Diario de Valladolid

Barrio a Barrio

El barrio de Valladolid que acogió a los mejores artesanos

En las viviendas de la Plaza y de sus calles aledañas, donde se encuentra la salida de Valladolid hacia la carretera de Tudela y Soria, vivieron multitud de familias que trabajaron en los talleres construidos para dedicar el tiempo a sus diversos oficios y obtener el beneficio que les permitió salir adelante en unos años muy duros

Construcción de edificio de viviendas en la plaza Circular 1973

Construcción de edificio de viviendas en la plaza Circular 1973

Publicado por
Javier Álamo
Valladolid

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La Circular cuenta en el barrio con una plaza repleta de calles. El tráfico es intenso desde primera hora de la mañana y se acentúa a medida que pasan las horas. La congestión alcanza su momento álgido poco antes de mediodía. Los carriles de salida y entrada de la carretera de Soria se quedan pequeños para albergar el tránsito continuo de coches, furgonetas y autobuses. Resulta obvio decir que los conductores que busquen aparcamiento en cualquiera de las calles debe armarse de paciencia. Y el panorama no pinta bien porque es complicado encontrar una zona que facilite la construcción de un aparcamiento subtérraneo, la principal reivindicación de muchos barrios de la capital vallisoletana.

Uno de los accesos a la plaza Circular está en la calle Tudela, sin duda uno de los grandes pulmones del barrio. Entre los primeros habitantes del barrio destacaban familias que se dedicaban a diversos oficios como herreros, zapateros, artesanos... Muchos de ellos fabricaban diversos materiales destinados al ferrocarril. En sus talleres construían las piezas reclamadas para ir mejorando la compleja infraestructura ferroviaria. También se asentaron en la calle Tudela trabajadores que se dedicaban a la industria textil. Si en otros barrios de Valladolid muchos de sus vecinos llegaron procedentes de los pueblos en busca de trabajo, los habitantes de la Circular tenían asegurado el oficio y el beneficio. Los encargos eran numerosos y la actividad resultaba incesante. 

La circulación ya era densa en esa zona muchos años atrás porque estamos hablando de la carretera que conducía a Tudela de Duero y a Soria.  Eran otros tiempos. No había autovías ni por asomo y el estado de las carreteras era muy precario en la mayoría de los tramos de salida.

No ha habido grandes transformaciones en la Circular. Algunos propietarios de establecimientos que abrieron sus puertas en la plaza hace más de 30 años coinciden al señalar que se han llevado a cabo las mejoras básicas que aprueba el Ayuntamiento en los diferentes barrios. En la plaza y aledaños permanecen abiertos, entre otros negocios, una tienda de frutos secos, Carlos, que  hace 35 años sustituyó a la churrería ubicada al final de la calle Tudela, esquina con la propia Plaza. Muy cerca de esta tienda se encuentra la farmacia Crespo, regentada por varios generaciones de la misma familia . Primero estuvo ubicada junto al Puente Mayor, cuando la impulsó el abuelo, farmacéutico y dentista, después se encargó de ella el padre y ahora la saga continúa y son dos hijas quienes se encuentran al frente del negocio. Casi 40 años contemplan esta farmacia.

También es veterano en la zona el propietario del quiosco, Javi. Allí lleva instalado más de cuatro décadas y allí sigue vendiendo periódicos, chucherías y multitud de productos. Hay un denominador común en la plaza y en todo el barrio y es que allí reside una población envejecida. Los propietarios de los establecimientos conocen desde hace muchos años a estos vecinos, en su mayoría jubilados. En la Circular se asentaron cuando formaron sus familias, mientras los hijos marcharon de Valladolid con el paso de los años para continuar sus estudios en otras ciudades o para comenzar su etapa laboral. Es otra característica de la Circular. De hecho, los vecinos lamentan la desaparición del Policía de barrio, como ha ocurrido en prácticamente toda la ciudad, pero no echan en falta una pista polideportiva o un parque como zona de encuentro. Son mayoría aplastante los residentes que ya finalizaron su etapa laboral y los jóvenes que viven allí pasan muy pocas horas en sus hogares. La Circular no es el barrio de una gran ciudad pero sus inquilinos más jóvenes sólo están en ella para dormir.

Falta esa juventud que aporte más vida al barrio. Sólo hay un colegio de Educación Infantil y Primaria, San Fernando. No muy lejos de la Circular, en dirección a la Plaza de Santa Cruz, se encuentra el Instituto La Merced. No hay reclamo alguna para demandar más plazas escolares por la sencilla razón de que los jóvenes ya tomaron tiempo atrás la decisión de abandonar el barrio.  

En la división de la ciudad por distritos y zonas, la Circular incluye las calles Labradores, Don Sancho, Santa Lucía, Nicasio Pérez, Unión y Estación, así como la Plaza de la Cruz Verde. Muy cerca se encuentran la Plaza de San Juan y los Vadillos. Como resulta habitual, siempre surgen las dudas y los debates en torno al nacimiento de las personas que alcanzaron mayor relevancia y que dieron más protagonismo al barrio. Es el caso del bailarín Vicente Escudero, que da nombre a la Asociación de Vecinos presidida por Jesús Ángel Valverde . También el Centro Cívico lleva su nombre, del mismo modo que el Ayuntamiento colocó una placa en el barrio en la casa donde nació. 

Otro ciudadano ilustre de la Circular fue Nicasio Pérez, quien llegó a ser alcalde de la zona en los años en los que las ciudades contaban con la máxima autoridad y cada barrio tenía un dirigente que era quien se encargaba de trasladar al Consistorio las necesidades.

Nicasio, sastre y propietario de una tienda de trajes, llevó a cabo una destacada labor en los duros años de la peste y el tifus. A su trabajo incansable para ayudar a quienes más lo necesitaban hay que añadir su faceta emprendedora ya que puso en marcha diferentes actividades de ámbito cultural que reunían a vecinos del barrio de todas las edades para realizar actuaciones de teatro.   

ADIÓS A LOS CLARETIANOS

En la Plaza Circular permanece la iglesia de los Claretianos , que cerró sus puertas al culto el pasado verano. Los religiosos del Padre Claret pusieron fin a su larga etapa en Valladolid y ahora los vecinos acuden a las cercanas iglesias de San Juan, San Andrés y Santa Micaela.

Es otro inconveniente para las personas de avanzada edad. Los feligreses acudían a diario a los Claretianos  y desde el año pasado buscan otros retiros para asistir a misa. El barrio envejece, los vecinos más jóvenes se marcharon, y lo siguen haciendo, para labrarse el futuro lejos de Valladolid y la asociación lamenta los tristes episodios de personas que vivían solas y fueron encontradas sin vida en sus domicilios, muchas veces tras las alertas de familiares y conocidos, preocupados por no tener noticias suyas.

En la Circular residen ciudadanos de numerosos países y la convivencia no puede ser mejor. Muchos vecinos reclaman un mejor servicio de limpieza ya que consideran que muchas zonas del barrio parecen abandonadas pero jamás ha habido quejas vecinales. Muchos de los emigrantes llegados a la ciudad abrieron en las calles y en la propia plaza diversas tiendas que continúan abasteciendo a este barrio de artesanos.

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