Diario de Valladolid

La ONU encumbra Valladolid como cuna de los Derechos Humanos

La Organización conmemora en la ciudad sus emblemáticos 75 años con una muestra de Gabarrón

Gabarrón ante una de las piezas de  ‘El mar que yo conozco’. Arriba, a la izquierda, una barca más pequeña de la misma obra. J.M. LOSTAU

Gabarrón ante una de las piezas de ‘El mar que yo conozco’. Arriba, a la izquierda, una barca más pequeña de la misma obra. J.M. LOSTAU

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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Central Park, Nueva York, 2015. En su corazón aparece una colosal esfera. La componen 1.600 cristales, tiene seis metros de diámetro y una cadena de figuras humanas la rodea. Como si el planeta Solaris, de la novela de Stanislaw Lem, hubiera aterrizado. Como si la Esfera de Michael Crichton hubiera emergido. Igual que esas dos superficies curvas, plantea un misterio y un mensaje. Solo que esta ha sido concebida en la Tierra. 

Plaza de San Pablo, Valladolid, 2020. La esfera aparecerá de nuevo el 24 de octubre, cinco años después, y con ella su misterio.

Cuando uno contemple su reflejo no podrá admirarse por completo. Da igual cuánto se mueva, si se agacha tras la espiral formada por el grupo escultórico tomado de la mano que la envuelve o si busca una perspectiva distinta al abrigo del Palacio de Pimentel. Su proyección se fundirá a través del color con la de quien tenga alrededor.

Este ‘Universo de luz’ es la obra más monumental de la exposición de Cristóbal Gabarrón (Mula, Murcia, 1945) que conmemorará en Valladolid los emblemáticos 75 años de la ONU. Su mensaje, «la diversidad y la unión».

Está pensada «como un canto al respeto a las ideas de cualquier persona. Una reflexión de que todos los puntos de vista importan». Aquello de que «todo depende del cristal con que se mire, de que el arte es poliédrico y de que unidos somos más fuertes e iremos a mejor», reconoce el propio artista. 

Tras Nueva York, Ginebra, Amsterdam y Bruselas... Valladolid. La Organización de Naciones Unidas escoge la capital vallisoletana para celebrar su efeméride por formar parte de un hito para la Humanidad: fue de alguna manera su germen al acoger el primer debate universal sobre los Derechos Humanos, la llamada Controversia de Valladolid.

Por esta implicación, la Organización despliega en la ciudad –en el interior y exterior del Museo Patio Herreriano y en los alrededores de la iglesia de San Pablo – la exposición ‘Cristóbal Gabarrón. Un humanista del color 207520/ Retrospectiva’. 

Todo fue provocado por Bartolomé de las Casas, fraile dominico, teólogo y filósofo, que regresó de las Américas conquistadas por los españoles horrorizado por las atrocidades que presenció y que denunció sin tapujos. Causó tal revuelo que propició un debate histórico sobre si los indígenas eran o no seres humanos inferiores.

La discusión transcurrió entre 1550 y 1551 en la capilla del vallisoletano Colegio de San Gregorio. Allí se enfrentaron los mejores intelectos de la época. Tal vez, De las Casas no ganó al completo –su figura sigue siendo discutida– pero desde entonces cualquier tipo de barbarie ya no goza de impunidad moral.

Este triunfo del pasado conduce ahora a la ONU a escoger esta ciudad frente a cualquier otra. 

El arte conceptual de Gabarrón regresará así el 24 de octubre a la tierra en la que creció, con motivo de aquel mismo día de 1945 en el que, sobre los rescoldos de la Segunda Guerra Mundial, se fundaron las Naciones Unidas. 

La ingente esfera rodeada de 75 esculturas, una por cada año de la Organización , invitará al público a unirse y comprometerse con su cadena humana «de diversidad y solidaridad», a pocos metros del escenario de la célebre Controversia de Valladolid. 

El diálogo con el imponente frontal de San Pablo resulta inevitable. Una ONU antiimperialista frente a uno de los más contundentes legados artísticos de cuando fuimos un imperio.

Gabarrón reconoce este contraste como «un reto inmenso y bonito». «Es una de las fachadas más hermosas del mundo. Tanto por su arquitectura como por esa historia que esconde. Me llevó mucho trabajo ver cómo encajaba mi obra en el lugar. Es una especie de túnel del tiempo. Lo que había antes y lo de ahora. Lo contemporáneo junto a lo antiguo y que surjan las preguntas».

Con esta creación, que presentó el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, un lustro atrás en Nueva York, persigue mostrar a los ojos del mundo, sobre todo de los niños –por tener una mirada despojada de prejuicios– «los principios que sustentan las Naciones Unidas: paz, tolerancia, responsabilidad, educación, cultura, desarrollo sostenible, convivencia...»

Sirve a la vez de recordatorio. «Una forma, a través de la cultura, de resaltar algo impresionante y no conocido por todos, que Valladolid está en la vanguardia de los Derechos Humanos», relata Cristóbal Gabarrón. 

Su intención con la muestra, comisariada por Miguel Ángel Zalama , reside en «sumar» a una organización con la que empezó a colaborar en 1986. Suyo fue el diseño del sello que celebraba el Año Internacional de la Paz. 

En esa época profundizó «en la parte social del arte». Se alejó de los espacios comerciales para volcarse hacia los abiertos y públicos y «llegar a la mayor gente posible».  Fue entonces cuando definió su «propósito»: emplear el lenguaje que conoce, mostrar «lo que siente y no lo que ve», a través de esculturas, pinturas, murales y otras creaciones más íntimas con las que «transmitir valores, invitar a la reflexión e intentar contribuir a dignificar la sociedad».

¿Cómo se consigue? «Difícil». Convencido de que el resultado final «lo juzgará la Historia, que será quien demuestre si ha servido para algo», sí sabe por dónde quiere empezar. «Por los niños. Los niños crean cosas nuevas. Cuando dejas libre su creatividad hacen cosas maravillosas». 

De ahí que los talleres infantiles y los encuentros científicos juveniles formen parte del proyecto expositivo. «No se enseñan los Derechos Humanos en la escuela y deberían. ¿Cómo se va a defender algo que no se conoce?», arguye el creador de Mula, que opina que «a diario se conculcan estos derechos en el mundo». 

«Hay problemas cada día, el mismo Covid ha generado un cambio mundial tremendo, pero para resolver los problemas globalizados hacen falta esfuerzos globalizados. Voluntades globales. Hay errores, pero lo importante es que la ONU acompaña y que tiene un futuro muy importante por delante».

Representantes de la organización mundial vendrán a la inauguración de una exposición que promueven o con la que colaboran distintas entidades como el Ayuntamiento de Valladolid, el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Fundación Frontera del Conocimiento, Naciones Unidas Centro Regional de Información en Bruselas, la Fundación Gabarrón y el propio Museo Patio Herreriano.

Sobre las reticencias del director del museo, Javier Hontoria , a incluir esta exposición en su programación, Gabarrón afirma que «todo el mundo tiene derecho a decir lo que piense y que cada uno es responsable de sus palabras». Considera que es «una polémica falsa, una cosa menor».

Si en San Pablo se podrá interactuar con la obra, en el Herreriano también habrá espacio para el ‘tú a tú’ gracias a los ganchos estilísticos del artista . «Investigo en el arte híbrido, en materiales con la luz y con el color y en el vacío que producen las masas sólidas en las esculturas, en las tres dimensiones». 

Tras la bienvenida en el exterior de una inmensa obra de granito policromado (‘Lo esencial Visible 2’), un panel interactivo propondrá entablar «la conversación más grande del mundo». Una encuesta en la que sugerir al secretario general de la ONU «cómo lograr un mundo mejor y más justo en 2045», cuando se cumplirá el centenario de la Organización. 

En esa misma sala, dedicada a la relación entre Gabarrón y la ONU con una retrospectiva desde el 86 hasta la actualidad, conviven una treintena de obras que expresan otros tantos artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Les acompaña un retrato de Mahatma Gandhi que rompe con la claridad con la que suele representarse. «A través de una línea, juego con sus partes más abstractas y lo planteo en negro. La principal tragedia e incongruencia es que defendió durante su vida la no violencia y es la violencia la que acaba con él», comenta Gabarrón. 

Aparecen en el lienzo tres pequeñas notas de color «como un elemento de salvación espiritual de cualquier persona que cree en algo y es capaz de morir por ello».

Esta obra encargada por el Gobierno indio lleva por nombre ‘La cabeza del gigante’ y conmemora el 150 aniversario del nacimiento de Gandhi . Antes, se presentará en la embajada de la India en Madrid el 1 de octubre. 

La exposición contiene obra del autor –que también celebra 75 años– no vinculada a la ONU.  Bajo el epígrafe ‘Gabarrón, entre la tierra y el mar’ otra sala acoge una instalación compuesta por varias barcas. La composición comienza con piezas de gran tamaño, una especie de patera que se lanza al mar confeccionada con humildes materiales recogidos por él, y van menguando hasta una diminuta barca en la que sus tres ocupantes aparecen ahorcados. «El mar en general es una transmisión de cultura, de comunicación. Un intercambio. Reflejo lo que pasa con las pateras. Muestro la historia al revés. Historias de injusticia social hasta acabar en el siglo XVI. No los tiraban al mar, los ahorcaban».

Parece un final terrible, pero también es el principio de la conciencia que prendió en hombres como Bartolomé de las Casas. «Pese a todo, algo hemos avanzado», afirma Gabarrón.

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