entonces de que su grandiosa apariencia fuera impulsada por el Duque de Lerma, uno de los cortesanos más corruptos de todos los tiempos, pero también inteligente y laborioso y que dejó a su paso la planta de lo que hoy se conoce como San Pablo y su entorno.

Es el barrio cortesano -sin ser un barrio exactamente como tal, sino más bien una «demarcación estadística» delimitada por el Ayuntamiento -, el de los palacios, el de los rodajes, el de la Corte, del poder, de las postales de la ciudad, de la Historia con la H bien mayúscula, el de los Austrias, y también el del primer gran especulador inmobiliario conocido en España. El de los asuntos de jueces (hoy), de reyes (antaño), de aposentos y chascarrillos reales, y a la vez el de uno de los institutos de educación secundaria más antiguos del país (el Zorrilla) , el del debate que trenzó las primeras mimbres de los derechos humanos  (1.550 y 1.551), el del hogar de uno de los escritores exponentes del Romanticismo... El recorrido más concentrado de la identidad de Valladolid en el devenir de los siglos: San Pablo y sus alrededores. Desde aquí se dirigió el mundo. Y en más de una época.

Digamos que más que Juego de Tronos , la adaptación vallisoletana debería titularse algo así como ‘Juego de Cortes’ . He aquí la sinopsis del posible episodio piloto: Francisco de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma, nacido en Tordesillas, asciende con suma habilidad hasta convertirse en el valido de Felipe III , un hombre atribulado por el legado de su padre, tan vasto como lleno de conflictos. No le costó mucho al consejero principal convencer al regente de un cambio de aires de la Corte. Previamente, había tejido sus redes para comprar los terrenos que poco valían en la ciudad vallisoletana en la que esta iba a asentarse, con todos sus funcionarios, cortesanos y cortesanas, nobleza correveidile y cualquiera que aspirara a un favor en la misma. Y los vendió a precio de oro cuando se realizó el traslado.  Seis años después (en 1606), convenció de nuevo al regente para regresar a Madrid, habiendo adquirido a la baja los inmuebles madrileños vacíos por la mudanza y ahora de nuevo reclamados. La cosa se descubrió, pero, en un nuevo giro, el Duque, para no colgar de una soga, se colgó unos hábitos religiosos y perpetuó su último fraude: el de decir a los demás lo que estaba bien y mal para obtener la gracia de Dios. No digan que no sería posible que uno o varios lobos de Wall Street dieran algo de calderilla para ver una serie de tanta belleza (según su punto de vista, claro). 

Aunque, eso sí, esos personajes no suelen tener las inquietudes de los artistas, como bien los plasmó Orson Welles en Ciudadano Kane , a cuyo talento no escapó Valladolid.  Welles se quedó prendado de esta zona de la capital vallisoletana y la utilizó como localización en una cinta. Gracias a su cultura y a su amor por España, resolvió en 1954 que el enigmático personaje de Mr. Arkadin tuviera como residencia-palacio el Alcázar de Segovia y el supuesto interior de ese lugar sería el claustro del Colegio de San Gregorio de Valladolid . Algunas anécdotas del rodaje las refleja el historiador Clemente de Pablos en su libro ‘Orson Welles y el Museo Nacional de Escultura. La Controversia de Valladolid’, como las juergas de los extras, sin quitarse sus disfraces de época, en el antiguo barrio chino en torno a la cercana calle Padilla.  Hay infinidad de documentales sobre el mundo del cine con mucha menos enjundia.

Y sin salir del Colegio de San Gregorio, allí tuvo lugar la famosa Controversia de Valladolid , en donde Fray Bartolomé de las Casas denunció los abusos del Imperio en las Indias, y fue objeto de una excelente película… francesa. Y qué decir de que allí está el Museo Nacional de Escultura, con toda su riqueza artística que se complementa con la magnífica Casa del Sol y sus reproducciones al final de Cadenas de San Gregorio. 

El Ayuntamiento de Valladolid pone los límites a esta zona , la de San Pablo, en el abandonado Colegio El Salvador , por un lado; en la calle Padilla , por otro; una parte pequeñita de Ramón y Cajal , las calles Prado, Piedad, Marqués del Duero e incluye también el entorno de San Martín y Angustias .

En cierta medida, como si fuera un plató no desmontado, en la actualidad San Pablo refleja en ciertos aspectos lo que fue una Corte, su conjunto de poderes espirituales y terrenales y su ‘caché’ señorial, incluso cuando la Corte ya no estaba allí. La casa Zorrilla espera las cámaras y el guion de la vida del poeta que nunca renunció al romanticismo, incluso cuando pasó de moda. Cerca, el Teatro Calderón , uno de los más importantes de Europa, ahora sede de la Seminci (de nuevo cine). Una disrupción literaria entre el orden ( la comisaría de la calle Fray Luis de Granada ) y el edificio de los nuevos juzgados (ya viejos en cuanto a capacidad) de Angustias que, a su vez, tiene enfrente el imponente Palacio de Justicia con sus enormes alturas de techos, sus salas de madera y sus suelos de mármol, que anticipan la gravedad de los muchos años de cárcel que se deciden para el que entra allí como acusado. Un reality apasionante desaprovechado. 

Bien es cierto que algo se aprovecha, aunque sea para la ficción. El antiguo colegio de El Salvador , ese donde se proyecta la unificación de las sedes judiciales –la eterna Ciudad de la Justicia prometida por unos y otros gobiernos– se ha disfrazado de comisaría para la serie Memento Mori recientemente grabada en la ciudad. En San Pablo se filmaron también algunas escenas de la serie documental ‘Carlos V: Los caminos del Emperador’ . Sin embargo, en el terreno de la realidad, sigue sin resolverse quién instigó el asesinato de un soldado francés de guardia en San Pablo , cuando era convento, durante la ocupación napoleónica y cuyas represalias hicieron temblar a Valladolid.

Hay más palacios por metro cuadrado que en otras partes de la capital vallisoletana. De frente a San Pablo, el Palacio Real que fue residencia temporal de distintos monarcas ( Carlos I, Felipe II y Felipe III ), allí nacieron Felipe IV y Ana de Austria, y alojó a personalidades de muy diversa índole como Santa Teresa de Jesús o Napoleón Bonaparte. A un lado de San Pablo, esquina con Angustias, también el de Pimentel , que acoge la sede de la Diputación y conserva aquella ventana lateral por la que cuentan que querían sacar a Felipe II para que lo bautizaran en la majestuosa iglesia de San Pablo, en vez de en la cercana San Martín .

Un paseo por todas esas calles revela al viandante un paisaje que combina la amplitud de la calle Cadenas de San Gregorio , con retazos de obras de arte a cada paso, con el ajetreo de su casi paralela Torrecilla, una vía que viene a ser la muestra de un barrio en sí, con sus comercios, casas y bares. En ella cada día suben la persiana la administración de lotería, la joyería de Óscar, la tienda de fotos de Guillermo, el bazar oriental, la carnicería de José María, la mítica Asklepios , un puñado de bares y comercios más... Comunicadas ambas vías por un pequeño pasadizo donde antes atendía uno de los templos de la música clásica, Mastropiero , y hoy le sustituye una librería de viejo. Un pasadizo en el tiempo sin necesidad de efectos especiales. La realidad, de nuevo, los supera.

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