Diario de Valladolid

Crédito indefinido si es para alimentación infantil

Un programa de la Diputación facilita ‘tarjetas de compra’ a 92 niños de familias vulnerables para paliar el cierre de comedores escolares

Una persona paga una compra de productos de alimentación con una tarjeta de crédito.

Una persona paga una compra de productos de alimentación con una tarjeta de crédito.-EL MUNDO

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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No sólo hay que ayudar cuando alguien lo necesita, sino también saber hacerlo. Eso pasa por la discreción, para que las personas que un día atravesaron una situación vulnerable no sientan herida su dignidad. Por eso se inventaron las ‘tarjetas de compra’ del programa que lideran la Diputación, Cruz Roja y Cáritas. Con ellas, las familias adquieren los alimentos necesarios sin que el comerciante sepa que están siendo ayudadas a la hora de pagar.

Es un plan que se viene repitiendo desde 2016. Así, por tercera vez, la Diputación ha puesto en marcha este programa de alimentación, dirigido a los niños y niñas de la provincia en situación de vulnerabilidad. El objetivo es garantizar una alimentación equilibrada a los escolares del medio rural, pertenecientes a familias con bajos ingresos, o bien en riesgo de pobreza durante el periodo estival, teniendo en cuenta lo que para ellas puede significar un verdadero problema: el cierre de los comedores escolares.

En una primera etapa, el servicio se organizó a través del programa de Comida a Domicilio, que en el verano de 2016 llevó comida y cena adecuada a las características de edad, salud y culturales de 150 menores de 26 municipios de la provincia de Valladolid.

«Con el fin último de la mejora constante de la calidad de vida en los municipios del medio rural», informó ayer la Institución provincial, «con especial atención a la infancia y las personas de mayor vulnerabilidad, en diciembre de 2016 se amplió el plan a las vacaciones navideñas». La Diputación decidió ampliar los convenios ya existentes con las dos ONGs, para la atención de diversas situaciones de inclusión social.

El procedimiento, ya en esa ocasión, fue habilitar un sistema de tarjetas prepago y vales de compra, distribuidos por ambas entidades, para que las familias pudieran adquirir los alimentos directamente en las cadenas de alimentación. De esta manera se intenta evitar una posible estigmatización de los menores, ante la llegada a sus domicilios de los vehículos que repartían la comida a domicilio.

Prepago

De este reparto de tarjetas prepago se beneficiaron en 2017, en los tres periodos vacacionales de Semana Santa, verano y Navidad, 277 menores, con una inversión por parte de la Diputación de 46.716 euros.

«Para garantizar la eficiencia de la gestión y una correcta alimentación de los menores, una vez valorada la situación de necesidad por parte de los profesionales de los CEAS, se deriva cada caso a la entidad de reparto (Cáritas o Cruz Roja)», explicó la misma fuente. Estas entidades «antes de las vacaciones escolares, entregan a los progenitores una tarjeta prepago junto con un listado de productos básicos para que adquieran en los supermercados los alimentos que permitan garantizar una alimentación equilibrada y saludable». Los importes de las tarjetas varían en función de los menores de la unidad familiar y de las cuantías determinadas según el número de días vacacionales.

Tras finalizar, el pasado 23 de junio, el curso escolar, con el cierre de los comedores escolares, Cáritas y Cruz Roja han entregado, en una primera fase, tarjetas para que las familias afectadas puedan acceder a alimentación infantil durante el mes de julio y la última semana de junio. En esta primera fase son 92 los menores inscritos en el programa, llegando las tarjetas repartidas a un importe de 29.119 euros. Por zonas, el mayor número de tarjetas corresponde al CEAS de Íscar (30 tarjetas), seguido de los CEAS Pinoduero (12), Peñafiel (9), y Portillo (8 tarjetas).

El segundo periodo de entrega de tarjetas servirá para dar cobertura al mes de agosto y los primeros diez días de septiembre, hasta el comienzo del curso escolar previsto para el 11 de septiembre.

De esa manera, las entidades colaboradoras pueden comprobar, antes de la entrega de la segunda tarjeta, si se ha hecho una correcta utilización de la misma y si se han adquirido los productos apropiados a las características de los menores, según el listado de productos facilitados, «para garantizar la correcta alimentación de los niños y niñas de los pueblos de la provincia».

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