Diario de Valladolid

Acordes de terapia

La Escuela Municipal de Música y el Río Hortega de Valladolid ponen en marcha la iniciativa #UCISonora para aportar entretenimiento y mejorar la estancia de los pacientes en la Unidad de Cuidados Intensivos del centro

Uno de los pacientes de la UCI escucha el concierto celebrado el pasado viernes en el Río Hortega .-J.M. LOSTAU

Uno de los pacientes de la UCI escucha el concierto celebrado el pasado viernes en el Río Hortega .-J.M. LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

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No es música para entretener sin más, son acordes con un motivo de peso. Cómplices que salen de todo tipo de instrumentos para enterrar el dolor que se esconde detrás de cada puerta, en cada cama... Experiencias traumáticas, enfermedades fruto de un azar doloroso, patologías sin vuelta atrás, accidentes que te cambian la vida y la de tu entorno y dolencias que alteran la rutina y alejan una realidad que tranquiliza.

Diagnósticos que te conducen a un lugar frío y hostil: el hospital. Allí, un olor penetrante, diferente y particular golpea una y otra vez tu olfato. Sabes donde estás. A este aroma tan particular se suma un ejército de médicos, enfermeras y personal sanitario ataviado con sus particulares ropajes blancos que a veces se convierten en verdes o azules si acaban de salir del quirófano. En determinadas áreas incluso no se les ven ni sus manos ni su boca. Utilizan estos escudos para protegerse a la vez que blindan a la persona que tienen enfrente.

Una estampa –y también una estancia– que nadie quiere ver y mucho menos vivir. Sin embargo, no es una opción, es una situación que golpea sin que podamos hacer nada. Quizá algún día nos despertaremos rodeados de cables, no sabremos el motivo (o sí) de encontrarnos en esa circunstancia. Pasará (o no) y la impotencia se apoderará de nosotros y nos preguntaremos: ¿Y si engañamos a nuestros sentidos y les hacemos creer que estamos en un lugar agradable y confortable, rodeados de amigos? Tal vez se vayan nuestros malos recuerdos y podamos navegar entre vivencias positivas.

Eso es lo que intenta el tándem formado por la Escuela Municipal de Música Mariano de las Heras del Ayuntamiento de Valladolid y la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, que puso en marcha hace unas semanas la iniciativa #UCISonora que tiene como objetivo aportar entretenimiento y mejorar la estancia en el hospital.

«Humanizar a través de la música, amenizando la estancia de los pacientes que se encuentran en situación de aislamiento por las diferentes patologías críticas que padecen», explica Javier Alonso, director técnico de la escuela, quien avanza que la actividad está planteada para realizarla durante este curso dependiendo de la evaluación y recomendación que hagan los médicos.

¿Cómo surgió la idea? Según cuenta, los especialistas de la UCI se pusieron en contacto con la escuela. «Aceptamos gustosamente la propuesta», comenta con una gran sonrisa, antes de agregar que están «agradecidos» por la gran acogida que ha tenido el servicio en la ciudadanía, llegando a ser «uno de los centros más grandes» del panorama nacional con más de 1.600 alumnos matriculados.

Con esta aventura que arrancaron en diciembre quisieron «devolver» a la sociedad lo que siempre les ha proporcionado. «¡Qué mejor manera de hacerlo que colaborando con la UCI del Río Hortega!».

Dicho y hecho. Alimentan con sus acordes a los enfermos. Y lo hacen con un repertorio bastante variado, que busca hacer pasar «un buen rato» a los pacientes. Los pasillos durante unas horas se convierten en escenarios improvisados en los que se puede escuchar desde bandas sonoras de películas como Desayuno con diamantes o Amélie, pasando por obras clásicas hasta boleros o canciones actuales. Todo depende del profesorado que asista a cada uno de los conciertos, que tienen una duración de entre 20 y 30 minutos. En ellos se pueden escuchar las siguientes combinaciones: piano y flauta travesera, piano y saxofón, piano solo, guitarra y voz, acordeón y flauta travesera y guitarra sola, entre otros.

Alonso subraya que las obras se seleccionan en función de la edad de las personas que están en la unidad. Son muchas las anécdotas que han vivido en estos días. Pero hay una que se les ha clavado en lo más profundo del corazón. «Una de la pacientes que estaba sin intubar se arrancó a cantar con voz temblorosa el bolero Historia de una amor», relata emocionado por poder despertar todos esos sentimientos en personas que no están pasando los mejores momentos de su vida. Y es que ese bolero es una canción de despedida, un epitafio, un intenso recuerdo de una mujer que había partido para siempre.

El director técnico de la Escuela Municipal de Música Mariano de las Heras deja claro que estos conciertos «no se realizan como una sesión de musicoterapia», se llevan a cabo con la única meta de entretener, «de hacer más llevadera» la estancia en la unidad. «Hay que tener en cuenta que algunas de estas personas pueden pasar grandes temporadas aisladas», apostilla.

Cada 15 días se presentan ante este público tan especial. 16 personas con diferentes patologías abren sus orejas para asistir a este particular evento. Una cita que no actúa como una medicina alternativa, tampoco sustituye ningún recurso médico, simplemente se integra en la rutina hospitalaria de los viernes por la mañana y los sábados por la tarde de algunas semanas para crear un entorno mejor para los enfermos, los familiares y los sanitarios. En conjunto forman parte de un ecosistema que rompe los tintes aburridos y monótonos y se deja llevar por un sonido agradable que brota de dos músicos. En cada sesión intervienen dos alumnos. Tocan en el centro de la sala y los boxes se abren durante la actuación para que sus habitantes lo perciban con claridad. Los que pueden estar en contacto con otras personas, salen de sus habitaciones para vivir en butacas premium una actividad que no se ve todos los días.

Ponerse detrás de estos micrófonos les da mucho. «Solo pretendemos devolver a la sociedad lo que nos ha dado. Para muchos de nosotros que, en ocasiones, podemos encontrarnos perdidos profesionalmente, ha resultado ser una de las motivaciones más importantes en nuestra carrera profesional», incide Javier Alonso para, a renglón seguido, destacar que es como pasar de «amenizar a ayudar» con la música.

Es la primera vez que la Escuela Municipal de Música Mariano de las Heras sube el telón en el hospital, si bien no es la primera vez que utiliza su saber hacer para ir más allá. De hecho, presume de que es «pionera» en la inclusión de alumnado con necesidades educativas especiales. «Se realizan sesiones de musicoterapia contando con casi medio centenar de estudiantes con autismo, discapacidad motora, sensorial, enfermedades raras..., por lo que conocemos de primera mano el beneficio de la música en las personas», expone.

SOBRELLEVAR SU ESTANCIA

«La UCI es un lugar en el que pasan miedo, se siente solos... Dentro de las estrategias que hemos diseñado, la música tiene un lugar importante y se ha visto que contribuye a mejorar la estancia de los pacientes críticos». Así resume Marta García, médico especialista y representante del grupo de Humanización de la UCI, el objetivo de esta iniciativa.

La idea es separarlos de la «rutina hostil» de la unidad. «Escuchar conciertos les entretiene, les calma un rato y dejan de pensar en lo que les pasa. Les permite sentir todo lo que la música nos hace sentir a cada uno», apunta García, quien agrega que muchos se quedan tranquilos al escucharlo. No solo se lo dicen, lo ven en sus constantes.

Tantos aspectos positivos tiene este proyecto que una de las pacientes que está intubada y con respirador pidió una pizarra y durante la actuación escribió: «¡Otra, otra!». No es el único momento mágico que crean los acordes en el hospital. Son bastantes los que les piden que giren sus camas para poderles ver mejor.

«Hay que darse cuenta de que hay pacientes conscientes que pasan días, semanas y meses entre cuatro paredes, día y noche. Cualquier cosa que les haga contactar con la vida real les da un chorro de esperanza y de alivio», cuenta con una gran sonrisa. Además, no solo alivia a estos enfermos, también lo hace con aquellos que tienen alguna sedación. «Se ha visto que puede ayudarles a mejorar», declara la representante del grupo de Humanización de la Unidad de Cuidados Intensivos.

Es tanto lo que les llena el alma, que los pacientes saben cuándo hay concierto y se muestran «contentos» las horas previas. Y es que les transmite mucha tranquilidad. Por ello, según confirma, todos sin excepción lo agradecen y hay pacientes que se emocionan mucho.

De cara al futuro, Marta García quiere que esta idea siga y evolucione. Avanza que ya están preparando un proyecto de musicoterapia para, «no solo entretener sino mejorar determinados aspectos médicos» en la UCI.

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